martes, 22 de junio de 2010

Opinión


Procu: Al cuarto para las doce
Edilberto Nava García
El hecho de que el gobernador del estado hasta ahora haya puesto los ojos en un buen profesional del derecho para el relevo casi extemporáneo en la procuraduría, tiene, por principio de cuentas, dos maneras de ver el proceder del jefe del poder ejecutivo. O carece el régimen de operadores políticos, o de plano la marcha del gobierno está inmersa en el importamadrismo.
Suponiendo lo primero, es tanto como aceptar al cien por ciento la opinión general de la burocracia, en el sentido de que Carlos Zeferino Torreblanca ha gobernado la entidad como si se tratara de una empresa privada, en la que se carece normalmente de sensibilidad para conducir la nave constitucional, porque lo que importa a los empresarios es acentuar la explotación para incrementar utilidades. Y, sinceramente, eso no es gobernar un pueblo, sino operar gananciosamente una minúscula parte del ente social. No hay pues, interés social, interés colectivo en la actuación gubernamental. Es decir, la falta de operadores políticos no se debe a un lapsus pendejus, a un descuido, sino parte del propósito fundamental de regir las acciones gubernamentales ciñéndose estrictamente a lo que es una empresa privada, de grupúsculo y hasta de facción.
Imaginando lo segundo, suena un tanto lógico, porque los grupos de corte empresarial, suelen carecer de sentimiento humano, ya que parten del principio que los capitales no tienen patria, sino intereses. Así, la cúpula gobernante en este momento y como ha sido a lo largo del periodo, sólo le interesa la fluidez del dinero y su acaparamiento, según el caso, en tanto que la marcha del gobierno es secundario, pues aparente o ficticio, la figura permanece y sea como sea, si al fin y al cabo, regular las relaciones sociales y políticas no son la prioridad, como tampoco son metas básicas del régimen la equidad ni la justicia. Ni la crisis económica ni la pobreza extrema los desvela.
Así de simple opina el grueso del entarimado social. y aún más, en lo político se está en la disyuntiva: o ya no es tiempo o todavía no es tiempo de hacer olas, ni desplantes ni de expresiones altisonantes contra el régimen.
En el ramo de justicia, desde el inicio surgió el desencanto. Aquel señor Eduardo Murrueta Urrutia, prestigioso postulante, de quien la procuraduría fue su contraste; no le llevaron, sino que él fue por su propio chocolate. En resumen, el señor nunca supo cómo operar la escala superior de la representación social y fue tanto como poner una espada en manos de un loco entre la multitud. Mas como a nadie del gobierno importa la marcha de éste, se mantuvo personificada la ineficacia y la visión pétrea en su sitio hasta que rodó por sí sola. Y eso no fue todo, sino para colmo de males, se improvisó a un encargado del sitial para empeorarlo mejor. Y ese es el tinte, el sello del importamadrismo.
¿Se acusará de calumnia? Quizá no, porque se han registrado hechos peores y como si aquí no pasara nada. Mejor dicho: aquí no pasa nada. Empero, y el nombramiento del nuevo procurador?
Algo parecido a la nada. Porque, ¿qué podrá hacer Sotelo Rosas al cuarto para las doce en esa procuraduría que cada día se parece más un monstruo? En las agencias continúan operando apartados de la ley y muy apegados a los billetes, salvo raras excepciones. La ministerial no da un paso si los querellantes no aportan el dinero para la gasolina, pero requisa armas si no hace efectiva la extorsión.
El ajetreo político se incrementará en breve. Tal vez en este rubro pueda hacer algo David Sotelo: o desaparece la fiscalía especializada para atorar a los actores políticos que suelen bloquear vialidades momentáneamente o bien la fortalece, porque el gobierno suele ser irrefrenable para maniatar y sepultar al adversario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.