miércoles, 7 de julio de 2010

Columnas

Apunte de lectura
La lectura alerta a los niños de los peligros.
¿Alguna vez has platicado con desconocidos? ¿Conoces la historia de una niña que lo hizo? Hace tiempo en una lejana aldea vivía una hermosa niña en compañía de su madre, como siempre llevaba puesta una caperuza roja, le decían…Caperucita. Un buen día en el camino a casa de su abuela se topó con el feroz lobo y, ¿qué crees que hizo?...¡Platicó con él! Si quieres saber que sucedió…Descúbrelo tú mismo leyendo en estas vacaciones en compañía de tus seres queridos.
«Los niños, y sobre todo las niñas, buenas, amables y bonitas, hacen muy mal en escuchar a cierta gente, y que no es extraño que el lobo se las coma. Y digo el lobo, pues no todos los lobos son del mismo tipo; los hay muy complacientes, que sin ruido y con buenos modales siguen a las jovencitas hasta sus casas y a todas partes. Pero, ¡ah!, sabed que esos lobos empalagosos son, de todos, los más peligrosos».
Esta advertencia te la hace Charles Perrault, en su cuento Caperucita Roja, -libro que forma parte de los acervos del Programa Nacional de Lectura- y quien por cierto es considerado el padre de los más populares cuentos europeos, y el primero en escribir para niños con una intención claramente educativa, en la que no trataba de endulzar los cuentos, sino que siempre los terminaba con una moraleja.
Y a propósito de esto, debemos tener presente, que las historias, incluyendo las de terror, ayudan a niños y niñas a explorar los peligros del mundo a un nivel simbólico, alentándolos a confiar en su sistema natural de comprensión,…sus propios instintos, porque van ampliando a través de la lectura sus experiencias.

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