viernes, 23 de julio de 2010

Columnas

Entre la verdad
y la ficcion
Jorge Luis Falcón Arévalo*

¿ACAPULCO, CUENTA CON PROTECCION CIVIL?
Prevención ante los desastres naturales ocasionados por tormentas: aprendamos la lección. Falta de meteorólogos calificados, principalmente en esta zona de Guerrero, que además es «golpeada» por estos fenómenos naturales, estamos en una alta zona de sismisidad. Y no se cuenta n con el equipo para detecta estos efectos naturales, menos con la asistencia de equipo humano y especializado para apoyar a los afectados en un siniestro. Falta capacitación y capacitares.
Existe una mala planeación y no utilizar la climatología, como base para seguir el curso de las tormentas tropicales, huracanes y ciclones. Solo basta recordar el Huracán «Paulina», que destrozó Acapulco; pero logró que muchos políticos que actualmente están en el servicio gubernamental, acrecentaran sus cuentas bancarias.
Desde hace 60 años, un grupo de científicos y líderes de la conservación de la naturaleza ha estado insistiendo en que debíamos respetar el cauce de los ríos evitando la construcción de presas y de habitaciones al márgen de ríos y riachuelos, sobre cerros arenosos, etc. Acapulco ha sido punto medular de esas observaciones.
Grupos de diversos científicos principalmente japoneses y estadounidenses han alertado a las autoridades guerrerenses acerca de los terremotos que se ciernen sobre esta franja; pero nada ha hecho por resolverlo culturalmente, lo esperan resolver política y económicamente, con las vidas de los muertos. Los corrompidos y mafiosos «politiquillos» no sólo los denigraron sino que también se ensañaron contra ellos; algunas como Digna Ochoa, fue asesinada; y, otros torturados y encarcelados. Los más, lejos del estado de Guerrero. Así como han destruido las carreras profesionales de los que no se dejaron corromper. Algunos líderes de la conservación de la naturaleza, conocidos internacionalmente, fueron asesinados por oponerse a esas políticas de «progreso» que sólo han hecho progresar las enormes fortunas de unos cuantos tramposos y diabólicos iluminattí, a los que no les importa si el planeta dejará de ser habitable en unos cuantos años más.
¿Vieron la reacción del presidente de Bristish Petroleum ante la inmensa fuga destructora de petróleo en el Golfo de México? Se fue de fiesta en su yate con sus amiguitos.
Para empezar La Unidad de Protección Civil en el la Ciudad y Puerto de Acapulco no cuenta con el personal competente, ni el equipo en cuestión para enfrentar las mínimas contingencias. ¿Dónde se tiene una escalera periférica, pese a que se cuenta con hoteles de más de 20 pisos, para en caso de un incendio socorrer a los huéspedes? ¡No la hay! Muchos menos un helicóptero para salvaguardar las vidas de éstos. Los principales centros comerciales y diversión de asistencia ciudadana, como edificios de gobierno, escuelas y unidades académicas universitarias, no cuentan con sistema de hidrantes. Menos en la zona de hospitales que a decir de los urbanistas, ésta se encuentra «ahorcada» por el inmenso tráfico que aún pese a los «dieses gubernamentales», no se le ha dado la fluidez vial que se requiere por norma internacional, por ser una zona de hospitales y de universitarios. ¿La seguridad y protección de la ciudadanía, en manos de quien está? ¡De un abogado!, de un estudiosos de las leyes, que pese a sus adoctrinamientos en estas lides de la seguridad, carece de la capacidad para lograr darle a la sociedad y visitantes la protección que se requiere.
¿Equipo de tanques de oxigeno? No existe, y el de los elementos de esa oficina, es escamoteado. Los impermeables, de tercer nivel de seguridad. Ambulancias, no están en condiciones para dar el servicio. Menos los carros de bomberos, ni las bombas de agua.
Aunque habrá de abrirse un paréntesis. Muchos de los elementos de esta corporación son llevados para mítines políticos o hacer traslado de muebles, actividades muy ajenas a su función valerosa y respetable.
La Ciudad capital, es fenómeno aparte, por la simulación de hidrantes que no conducen a ningún lado. Pues habrá de imaginarse el lector, ¿Cómo están las demás cabeceras municipales? Aunque hay algunas que cuentan con hombres y equipo con valor tesón.
Por ello, la Protección Civil, en Acapulco es un desastre, ante un mismo desastre.

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