lunes, 30 de agosto de 2010

Columnas

Entre la verdad y la ficción
EL DIABLO Y SUS SEGUIDORES.
A mi amigo Javier Galeana Cadena.
“La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”. -Francisco de Quevedo-
¿Cómo llegó a la diputación local Evodio Velázquez Aguirre?, preguntó un diablo a otro. Lo impusieron a ese tarado, contestó sin inmutarse, el de leviatán
Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, y la serpiente no pensaba desistir.
Huyo un día, y ella no desistía, dos días y nada...En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- No he tenido este precedente con nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar...
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No
- ¿Yo te hice algún mal?
- No
- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar.
Se han desatado las serpientes en contra del ometepequense Angel Heladio Aguirre Rivero.
¿Quién es María de la Luz Núñez Ramos? Es la esposa de Arturo Martínez Nateras, aquel que tiene mucho que responder a los familiares y hermanos de los muchachos sacrificados en el movimiento de 1968. María de la Luz, fue alcaldesa de Atoyac de Álvarez. ¡Ah!, dijo dios, asistente de lucifer. ¡Guácala de pollo!
“La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren”, de tal forma lo expresó Arthur Schopenhauer, al diablo de Chumy Chúmez ¡Ajá! Musito y dijo: “Si hubiera un solo hombre inmortal sería asesinado por los envidiosos”.
Caín mató a su hermano porque éste era bueno. La maldad que había en su corazón fue confrontada por la bondad de su hermano, y no lo pudo resistir. Eso mismo ocurrió con Jesús; su sola presencia molestaba a los fariseos hipócritas, quienes por envidia, lo llevaron a la cruz.
¿A dónde irá a parar Armando Ríos Piter? Vagará en el purgatorio de Dante, el castigo para los envidiosos era el de cerrar sus ojos y coserlos, porque habían recibido placer al ver a otros caer.
Los sabios del Talmúd llamaban a la envidia “Tzarut ayin”, “Estrechez de visión”. La envidia consiste en la incapacidad de reconocer la legitimidad del éxito y la felicidad del prójimo.
*El Talmud destaca: Quien es piadoso con los crueles acaba por ser cruel con los piadosos. Dios no castiga, se castigan solo los envidiosos.

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