martes, 7 de septiembre de 2010

Columna

Entre la verdad y la ficción
Jorge Luis Arevalo Falcon

LA POLÍTICA Y LA LEGISLACIÓN  FORESTALES.
La política se ocupa de determinar y expresar un plan de acción para el logro de un objetivo específico. Así, la política forestal se encarga del modo en que deberían manejarse los recursos forestales para cubrir las necesidades humanas y satisfacer las demandas de la sociedad en cuanto a los bienes y servicios que puede ofrecer la silvicultura, así como a los valores inmateriales que representan los árboles y los bosques.
La legislación tiene por objetivo orientar y controlar la actuación de los grupos e individuos con respecto a una política establecida. Las leyes y los reglamentos fijan incentivos para el cumplimiento de los objetivos de las políticas y sanciones para desalentar las actuaciones que se oponen a su consecución. También atribuyen a uno o varios organismos ejecutivos las responsabilidades de su aplicación.
En los últimos veinte años, la visión del papel de los bosques en la sociedad ha evolucionado y se ha ampliado enormemente; el planteamiento oficial, relativamente limitado, de los bosques como fuente de madera y como protección para los recursos hídricos de las tierras altas, ha sido cuestionado abiertamente en favor de un planteamiento que refleja de forma más completa la diversidad de oportunidades y exigencias, presentes y futuras, en relación con los bosques y sus recursos.
Ante estas circunstancias, en muchos países - tanto en desarrollo como desarrollados - se han criticado las políticas forestales y las legislaciones correspondientes, por su demora en reflejar el cambio de prioridades y en armonizar las diversas exigencias que pueden originar un conflicto de intereses.

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