martes, 15 de marzo de 2011

Columnas



Cosmos
Héctor Contreras Organista
El fin de semana pasado estuvieron de visita en Chilpancingo tres integrantes de Los Forcados, provenientes del estado de Hidalgo, particularmente de Tulancingo. Gracias a la amable intervención del maestro Fernando Méndez Salgado tuvimos oportunidad de platicar con ellos y acercarnos y conocer un poco de esa parte importante de la Fiesta Taurina.
Hemos observado en la llamada Fiesta Brava que hay un grupo de jóvenes valientes que se enfrentan al toro sin ningún utensilio, como en el caso de los toreros que usan la capa o los rejoneadores que montan caballos amaestrados y realizan suertes prodigiosas. En el caso de Los Forcados, se forman en fila frente al toro de lidia y se le enfrentan con el propósito de derribarlo. No siempre vencen los Forcados sino el toro y es cuando provienen los riesgos. Pero, bueno, ya lo decía aquél gran maestro Pepe Alameda: “El toreo no es graciosa huída sino apasionada entrega”.
Saludamos a Eduardo del Villar, Cabo del grupo de Forcados hidalguenses, cuenta con 23 años de edad de los cuales 7 años los ha dedicado a esa actividad. Aldo, más joven es hermano de Eduardo y también saludamos a Alfonso Lozano quien ha acompañado al grupo desde su nacimiento, y los tres coinciden en que Chilpancingo es una plaza importante para ellos, porque cada 25 de diciembre que actúan en la plaza de toros “Belizario Arteaga”, sienten, viven y se llevan el gran apoyo de los aficionados a la fiesta taurina.
Eduardo del Villar Zamacona nos ilustró explicándonos que Los Forcados es una tradición muy antigua que comenzó en la época de los reyes en Portugal. Su función era proteger al rey en las plazas de toros, en las corridas, de hecho eran miembros de la Guardia Real. Hubo un grupo de Forcados que ilustrados por un sacerdote de la Orden del Espíritu Santo les enseñó otra técnica de dominar a la bestia, sin necesidad de utilizar utensilios sino a cuerpo limpio, de ahí es donde toma las riendas el Forcado.
Posteriormente el primer grupo de Forcados que arribó al continente americano lo hizo en los Estados Unidos, en California. Fue en una colonia portuguesa donde se formaron los primeros grupos de Forcados. Hace aproximadamente medio siglo una familia de Portugal llegó a radicar al Distrito Federal y el hijo de un rejoneador portugués, que era Forcado, es quien formó el primer grupo, hace 32 años en la ciudad de México. De ese grupo parten todas las ramificaciones que actualmente actúan, son 15 grupos, en total.
El término Forcado literalmente no es aplicable a una persona. Es una vara. La guardia real tenía unas varas con un pedazo de cuña enfrente, que era con lo cual dominaban al astado, por medio de agarrarlo de los pitones. En las partidas de plaza se ve a los Forcados llevando unos palos, esos son los forcados. Por eso, en todo caso, los personajes a los que se les conoce como Forcados son Mozos de Forcados. Un cura desarrolló la técnica de “pegar” toros a cuerpo limpio y se parte plaza con la forca nada más para ilustras que los personajes son Mozo de Forcado, que en realidad es la vara o palo.
Aldo nos informó que se inició como Forcado en la plaza de Chilpancingo y por eso quiere mucho a nuestra ciudad, a nuestra gente. Detalló que la mayoría de los Forcados son jóvenes que estudian o trabajan. “Esto lo hacemos por gusto y aparte tenemos nuestra vida aparte, yo estudio diseño de animación”.
Alfonso nos comentó que se inició en esa actividad dos décadas atrás, a finales de los 80. Lo invitaron a participar los Forcados Mexicanos. “Lo mío fue una inquietud personal, porque en mi familia no hay un antecedente taurino. Cierta ocasión fue a ver a los forcados, de los que no tenía ni idea de lo que eran. De ahí empecé a investigar quiénes son esas personas que de manera tan diferente van al frente de un toro. Ahí le vino la inquietud. Comencé a participar con el grupo y hoy por hoy tengo el privilegio de estar con el grupo de Forcados Hidalguenses, que tiene raíces en el grupo de Forcados Mexicanos, pero con una sangre muy nueva, con muchas ganas de estar en el torno, con muchísima afición y es un privilegio poder estar acompañándolos en las diferentes plazas”.
Refirió que a mucha gente la mueve el morbo de ver qué es lo que pasa. Cómo es posible que alguien se pare enfrente de un toro y pueda llegar de alguna manera a consumar la pega, que es el hecho de llegar e inmovilizar al toro. La gente es muy apasionada. Se dice que su quehacer es llamada una “suerte incomprendida” porque es poco común. El rejoneador tiene el caballo, el torero a pie tiene la muleta o el capote, en tanto que el forcado es a cuerpo, “es entrega y pasión, ahí no hay engaño, es toreo de verdad”.
Sobre la vestimenta dijo que se compone de un barrete que se usa en la cabeza, la persona que va al frente del toro es la que porta el barrete. Toda la farda o ropa que visten es a la usanza portuguesa. Una chaquetilla, un saco corto, una faja, una corbata y una taleguilla, que es un pantalón a la altura de la rodilla con medias y zapatos para torear. Alfonso comentó que lo llamaron a un entrenamiento en lo que era un Cortjo, en Atizapan de los Azulejos, que ya no existe y no hubo el entrenamiento. De pronto se encuentra que está en Ecatepec, en una plaza portátil y partiendo plaza con Jorge de Jesús, el Glisson y “fue una locura para mí el poder participar sin haber entrenado”.
Los Forcados es un grupo de amigos, hay una frase que utilizan: “Un grupo de Forcados es un grupo donde lo primero que somos, somos amigos”. Ello los lleva a tener una meta en común: darle la cara al toro y poder consumar una pega. Como todo, tiene una técnica. Hay entrenamientos. Un Forcado tiene que ir creciendo como tal, no se pude pensar en un forcado que a la primera vez que participe lo van a mandar a la cara del toro, tiene que haber entrenamiento, videos, escuela y trascienda”.
Eduardo explicó que el máximo trofeo para los Forcados es consumar la hermandad. “En un grupo de Forcados somos puros amigos pero todos somos hermanos. No hay diferencias. Los premios más gratos, aparte del cariño y el respeto por el público, es consumar la hermandad. Somos hermanos, pero vamos a demostrarlo. Te metes al ruedo y sabes que si das un paso más o un paso mal, te mueres. El agarrar al toro y que todos estemos vivos, es una hermandad consumada”.