jueves, 16 de junio de 2011

COLUMNA


La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
Y el acto revolucionario de dejar obras y servicios durante 30 años en manos de empresas particulares, se consumó, en una muestra de caravaneo al poder Ejecutivo de parte del Legislativo, o dicho de otra forma: los diputados locales, los 46, asumieron su papel de cumplidores de los ordenamientos del hombre en el poder.
Para eso, los 46 diputados, incluyendo los priistas que alegaban antes estar en contra o que le veían algunos problemas a la propuesta, hicieron el gran esfuerzo de levantar la manita, con la que deben de cobrar, para mostrar su acuerdo en los llamados PPS, y que con lo que muchos aseguran, se elevará el número de obras, y que inclusive Angel Heladio Aguirre Rivero superará a Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, el ex gober Chirundo.
Sin embargo, sólo son cuatro las obras magnas que busca el gobernador oriundo de Ometepec, y todo, en un juicio posterior abre el abanico de la facilidad que tendrían las empresas privadas para operar por 30 años, el presupuesto del estado, y de cada uno de los 81 municipios.
Para esos 46 diputados, incluyendo a los perredistas Faustino Soto Ramos, zeferinista de cepa; y Sebastián de la Rosa Peláez, supuesto legislador incómodo, se tuvieron que bañar en aceite para que se les resbalaran los epítetos que afuera del congreso se pronunciaban por un grupo que se denominó de izquierda, y que se ampararon bajo la figura del ex diputado local asesinado el 20 de agosto de 2009, Armando Chavarría Barrera, a quien en una gran manta lo pusieron como principal opositor de los PPS .
Tras las dos puertas bloqueadas de lo que se supone casa del pueblo, el grupo de unos 70 personas, hicieron una serie de pronunciamientos apoyados en un micrófono, con lo que buscaban disuadir el acto ya previamente tratado, les dijeron diputados títeres de Angel Heladio Aguirre Rivero, que les habían llegado al precio, que eran unos vendidos y unos traidores al pueblo.
Una a una las manitas revolucionarias de los legisladores fueron levantándose hasta completar 46, es decir, todos, en una acto hasta extraño pues por fin se les vio a todo el cuerpo legislativo en una sesión legislativa y lo más extraño, coincidiendo en algo que parecía iba a levantar una serie de inconformidades y que se iba a alargar para toda la noche y toda la madrugada.
Nada de eso, aprobar los PPS, fue algo como decir que Dios existe en una reunión de seminaristas, o que el hielo está frío arriba de un volcán apagado, o que el agua está mojada. Aprobar los PPS, ayer para los 46 diputados, fue como para decirnos que será lo que nos va a resolver todos nuestros problemas, incluida la violencia, la migración y la desesperante pobreza.
Y más allá aún, con los PPS la selección mexicana de Futbol va a ganar la copa de Oro, y casi inmediatamente, la copa América y lueguito, la Copa mundial; que por fin María Desamparada será feliz, que los malosos de las telenovelas recibirán su castigo, que Rubén Figueroa será elevado a beato, que Felipe Calderón Hinojosa habrá ganado su guerra, y que en Estados Unidos tumbará su muro de la tortilla, para permitir el ingreso de los mexicanos que quieran ir a hacer realidad su sueño americano.
Vean ustedes la utilidad extra de los PPS: en las gasolineras hay que decir, «amo los PPS», y de inmediato, los despachadores, que también deben estar contentos con esto, les cobrarán los 100 pesos o lo que haya pedido de gasolina, pero por verdaderos litros de a litro.
En las tiendas de ropa, solidarios con nuestros diputados, se incluirá un regalo para el niño, a aquel que compre un pantalón o una camisa, de regalo le podrían dar una playera con la imagen oficial del congreso del estado, y una sonrisa amplia del diputado Héctor Vicario Castrejón, con dedo pulgar en primer término y la expresión: amo los PPS, y Sebastián de la Rosa Peláez en posición del Tigre de Santa Julia en la parte de atrás.
En fin, los PPS era lo que tanto se esperaba en este estado, ahora señores, nada nos debe preocupar, pues los diputados, y vuelvo a repetir porque es un caso insólito, los 46, toditos pues, hicieron ayer el acto heroico de salvar al estado de la ignominia.

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