jueves, 23 de junio de 2011

CULTURAL/SOCIAL

Juan de Dios Peza
Apolinar Castrejón Marino
En esta época de clausuras y de fiestas, de despedidas y convivios, de brindis y de “golondrinas” es muy frecuente ser testigo de algún borracho al que le sale lo poeta o lo bohemio. Este tipo de beodos no son peligrosos, aunque si es un fastidio su sentimentalismo no corra a la par que su cultura y buen gusto.
Un caso específico es de aquellos que vieron declamar poesías muy sentidas, de autores muy románticos, y como malos copiones hacen imitaciones sin contexto y sin tener las capacidades histriónicas. Reír llorando es una poesía de un gran escritor mexicano muy laureado y muy venerado.
Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz.
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Los poetas “de pacotilla” se retuercen, poniendo la mirada en un lugar inexistente en el infinito. Fingen lágrimas y risas queriendo impresionar al auditorio. Y en el éxtasis de su representación llagan a derramar lágrimas verdaderas.
Una vez ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
-Sufro -le dijo- un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
La verdad es que tal poesía poco tiene de impresionante, y su moraleja es simple y pueril, con todo y que haya salido la excelsa pluma del gran bardo Juan de Dios Peza, que nación el 29 de junio de 1852 en la Ciudad de México. A cambio de nuestra poca inclinación por Garrik, diremos que el pequeño poema titulado El Nido, es una magnífica demostración de exquisitez y pudorosa reflexión.
Mira ese árbol que a los cielos
sus ramas eleva erguido;
en ellas columpia un nido
en que duermen tres polluelos.
Ese nido es un hogar;
no lo rompas, no lo hieras:
sé bueno y deja a las fieras,
el vil placer de matar.
Juan de dios Peza hizo sus estudios en el Colegio de San Ildefonso, donde se distinguió como estudiante predilecto de otros famosos hombres de letras como Ignacio Ramírez “El Nigromante” e Ignacio Manuel Altamirano. En la Academia de Medicina donde también estudió fue muy buen amigo de Manuel Acuña, aquel que hiso un Nocturno muy Famoso que dice:
Comprendo que tus besos jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos no me he e ver jamás,
y te amo, y en mis locos y ardientes desvaríos
adoro tus desdenes, bendigo tus desvíos,
y en vez de amarte menos, te quiero mucho más.
Colaboró para la Revista Universal, El Eco de Ambos Mundos y La Juventud Literaria. En 1874 estrenó en el Teatro del Conservatorio su primera obra teatral llamada La ciencia del hogar. En 1878 fue nombrado segundo secretario de la legación de México en España, al lado de Vicente Riva Palacio. En Madrid socializó con el político Emilio Castelar y con los escritores Gaspar Núñez de Arce, Ramón de Campoamor y José Selgas.
Al regresar a México intentó hacer carrera política y fue electo diputado al Congreso de la Unión. Pero como también fuel un liberal muy valiente renunció a sus estudios, cargos y a su profesión para entregarse de lleno a apoyar al movimiento liberal mexicano.

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