martes, 20 de septiembre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesus Pintor Alegre

Nuestros heroicos personajes de la política, han arrancado con un show para variar en este País de las Maravillas de por sí histriónico. La muerte del diputado federal Moisés Villanueva de la Luz, se ha resumido ridículamente en un intercambio de cubetadas de saliva.
Un caso del que se están aprovechando para llamar la atención, tanto priistas y perredistas, con miras a las elecciones de 2012. Ya los priistas enunciaron que se investigue al secretario de Desarrollo Rural, Sofío Socorro Ramírez Hernández, con el argumento de que este personaje gris, presionaba al que fuera su suplente y diputado en funciones.
No se entiende si están diciendo los priistas, que Moisés Villanueva se suicidaría con un balazo en la cabeza por el gran estrés que le pudo haber provocado el nulo titular de la Seder con la presión aplicada.
De paso, el diputado federal y coordinador de los legisladores priistas de Guerrero, Cuauhtémoc Salgado Romero, figueroista de cepa y con la F de Huitzuco en la frente, disimulada con una gruesa capa de maquillaje, ayer se auto invitó a una radiodifusora, y como que trató de acusar del hecho al gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, pero no fue directo, sólo lo insinuó.
Y se quejó más arriba: dijo que a pesar de los miles de millones de pesos invertidos en seguridad pública, los resultados han sido mínimos, entonces también acusaría a Felipe Calderón, nuestro Napoleón Bonaparte. El diputado Marco Antonio Leyva Mena hizo lo suyo en este sentido, y pasó a rayar al gobernador, Ángel Aguirre y a su procurador general de Justicia, Alberto López Rosas.
En esta romería, no podían faltar los señalados, y presto, el Luis Miguel de la Montaña, Socorro Sofío Ramírez Hernández, con su consabida camisa a medio arremangar, producto de esa fotografía del político trabajador, cual si tratara de imitar a René Juárez Cisneros, salió a desmentir todo lo que se ha dicho de él.
Obviamente se sacudió todo, negó todo y rechazó todo, y calificó de mentira a todo, en un acto por lo demás natural, y de paso se burló del escrito de los del partido de los tres colores, su anterior partido, pues dijo que hicieron firmar a un muerto, un ex presidente municipal también asesinado a balazos.
El gobernador Aguirre Rivero, ese del País de las Maravillas, pidió que no se tratara de sacar raja política de esto, en el entendido que ya no siente lo duro sino lo tupido y a ratos, al menos en este tramo, como que ya no quiere saber más del queso obtenido el 30 de enero, sino salir de la ratonera.
Es esa línea, ha querido que los maestros regresen a las aulas a dar clases en Acapulco, y los profesores, digamos que con justa razón, se han negado, pues el gobierno no es garante de nada, mucho menos de dar seguridad a los ciudadanos. La muestra fue el acontecimiento del domingo, en la sierra de Guerrero, donde asesinaron a tres instructores del Conafe.
Lo que se observa en esta situación, la muerte del diputado federal Moisés Villanueva de la Luz, del que ya la Cámara de diputados federal, marcó su postura y exigió el esclarecimiento del caso, es que en efecto, se busca llevar agua a su molino como se dice de manera coloquial, con la fina idea de abonar a la figura ya partidista o personal, hacia el 2012. No olvidemos aparte, las cubetadas de saliva, de los casos de Armando Chavarría y José Bajos Valverde.
Previo a este cuadro, y que puede hacer pensar mal a los mal pensados, se dio un primer intercambio de acusaciones sobre el caso de los maestros temerosos. Tanto Rubén Figueroa Alcocer como su grisáceo hijo, Rubén Figueroa Smutny, acusaron al gobierno de Ángel Aguirre de lo que ocurría con el magisterio. Y del resto de los problemas.
Y hasta le dieron algunas recetas, como les llamó el secretario general, Humberto Salgado Gómez, de las que tuvo su chance para burlarse de ellas. Al rato, salieron unos perredistas que les reviraron la acusación a los figueroistas, y les echaron la culpa del terror que viven los profesores de Acapulco.
Más tarde, en un caso inhóspito y como sacado de la mente de Dante Alighieri con los consejos de Maquiavelo, se les encuentra muertos y tras varios días de desaparecidos, al diputado federal Moisés Villanueva y su chofer, en las inmediaciones del estado de Puebla y Guerrero, y vuelven a la carga priistas y perredistas.
En un acto pueril y risible, como que se han encajonado en dejar leer que sólo les interesa posicionarse sobre el otro partido. Adelantar juicios como Carlos Zeferino Torreblanca Galindo acostumbró, es un acto mentecato, pues están diciendo a la gente que los políticos tienen hambre pero no de justicia, sino de poder, sólo de poder, para desgracia del pueblo.

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