martes, 20 de septiembre de 2011

PRIMERA PLANA

Sin incidentes el grito y la
fiesta en Casa Guerrero
 
(Segunda parte)

Javier Francisco Reyes.-
A pesar de su avanzada edad, también se hizo presente doña Guadalupe Peralta, ampliamente conocida por su restaurante «Martitha», ubicado en el centro de la capital, quien era acompañado de una señora, luego apareció el secretario general de gobierno, Humberto Salgado Gómez, en compañía de su esposa, pero sus saludos eran tan simples e hipocritas.
Parecía desesperado y buscando que lo vieran, era el Secretario de Desarrollo Social, David Jiménez Rumbo, ni quien lo «pelara», andaba de mesa en mesa haber si alguien le hacía plática, pero eso si vestido de traje, con una camisa rosita y corbata amarilla, y quien de plano llegó despistado y sin ánimos de estar en la noche mexicana, fue el Secretario de Desarrollo Rural, Sofío Socorro Ramírez Hernández, quien se sentía todo un «Juan Diego de la Montaña», mal vestido con la greña parada.
Quien llegó muy saludador fue Carlos Sánchez Barrios, titular del Comité de Planeación del estado de Guerrero, con su inseparable esposa la ex diputada local Aurora Martha Martínez, ambos desearon a todos los que abordaron felices fiestas patrias. El que de plano se hizo el occiso, que nadie fumaba, fue al Director de Comunicación Social, Pedro Julio Valdez Vilchis, inicialmente llegó vestido de traje, pero al calor seguramente de las copas, se quitó el saco, para luego presentar a su hijo Carlos Valdez Téllez—mal vestido con una vieja y larga chamarra negra—al coordinador de seguridad del mandatario, y después fue a saludar a su padrino de bautizo el mandatario y se esfumó.
Quien apareció como cometa y desapareció como rayo, fue el periodista y escritor, Juan Carlos González Alarcón, quien informalmente vestido arribó rápidamente, se dirigió hacia en donde estaba Aguirre Rivero, se abrazaron y platicaron brevemente, pero ya no se le vio en la convivencia.
Cada mesa redonda estaba provista para que se sentaran 10 comensales, con dos botellas de mezcal adornadas, una artesanía lámpara botiva de barro con una veladora, muchas quedaron solamente al 50 por ciento, otras al 75 por ciento, en tanto la amplia número uno, si estaba al ciento por ciento, pero ahí solamente estaba el gobernador, su esposa, el secretario general de gobierno, su mujer, el jefe de la zona naval y de la novena región militar porteña.
Los eficientes meseros sirvieron a los asistentes antojitos mexicanos, tamales rojos, verdes, tacos dorados con pollo, chalupas, atole de galleta, café, whisky, refrescos, aguas de Tehuacán, pero todo en copa, no soltaron las botellas de los vinos finos.
También hizo su arribo el senador del PRD, Julio Cèsar Aguirre Mendez, después de la media noche, quien venía de la comunidad de Palo Blanco, municipio de Chilpancingo, en donde fue a dar el Grito de Independencia,para ello tuvo que compartir parte de su dieta para la fiesta de la población, lugar en donde por muchos años ha prestado sus servicios de profesor, por ende llego presumiendo de que por primera vez un senador de la República daba el grito en esa localidad, distante a unos 15 kilómetros de la capital del estado. Otro que se le veía desvelado y desganado, pero traía una sonrisa de joven hallowen anticipado, Alejandro Arcos Catalán, quien disfruta de la convivencia de las ricas momias y viejorrones, pues para ellos el gobierno de El Jefazo les destina 248 millones de pesos para su Pensión Guerrero y no desaprovechó para saludar a los presentes, pero principalmente a los escasos y consentidos periodistas asistentes a la fiesta mexicana y para que al siguiente día saliera en la prensa.
Amenizaron la fiesta mexicana, los mariachis «Los Cenzontles», quienes le compusieron una canción a Angel Heladio Aguirre Rivero haciendo alusión de hombre sensible y solidario que da la mano a los ciudadanos, y al concluir, les pidió que la grabaran, luego vino la participación de la Sinfónica de Acapulco, comenzando su repertorio «Por los caminos del Sur», aquella melodía que se hiciera famosa en el gobierno de su maestro de la política y de primer empleo, Alejandro Cervantes Delgado.
Apenas estaba la música, cuando apareció el diputado local perredista, Evodio Velázquez Aguirre, en compañía de su mujer, y se dirigió a saludar al mandatario estatal y su esposa, ambos se fundaron en un prolongado abrazo y le daba unas sinceras palmaditas por el pésame, ya que el pasado 11 de los corrientes falleció su padre Evodio Velázquez Velázquez en el puerto de Acapulco, y después se retiró a ocupar algún de las mesas alejadas.
Llegó el secretario de finanzas y administración del gobierno del estado, Jorge Salgado Leyva con su esposa, quien se sentó cerca de la mesa de «El Jefazo», por si algo se necesitaba y como los meseros no lo atendieron de inmediato, seguro que ya el hambre lo traía a carrilla, le solicitó a un empleado administrativo de la residencia que se «robara» unos tamales, refrescos, café y así fue, no tardó mucho el eficiente servidor al traer las viandas.
Cuando saboreaba los tamales hurtados, llegó su hijo el diputado «independiente», Jorge Salgado Parra, saludando a todo mundo que encontraba y hasta iba a las mesas, algunos no se aguantaron, hasta lo candidatearon, «futuro presidente municipal de Chilpancingo», entre ellos Eduardo Alvarez, director de la Sinfónica de Acapulco que había terminado su participación, quien también fue a saludar al gobernador y para quedar bien, le dedicó la canción «Ometepec Bello Nido», y para ambientar los acompañó un ballet folklórico.
También se hizo presente y vistiendo de manera informal, con camisa blanca, pantalón de mezcalillo, el hijo y ahora diputado federal por Costa Chica, Angel Aguirre Herrera, acompañado de una dama, quien sin aspaviento, ni presunción saludó algunas personas, confundiéndose entre la «elite» muchedumbre y tomar asiento en alguna de las mesas colocadas en los jardines que por más de seis años fue ocupado como establo por el anterior gobierno.
Quien andaba muy sonriente, amigable, presumiendo su foco—cabeza pelona—fue el secretario de Seguridad Pública y Protección Civil, Ramón Almonte Borja, hasta ofreció algunas entrevistas a escasos periodistas «invitados» a la noche mexicana, confirmando de que el helicóptero que había sobrevolado el cielo capitalino, era el que había comprado Torreblanca Galindo para la Secretaría de Salud, pero que ya su dependencia había cubierto los tramites para utilizarlo, además de que hubo el mismo servicio en Acapulco, y se alquilaron a una empresa particular dos helicópteros más, que sumaron cuatro en dos turnos mañana, tarde y noche, sin precisar la cantidad invertida, según porque no llevaba las cuentas, sino el subsecretario de finanzas.
Buscaba acercarse, pero se arrepintió, ya no llegó a saludar a la pareja gubernamental, la regidora del Ayuntamiento capitalino del PRI, Yuridia Calvo Bello, y también quien andaba saludando, aunque llegó tarde, pero eso si trajeado, fue el director de Conalep, José Villanueva Manzanares, era flaqueado por su esposa y no quedó atrás, pero como llanero solitario, el director de transportes, Juan Larequi Radillo, vestido con una camisa amarilla bajito, quien dice que anda muy ocupado, pero ya se va dar tiempo para saludar a sus amigos.
Los comensales seguían disfrutando de los antojitos mexicanos, cuando hicieron su aparición los 28 becados Bicentenarios, quienes tenían que desquitar lo recibido, pues apenas el 31 de agosto les entregaron sus tarjetas de débito, con una canciones y poesías, quien las encabezaba, recordó que el 24 de Diciembre de 1877, Valerio Trujano, visitó a George Washington, quien le dijo que luchara por la independencia de México, entonces hace 201 años, se reunieron en su casa de Tepecoacuilco, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero, Hermenegildo Galeana y otros, en donde se pusieron de acuerdo para lanzar los Sentimientos de la Nación en Chilpancingo, el 13 de Septiembre de 1813.
Eso provocó que la audiencia los aplaudiera, y para que se supiera quien los había llevado al festejo, nombraron a la titular de la Secretaría de Educación, quien vestía un huipil color blanco despercudido, más que funcionaria, se veía como una descuidada «chacha» domestica, y para complementar el agradecimiento—los jovencitos, uno de ellos iba con muletas, al parecer tuvo un accidente—, no dejaron de pronunciar la identidad de la titular de la Secretaría de al Juventud, Gisela Ortega Moreno, misma que no se vio en el escenario.
Despues de la medianoche, como dice el refrán popular, salen las brujas, y a esa hora comenzaron aparecer algunos bien vestidos y otros que hasta espantaban con su vestimenta, pero entre ellos había conocidos y desconocidos, pero lo más importante para ellos era convivir con la pareja gubernamental.

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