miércoles, 26 de octubre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Luego de la lección que nos han dado nuestros flamantes políticos en esta etapa del País de las Maravillas, funcionarios públicos, partidistas, judiciales, o electorales, se hace urgente de alguna u otra manera, observar de cerca el quehacer de los que hoy por hoy, se han distinguido como personajes acomodaticios, utilitarios, y extremadamente alejados de la realidad.
Hay una proclama muy de moda, etiquetada de supuesto, a los que aspiran a ingresar a las filas de la delincuencia organizada, y que dice algo así como: «más vale vivir un año como rey, que toda la vida como buey»… un cuadro de esta verborrea, que se aplica muy eficazmente en casos muy específicos como los que integran la Cámara de Diputados local.
Esta legislatura, la LIX, no ha sido la excepción en lo que hace a dudar de su integridad y total independencia del que detenta el poder Ejecutivo; los 46 diputados locales, todos, han sido cuestionados por alguna acción o inclusive inacción, y que resalta, hay que decirlo, casi inmediatamente posterior a tomar el cargo.
Los diputados locales, divididos en siete fracciones parlamentarias, dos de ellas las más importantes por su número, se han visto envueltos en escándalos, el caso del PRD, lo más reciente en su actitud egoísta mostrada este pasado domingo, en el que los diputados del partido amarillo, fueron pieza clave para todo el cochinero que se escenificó.
De manera general, es muy clara su poca aportación de todos los llamados legisladores, que se han ido en honrar memorias, lo más reciente, por la muerte del periodista Miguel Ángel Granados Chapa, han lanzado puntos de acuerdo estériles y ocurrencias, patalearon por el caso Chavarría, del que se ha señalado como culpable en el anterior gobernador, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, pero las instancias correspondientes, poco se han aplicado.
Sobre ese caso, los grillos cantan, la noche los invade, el gobernador, Ángel Heladio Aguirre Rivero, ha preferido hacer como que la Virgen le habla, incluso con el desvío millonario que se registró con el mal afamado Torreblanca Galindo, y a los diputados, les ha temblado la voz y han preferido guardar silencio, y resistirse a poner el dedo en la llaga sobre el punto.
¿Qué hemos tenido de estos 46 diputados de manera concreta?, hasta ahora han sido una carga onerosa para el pueblo, pues su sueldo superior a los 500 mil pesos mensuales, con gastos extraordinarios, dietas, y demás trucos inventados para acarrear dinero con pala, en realidad no se ve aplicado.
Al rato los vemos con carros de lujo, cual capos de la mafia de los de cuello blanco, casas aquí y allá, bienes, yates inclusive, ranchos, caballos finos, ganado con o sin clembuterol, eso depende de lo que sueñe la Sagarpa, pero sobre todo, los vemos con mujeres, jovencitas que sabedoras de que la juventud es pasajera, aparentan ingenuidad y se dejan querer para vivir a costa del pueblo por medio del diputado querendón.
Podemos ver, eso sí, a legisladores o como se les llame, divorciándose de su respectiva esposa de años, dejan hijos y se juntan con la nueva adquisición, compran esto y adquieren lo otro, en este fragor de la vida y el acto de subirse a un ladrillo y marearse, para suponer que ese poder pasajero, jamás va a terminar, y gastan y despilfarran a manos llenas.
Son 46 diputados los que integran la LIX legislatura, de los que 28 fueron electos con mañas menores o mayores en lo que han osado llamar elecciones, y 18, entraron por el ungimiento de su mesías de cartón, desglosados: 20 son del PRD, 12 del PRI, 3 del PAN, 3 de Convergencia, 2 del Verde Ecologista, 1 del PT, 1 de Nueva Alianza, y 4 supuestos independientes.
Esa estructura que se movió con la llegada de Ángel Aguirre Rivero, pero que con Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, las fuerzas entre PRD y PRI eran muy iguales, y cobraban de manera similar, señalaban y acusaban con la derecha, y recibían su pago con la izquierda. Ahora está a capricho del mandatario estatal, pues de otra forma, no funcionaría el poder Legislativo.
Bajo esa misma premisa nebulosa de que el poder es pasajero pero que dentro de su misma paradoja suponen que jamás se va a acabar, se dan la gran vida, viven como reyes para luego, inmediatamente después, y en este caso ya a escasos meses, despierten y empiecen a vivir como bueyes, si no lograron entrar a otro cargo, en su ambicioso cuadro en el que creen que el pueblo les pertenece, y que es un gran error vivir fuera del presupuesto.
Si logran ser senadores o diputados federales, o hasta alcaldes o regidores, podrían mantener su ritmo de vida, de otra forma, los veremos dando lata, recobrando otra vez su posición revolucionaria y gritándole al gobernador sus pésimas políticas aplicadas, serán los ex diputados incómodos, y les podrán el signo de pesos a sus Hummer o Mercedes Benz, y hasta podríamos verlos en las casas de empeño, luego de buscar al jefe del Ejecutivo para vender su dignidad y fracasar.
En esta elipsis de nuestros diputados simuladores, entreguistas y títeres del poder, se han refugiado en esa caja donde entran todos los becarios, casi igual que los regidores, seres que se creen meritorios de algo que con toda justeza, no se merecen.

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