jueves, 17 de noviembre de 2011

COLUMNA

Falconario

Jorge Falcón

TE ODIO, PORQUE TE TEMO
A Efrén Leyva Acevedo

La misoginia es la aversión u odio a las mujeres, o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar a la mujer como sexo y con ello todo lo considerado como femenino.
Los hombres odian mujeres o misóginos piensan que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino, por lo que vuelvan su odio a través de la violencia contra éstas. En consecuencia, la mujer, la concepción y la familia, son consideradas aberrantes y condenables, o en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para los odia mujeres misóginos.
La simulada equidad de género, es en sí una forma de coartar la propia libertad de las mujeres, porque se les encasilla, ya con una supuesta equidad. Eres o no eres. Ser humano sin distingo del sexo. Equidad. Imparcialidad. Igualdad. Luego entonces, ¿no es una falsedad?
Dentro de los organismos ciudadanos, pervive aún el odio, la animadversión, la tirria por las mujeres; máxime si estas féminas son tanto más inteligentes que los hombres que estilan este tipo de praxis. La antipatía se encona. Se estigmatiza más por sobre todo en los organismos políticos, donde algunas mujeres permiten que las de su propio género sean apartadas de las decisiones. Tal y como sucede en la persona de Guadalupe Gómez Maganda, que por estar el la «línea de fuego» del ejercicio de los puestos de representación popular, en ningún momento ha dignificado a la mujer; sino al contrario es parte de la masculinidad para rechaza y relega a las féminas.
Obligado es incluir en la agenda pública este asunto y airearlo abiertamente, a pesar de la hipócrita doble moral, debido a la creciente violencia física, psicológica y sexual femenina.
La misoginia del güero Leyva, dirigente vapuleado por los propios simpatizantes de conocido organismo tricolor, por presentar esta faceta abominable de todo ser hombre miedoso, timorato y asustadizo; que tal vez atendiendo ordenamiento de sus «patrones», con ese bajo y sospechoso perfil de amargado y a disgusto con su propio sexo, arremete en contra de las mujeres.
Efrén Leyva Acevedo, cuyo manto de porro, no lo puede evitar ni con la madurez que dan los años; menos con la llamada experiencia de la lectura -a la cual debe tener fobia- para entender que las mujeres son el eslabón más importante de la raza humana. No debe olvidar que nació de una mujer, que una mujer le dio de comer y le enseño no tan solo a caminar, sinio los primeros pasos ¿o acaso no tuvo madre?

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