miércoles, 23 de noviembre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


El corazón de Ángel. El ajedrez político es muy previsible en sus movimientos, de primer año y cargado de obviedades, por lo que a este nivel se puede tomar el atrevimiento de calificarlo de escasamente científico.
Con la candidatura o como ganador de las encuestas para sacar abanderado de las llamadas izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, se abren muchas aristas que poco a poco se van dilucidando en el tema del apoyo de la gente del poder y la toma de decisiones.
En este sentido, el corazón de Ángel, como reza un eslogan abonero, en referencia subterránea al gobernador, Ángel Heladio Aguirre Rivero, parece dirigirse hacia donde sus sentimientos reales lo dictan. Al llegar y durante su campaña para gobernador, el personaje que le ofreció y le dio su apoyo, fue Marcelo Ebrard.
El jefe de gobierno del Distrito Federal, no vaciló en apoyar a quien a la postre debería de regresar el favor político. Entonces, al quedar Andrés Manuel López Obrador como candidato de las izquierdas, así de entrada el gobernador se libera del compromiso.
Y entonces, los malpensados hablan de que el apoyo sería para el dandi de la política, Enrique Peña Nieto, por la cercanía que Aguirre Rivero siempre ha tenido con uno de los integrantes más sobresalientes del grupo Atlacomulco.
En este armado, hay que recordar las condiciones en campaña para gobernador, que le puso el impulsor del Movimiento para la Regeneración Nacional, con su famoso decálogo, que el ahora jefe del ejecutivo, lo tomó muy políticamente para luego hacerlo bolita y mandarlo al cesto de basura.
Ese apoyo desdeñado, tenía el apuntalamiento o el apalabramiento, con el carnal Marcelo Ebrad, y con ese respaldo difuminado con los vapores del disimulo, Aguirre Rivero hizo con el decálogo del Peje, como que la virgen le hablaba, y decidió refugiarse en los brazos de Marcelo, de allí la foto que publicaron varios medios.
Marcelo Ebrard Casaubón, también operó en otros niveles, con la fina idea de fortalecer su grupo, de allí que buscara acomodar o hacer ruido, con el diputado federal, Armando Ríos Piter, a quien le buscó la presidencia nacional del PRD, al no poder entrar, le heredaron la coordinación parlamentaria del PRD, que antes tenía Alejandro Encinas.
Pero aún con todo eso y más, el tabasqueño se impuso, como que por conveniencia, pues si hubiera quedado Marcelo Ebrard, se vendría un rompimiento dentro del PRD con la clara exclusión del PT y de Movimiento Ciudadano. Eso, debilitaría a las llamadas izquierdas, y muchos que aspiran a un hueso, simplemente recularían.
Sabedores los amarillos de que irían a una derrota clara y contundente, por lo que en la visión pronta de sus analistas, el PRD iría a una derrota sin precedentes, con el riesgo de enterrar al partido del sol azteca; de esa forma, y en base de ese peligro, los dados se cargaron con Andrés Manuel López Obrador.
Ahora bien, supongamos que pudiera el gobernador moverse a favor del Peje, a partir de que se lo solicitara el carnal Marcelo, el apoyo sería a cuentagotas, pues el interés del gobernador simplemente no es amarillo sino tricolor, por todo el pasado que lo ha ido acomodando en el lugar en donde se encuentra.
El chico del Copete por supuesto que no se ha quedado quieto, y si bien le preocupa sobremanera que haya quedado el Peje en vez de Marcelo Ebrard, que era el candidato más a modo, y con quien se anunciaba el rompimiento del partido amarillo y sus huestes, sabe que tiene gente de su plena confianza. Y va a recurrir a ella.
Y entre esa gente, claro, está Ángel Aguirre Rivero. Sin embargo, y de acuerdo a los planes originales, la idea era que como candidato del PRI al gobierno del estado, quedara Manuel Añorve Baños, y Aguirre Rivero esperaría los tiempos para irse a una secretaría, con Enrique Peña Nieto, ya como presidente de la República.
No salieron los planes del todo, y por el hambre del poder, Aguirre Rivero buscó la candidatura en el PRD, que lo arropó pese a la resistencia de varios grupos, pero con la fortaleza de otros. Ya como gobierno del estado, Aguirre Rivero tiene el poder y las formas de operar a favor del que le dicte su corazón.
Aunque en este punto, queda la fina duda, porque se manejan todas las posibilidades, si pudiera quedar como candidato Peña Nieto, ya que pudiera no serlo, pues en política nada está escrito, pero de ser así, el tablero de ajedrez ya empieza sus movimientos utilitarios.

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