miércoles, 16 de noviembre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre

Utilitarismo mordaz y el juego del Tío Lolo. Y bien, luego del habemus candidato de las llamadas izquierdas, empezaron los jaloneos entre los partidos, como efecto natural del desorden que se vive en la política. Nada hay peor en este asunto que querer meter al pueblo para cargarle el lastre de las culpas y los perdones mezclados, porque en verdad, es el menos indicado.
Con Andrés Manuel López Obrador, las voces se dieron, un personaje que le conviene a los partidos: Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo, y el Partido de la Revolución Democrática, aunque a lo breve, se pudieran dar las traiciones, como las que se reprodujeron luego de la derrota con fraude o no, en 2006.
Allí se recuerda cómo luego de ganar las elecciones constitucionales para diputados federales y senadores, incluso sin hacer campaña, le dieron la espalda al Peje, y se volvieron chuhistas, y se olvidaron del tabasqueño, que catapultado por las televisoras nacionales y periodistas comprados, provocaron un sentimiento de indignidad en la gente, luego de que llamara chachalaca a la chachalaca que despachaba como señor presidente botudo y bigotón.
Las frases de «cómo se atreve a ofender a la institución presidencial», de las televisoras y demás plumas compradas, impactó en la gente de mente débil, y redujo los bonos del Peje, al verlo debilitado, los perredistas simplemente le dieron la espalda, y casi lo dejaron morir, y que solo el PT y Convergencia, lo arroparon al verse sin propias figuras políticas.
Los perredistas saben que como líder del Movimiento de Regeneración Nacional, López Obrador tiene su peso específico, pero muchos lo están viendo utilitariamente, por propia conveniencia, por propio interés pues, sabedores que el arrastre que tiene, les puede servir para sus intenciones, aunque al rato, bueno, al rato, ya Dios dirá.
Y es que si bien como expuso el ex candidato a diputado federal por el 01 y ex alcalde de Arcelia, Nicanor Adame Serrano, a una reportera de Tierra Caliente: Andrés Manuel López Obrador como candidato de las izquierdas, metió en un brete al PRI, aunque le pongan a Enrique Peña Nieto, es cierto, pues ya se ven los movimientos de su propio desorden intestinal tricolor, no todo está dicho.
Acá en Guerrero, el grupo Figueroa, encabezados por los diputados locales: Héctor Vicario Castrejón y Marco Antonio Leyva Mena, reforzados o mejor dicho, debilitados, con el junior Rubén Figueroa Smutny, están haciéndole guerra al que se dice dirigente estatal del partido tricolor, Efrén Leyva Acevedo.
No todo está bien en el PRI, por supuesto, y una necedad sería negarlo, adentro se cuecen los ánimos y se sudan de los hervores que proporcionan las fuerzas del egoísmo, el PRI se empieza a comer solo, y su llamada unidad, en realidad no existe, pese a todo lo que se ha expuesto.
Hay un factor extra en todo este juego, y es exactamente eso que ha puesto de cabeza a la nación: los autores de la barbarie, que se barajó en Michoacán por el candidato perredista en clara señal al candidato del PRI, a quien acuso a nivel nacional, de haber metido dinero y acción de los grupos oscuros para lograr el triunfo.
Nadie está fuera del ajo, y todos cargan esas culpas que se echan unos a otros, en esta pelea de Dios y del Diablo, donde se suda copiosamente, con la idea de allegarse las simpatías necesarias para ganar, incluidas esas simpatías de los sótanos. Ahora, en el tema estricto del servicio, si empujamos la idea de que los partidos están al servicio del pueblo, quizá nos lleguemos a equivocar, para desgracia popular.
En estos años se han visto ejemplos: Zeferino Torreblanca llegó por el PRD y ya en el poder, hizo lo que le vino en gana; otro ejemplo de conveniencias, fue la muerte de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el beneficiario final fue el gris Ernesto Zedillo Ponce de León.
¿O qué tal Ángel Aguirre Rivero?, escapó del PRI Guerrero, espantado por chokys y tigres de Huitzuco, para irse, por conveniencia, al PRD, quien estaba aturdido por la posible derrota, con David Jiménez y Lázaro Mazón, empeñados en bloquear a toda costa a Armando Ríos Piter, quien tendría como mecenas pronto, al jefe de gobierno del Distrito federal, Marcelo Ebrard, mecenas al mismo tiempo, de Aguirre Rivero.
Así el cuadro utilitarista y amarrado a los sinsabores actuales, enredado o aderezado con la violencia, el miedo y la pobreza, por lo pronto, habemus candidato de las izquierdas, ese que conviene a muchos, aunque al final o tras bambalinas, se diga y se haga otra cosa.

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