jueves, 1 de diciembre de 2011

COLABORACION

La guerra fría


Apolinar Castrejón Marino


En su libro Consideraciones sobre el pecado, Franz Kafka dice que «fuimos creados para vivir en el paraíso. Cuando fue modificado nuestro destino, también fue modificada nuestra esencia».
Y bien que ha sido modificado por intereses humanos, empujados por vicios como la ambición, la codicia y el ansia de poder. Estaríamos conformes si los buenos se mostraran como buenos y los malos como malos, mas a lo largo de la historia, los malos siempre se han presentado como buenos, lo cual los torna muy peligrosos; así como ocasionalmente, a los buenos los tachan de malos.
En el concierto de las naciones, los Estado Unidos se han vestido con ropajes de humanidad y benevolencia, cuando en la realidad son un gobierno rapaz, arbitrario y explotador.
Al término de la Segunda Guerra mundial en 1945, los Estados Unidos trataron de sacar el mayor provecho posible de la crisis y destrucción en que se encontraban los países europeos.
A unos les ofrecieron préstamos (con altos intereses y sin tener el respaldo en oro obligado), a otros les «apoyaron» en la reconstrucción de sus ciudades (traduciendo en dólares, cada ladrillo ofrecido), y muchos otros se vieron obligados a aceptar sus servicios médicos (con la consecuente penetración e infiltración).
Poco tardaron en darse cuenta algunos países del este de la trampa norteamericana, y trataron de frenar el avance y dominio yanqui. Con base en principios sociales, formaron un bloque de autoayuda y de rechazo a la política americana.
Pero los países que habían recibido «ayuda» estadunidense, se vieron coaccionados para formar un bloque de enfrentamiento militar ideológico y económico. La prensa y otros medios de comunicación masiva al servicio del gobierno gringo, bautizaron al bloque de los países del este como socialistas, y al bloque de países europeos, como capitalistas.
El 16 de abril de 1947, el consejero presidencia Bernard Baruch pronunció un discurso en el que dijo «No nos engañemos: estamos inmersos en una guerra fría». El columnista Walter Lippmann retomó el término para popularizarlo la edición en un libro titulado precisamente «Guerra Fría».
Porque así era, los Estados Unidos realizaban constantes agresiones disfrazadas. Contra Alemania instrumentó una campaña integral para sangrarla económicamente, disponiendo unilateralmente que la moneda (marco) alemán occidental valía 4 veces más que el marco del este.
Promovió la fuga de trabajadores colocando escaparates repletos con aparatos eléctricos y artículos del hogar para seducirlos a querer vivir en la República Federal Alemana. A esta estrategia le llamó «El Milagro Alemán». Patrocinó descaradamente fugas espectaculares que fueron «oportunamente» filmadas y fotografiadas, y luego difundidas por todo el mundo para «denunciar» la «opresión» en que vivían los socialistas.
El gobierno estadounidense trató a toda costa de implantar su «modelo de estabilidad» se basaba en la instauración de gobiernos, mercados y centros económicos. Movían constantemente las fronteras de los países, y cuando los afectados buscaban el arbitraje de organizaciones internacionales, estas ya habían sido infectadas por la corrupción gringa para que siempre fallaran a su favor.
Algunos países como Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumanía buscaron apoyo en el gobierno socialista de Moscú, y se convirtieron de facto en protectorados soviéticos. Cuba es un ejemplo cercano de cómo la URSS (Unión de Repúblicas Socialista soviéticas) dio apoyo incondicional para el desarrollo y estabilidad.
Y también aquí es latente la agresión militar, política, económica e ideológica contra un país que no se ha dejado someter por el gobierno norteamericano. Es palpable como han mantenido una «resistencia» pagada, una «ideología» utilitarista y una «fuga» constante de atormentados cubanitos.
La Guerra de Corea, la Guerra Civil Griega, y la Guerra de Viet-Nam, son ejemplos precisos de las agresiones del Pentágono y sus ambiciones. Según la historia oficial el 3 de diciembre de 1989, se dio por terminada la «guerra fría» al finalizar en Malta la histórica reunión entre los presidentes de EE.UU., George Bush, y de la URSS, Mijail Gorbachov ¿Será?

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