lunes, 5 de diciembre de 2011

Cosas de chirundos. Encimados a la faramalla de la Comisión de la Verdad que desde este 2 de diciembre de supuesto empezaron las discusiones en el Congreso local, observamos un teatro que si fuera pastel, estaría como mordido en cuando menos tres cuartas partes, esa gran porción, sin embargo, nadie sabe, nadie supo, pero todos escucharon al Sapito Cló Cló. Y ya pasada la estela chirunda, con el retorno a la escena política guerrerense de Zeferino Torreblanca Galindo, que dio revuelo toda la semana anterior y aún dejó cenizas,
 nos permite, con la mente en frío, analizar la verdadera intención de querer lanzarse al ruedo, otra vez, no obstante la nula, o quizá debamos decir, escasa simpatía, que goza entre los guerrerenses. Es sospechoso pensar que se aviente o aspire nuevamente, a sabiendas, en primera instancia, que no las tiene todas consigo para empezar con la prensa, que en una muestra de sadomasoquismo, corre a recoger sus declaraciones, intenta entrevistarlo, escucha sus groserías, y su falta de respeto hacia ella, en vez de hacerle vacío. Ya calificó a la prensa como plumas vendidas, y hasta plumas prontas, que no es sino la lectura vertical de decir que la prensa es una prostituta barata, así de simple y así de llano, y sin embargo, en ese efecto tan extraño, se le sigue y s ele hace el caldo gordo a este personaje cuando pisa suelo guerrerense. Zeferino Torreblanca, aún creyéndose en el Limbo, se da el lujo de hablar y maldecir en tribuna, de calificar y dar juicios contra el que cree lo merece, y al acabar, no da entrevista sino está en el ánimo, pero los compañeros con cámara de video, de fotografía y grabadoras en mano, lo siguen cual si se tratara de un gran iluminado, con «señor, señor, oiga…», y preguntas que se deshacen en el aire. Tal vez el Partido Acción Nacional lo sabe, que es hay que decirlo, el partido que parece arroparlo, pues si bien Carlos Zeferino Torreblanca Galindo fiel a su costumbre, no ha definido el partido por el que buscará la alcaldía de Acapulco, se ha soltado que podría tratarse del blanquiazul. Ahora bien, en esta línea, deshebremos la posible intención. A pesar del escándalo que causa Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, y la prensa, por morbo, acude a recoger sus disparates, no le alcanzaría para ganar Acapulco, sin embargo, aquí se suelta el olor de un trato, de una confabulación. Hagamos historia: previo a las elecciones para gobernador, lo que se había soltado, es que Zeferino Torreblanca, el ex gobernador Chirundo, había hecho un trato con Rubén Figueroa, de regresarle la gubernatura. No hace falta repetir la forma en que llegó y el gran capital político que desbordaba, pero ese capital político se fue mermando gracias a su soberbia, su insensibilidad social, y sus formas de entender la política, como en una intención de ir sembrando encono y rechazo contra el PRD. El partido amarillo, perdió espacios en 2008 en la elección para alcaldes y diputados locales; y también perdió espacios en 2009, con los diputados federales. De acuerdo a esta inercia, se debería entender que perdería la gubernatura el partido del sol azteca. Al interior del partido se dieron una serie de situaciones que amarraban la posibilidad, como con esa eterna figura del perredista bravucón, intolerante, el rey Chirundo pintó su línea y lanzó como por debajo de la mesa, a Armando Ríos Piter, como su delfín. Un muro encontró con los senadores: Lázaro Mazón Alonso, y David Jiménez Rumbo, luego de que el PRI levantó la mano de Manuel Añorve Baños y rechazó a Ángel Aguirre Rivero, se vio el regocijo de Zeferino, y hasta se le vio acompañándolo en algunos casos, bajo el argumento de ser institucional, y hasta varias fotos de esto y lo otro. De repente, entre esas barrabasadas que se dan, Misael Medrano Baza, entonces presidente del PRD estatal, abrió la puerta a Ángel Aguirre Rivero, y todos se le fueron encima, incluido el grupo de Ríos Piter, que se desgarraron las ropas. Medrano Baza se peleó casi con todo mundo antes de que se dejara entrar al actual gobernador. Cuando era evidente que nombrarían candidato del PRD y sus aliados, al de Ometepec, el rey Chirundo brincó. Y en tribuna reventó contra los perredistas y los que encabezaban el partido, les llamó nalgas prontas, come mierda, asnos, entre otros epítetos de ese talante. Estaba enojado, pues se debe suponer, no podía cumplir con su parte del trato. El resto de la historia ya se conoce. Luego entonces, ahora, como posible candidato del PAN, no ganará en Acapulco, pero daría mucha lata y le arrancaría votos al PRD, de tal suerte que le permitiría al PRI, mantener la alcaldía. Así, sin muchas vueltas en estos vericuetos que permite la mente perversa, que se siente en el limbo con la canasta de la verdad absoluta.

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