lunes, 9 de abril de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

De analfabetas y analfabetas funcionales. Se acabó la Semana Santa, que como recuento de lo que entendemos como tal, con excesos, a lo que hay que sumar la ida a las playas, emborracharse en los bares, y a vivir licenciosamente, bailar y festejar, antes que recordar la pasión de Cristo, que es de hecho el centro del evento, pues sólo hay que embarrarse de sangre.

Ahogados, suicidios, malos entendidos que acabaron de manera funesta, fanatismo futbolero, pederastia, sodomía, en esta nuestra Sodoma y Gomorra que no acaba de acomodarse y de reinventarse cada día.
En fin, hasta nuestros políticos en campaña, tuvieron que echarse un descansito en los tonos ya comentados.
El magisterio, para variar a sus costumbres, se sigue de largo en descanso, en retraso a su encomienda y para liberar a nuevos ninis, de esos 8 millones que hay a nivel nacional, de los que ya deben ser más de esos 200 mil en Guerrero, que había anunciado existían el gobernador, Ángel Aguirre Rivero, en su campaña.
Este domingo el candidato a diputado federal, Catalino Duarte Ortuño, en el acto de arropamiento a su figura, se resbaló en la conferencia de prensa, a las maneras de la presidenciable, Josefina Vázquez Mota, quien dijo que iba a trabajar para fortalecer el lavado de dinero en México. Duarte Ortuño dijo sobradamente que al igual que el gobernador, iba a impulsar el programa de analfabetismo.
Es claro que se resbaló, así debemos entenderlo, pues delicado sería que la encomienda fuera volver analfabetas a los que ya no lo son, pero también debe ser que se refería al analfabetismo funcional, que es un fenómeno que va en ascenso, personajes y políticos al estilo de Enrique Peña Nieto, un resaltante modelo del analfabeta funcional.
Un personaje priista, creado por una televisora y una publicidad cabalgante, que lo han hecho que se sumerja en una vida de telenovela, con hasta una esposa de la fantasía farandulera.
 Otro ejemplo del analfabetismo funcional, es David Jiménez Rumbo, porro por antonomasia, y uno de los líderes de las cuatro de mayor envergadura en el PRD, que le pidió al mandatario estatal palomeara a los candidatos.
Y bueno, no podemos olvidar a nuestro insigne expresidente de la República, Vicente Fox Quesada, con el que su vocero tenía que salir al quite para exclamar: «lo que el presidente quiso decir…»; quizá haya habido quien haya leído las declaraciones o escuchado tal vez, de la titular de la Secretaría de la Mujer, Rosario Herrera Ascencio, que de igual manera se conduce como Dios le da a entender.
Si Catalino Duarte Ortuño se refería a ese tipo de analfabetas, pues no se requiere de un programa, ni gastarse un dinero público, pues solitos van saliendo y se van creando sin mucho esfuerzo.
El analfabetismo funcional es un fenómeno muy actual, lo define la enciclopedia como a la incapacidad de un individuo en la lectura, escritura y cálculo, en las situaciones habituales de la vida.
Pero es un concepto mucho mayor, que se extiende inclusive a la incapacidad de entender el efecto inmediato de sus propias palabras y hechos.
El analfabeta funcional es peligroso, de facto, pues «la riega a cada rato», como se dice popularmente, y de esos estamos llenos, ya nuestro trovador Alberto Cortés, o inclusive Facundo Cabral, lo han definido, e inclusive dijeron que los hay quienes son redondos. Es decir, por todos lados son analfabetas funcionales, claro que ellos lo mencionaron de una forma más llana.
Los analfabetas funcionales, pueden conformar un Ejército poderoso, pues se duda que haya quienes puedan hacerle frente, y bueno, aparte, nadie está a salvo de caer en ese grupo.
Si a esos analfabetas se refería el abanderado perredista, Duarte Ortuño, y que dijo que el mandatario estatal también impulsaba ese programa, no se requiere de un gran esfuerzo para obtenerlos, de cierto, se ven a cada rato y los hay quienes se especializan en ello.
Ahora, si como los ninis, que hay que premiar por no hacer nada, y en el caso de los analfabetas funcionales, por hacer lo que saben hacer muy bien, pues bueno, no alcanzarían los regalos ni los estímulos para que sigan ejercitando su don.
Si es de esta forma y Catalino Duarte no se resbaló, y en efecto existe un programa de este estilo, el de impulsar el programa de analfabetismo, pues tampoco hay que sorprenderse.
De Quijotes está empedrado el camino de nuestra vida.
 Y tampoco debe sorprendernos, pues todos somos candidatos a ese programa, y habría que ir abriendo un espacio para poder acceder a sus beneficios de un ejercicio que el gobernador Aguirre Rivero, quien no deja de sorprendernos, y el mismo Catalino Duarte, como lo dijo, están impulsando.

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