miércoles, 23 de mayo de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Hoy este día habrá que empezar a hacer las apuestas, ya con los candidatos a cargos locales tendidos, y los federales ya puestos en marcha desde hace un rato. La pregunta de este momento sería: ¿ya decidió a quién le habrá de conceder su voto de confianza?, de allí parte toda esta situación.

Es importante saber, aparte, si ese fenómeno llamado abstencionismo, podrá ser vencido, y que por ahora, hay que decirlo de esa manera, es un monstruo que vale algo así como 42 millones de gente que de manera decidida no va a las urnas, y que sólo 28 millones son los que deciden el destino de este país.
Eso es claro, y nos habla de la pobreza del entusiasmo con que inyectan los candidatos, estos a los que cuando menos al pueblo, que es la gran masa, no decide para que se apunten para llegar a un cargo que orondamente llaman: de elección popular.
Si trasladamos esa realidad a la entidad guerrerense, se podría hablar de 1 millón 400 mil que se resisten a ir a las urnas, pues no sólo no les llegan los candidatos con sus propuestas, sino que simple y sencillamente no les inspiran confianza, es decir, unos 900 mil son los guerrerenses que en el mejor de los casos, decide quién va o quién se queda.
Eso claro, antes de que los pleitos lleguen a los tribunales electorales, donde pues caray, se da un fenómeno más: el de la oferta y la demanda, donde sin empacho y bajo ninguna carga de conciencia, todo se mide en la máxima expresión capitalista.
Lo aquí preocupante, es que sigue siendo una cantidad menor la que dice quien debe quedar.
A ver, pongamos las cartas sobre la mesa: entre menos participación ciudadana a favor de algún proyecto político, es más fácil y sencillo hacer trampas por parte de la mapachería.
Los trucos son varios: urnas embarazadas, o aquello que llaman carrusel, ratón loco, y zapato, nombres que parecen eructados del folclorismo pueblerino, y hasta suenan graciosos, pero en realidad no lo son, con toda justeza.
Ahora bien, ¿cómo lograr entusiasmar a la gente para que acuda a las urnas?, las elecciones deben dejar de ser el negocio de la simulación, deben dejar de ser esos espejismos de un futuro que nunca va a llegar, en verdad que es justo y urgente, que se deje ya por un lado todo ese tipo de prácticas.
Comprometerse de parte de los políticos con actos que van a cumplir, como expresa el perredista Nicanor Adame Serrano; o dejar ya el juego del engaño como lo dice por su lado el priista Abel Montufar Mendoza.
Aquí no se trata de partidos, no se trata de querer inventar nada extraordinario, sino sujetarse a lo que dice el pueblo, y recuperar la confianza de él, pero a palabras necias, oídos sordos, un precepto que invita a la reflexión, y pues bueno, allí el planteamiento, y allí, entonces, la razón de ser, de existir.
Los «si votas por mí», deben de dejar de convertirse en frases condicionantes, para convertirse en «voy a hacer», una aseveración que está haciendo falta. La seguridad de acción de nuestros políticos, debe de ser antes que todo.
Así de simple, bajo el objetivo de hablar con la verdad y recuperar la confianza ya de por sí remendada y atada una y otra vez, luego de haberse roto también una y otra vez.

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