martes, 19 de junio de 2012

COLUMNA

La revolución tiene cara de mujer

Apolinar Castrejón Marino

Un proverbio que apareció en la Revista Vuelta dice que «Quien no pudo cambiar a su país antes de cumplir la cuarta década, está condenado apagar su cobardía por el resto de sus días».

Algunas personas actúan de acuerdo a estas sabias palabras, como la líder estudiantil chilena Camila Vallejo, que estuvo de visita en nuestro país, a invitación expresa del movimiento #Yo Soy 132 en un foro sobre la educación superior pública en América Latina en un foro sobre la educación superior pública en América Latina.
Esta joven de 24 años, es dueña de una belleza extraordinaria, pero en vez de buscar una corona o cetro en cualquier certamen de belleza, prefirió destinar su impactante personalidad para confrontar a las fuerzas del gobierno chileno, en busca de apoyos para los jóvenes y estudiantes, que no tiene como pagar la educación tan cara de su país.
Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling es especialista en geografía, que estudió en la Universidad de Chile.
En 2008, cuando era estudiante participó activamente en el proceso de restructuración de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, en las discusiones sobre el rol público de la universidad. También formó parte de las Juventudes Comunistas, herencia que le dejaron sus padres, que lucharon contra el régimen de Augusto Pinochet.
Se convirtió en presidenta de la organización vanguardista y contestataria denominada Federación de Estudiantes Chilenos (FECH), y pronto demostró su capacidad para movilización en junio de año 2001 al encabezar a 80 mil estudiantes y plantarlos frente al Palacio de La Moneda, a pesar de las amenazas del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter de reprimirlos violentamente.
Camila puso de rodillas al gobierno de Sebastián Piñera, quien tuvo que conceder grandes beneficios a la clase estudiantil. De fácil palabra y rica en argumentos en contra de la oligarquía, es una temible interlocutora de los representantes de las autoridades.
 Con su belleza y dotes de oralidad, enciende los ánimos en los mítines que participa. Con tales cualidades, fue detectada por el movimiento estudiantil #Yo Soy 132, para que viniera a motivarlos con sus experiencias y puntos de vista.
Para guardar las apariencias, se organizó un foro para tratar asuntos relacionados con la educación a nivel de Latinoamérica. Pero ¿qué tiene Camila Antonia Amaranta que admiren los jóvenes estudiantes mexicanos?
Pues además de que tiene un nombre muy largo, creció en el seno de una familia comunista, por lo cual desde su niñez escuchó que el gobierno es una figura ciudadana que está obligada a facilitar mejores estándares de vida para los chilenos.
Además se informó, cultivó y estudió concienzudamente la historia y las leyes de su país. Se adjudicó información de muchos movimientos sociales de otros tiempos y de otros lugares.
Y sobre todo, se esmeró en aprender a expresar con claridad sus ideas y conceptos.
Esto quiere decir que muchos estudiantes mexicanos podrían convertirse en líderes si se preocupara un poco por estudiar, prepararse y formar su personalidad, en vez de andar copiando a esos «artistas de plástico» y figuras decorativas de los programas televisivos.

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