lunes, 27 de agosto de 2012

COLUMNA

Cosmos



Héctor Contreras


Volverán las oscuras golondrinas…


Mario Moreno Arcos, regresa a la alcaldía (es una afirmación, no un reclamo).
Qué bueno, dirán algunos.
Otros, a lo mejor (o a lo peor) agregarían alguna «coletilla» a guisa de chunga en eso de «regresa».
En fin. Así es la voz del pueblo que se dice es «La Voz de Dios», y así lo afirman las masas que de los políticos dicen: Se van y regresan; no todos; no todo… pero es tasmente como lo enfatizó en su bello poema don Gustavo Adolfo Bécquer: «volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar»…
Ahora la duda es: Además del «nido» poético suspendido de un balcón municipal, ¿qué otra cosa podrían colgar esas oscuras avecillas ésta vez? ¿Polvos de aquellos lodos? ¿Reclamos a lo no hecho en el pasado? ¿Omisiones? ¿Endiosamiento? ¿Prepotencia? ¿La misma insultante soberbia contra la ciudadanía del «rey» y sus personeros? ¿Todo a la vez?
No la tendrá nada fácil Mario Moreno Arcos al asumir por segunda vez -¿de cuántas más?- la responsabilidad de ser alcalde, como tampoco la tuvo tan sencilla para llegar a la presidencia municipal, ahora con la corona abollada no sólo por su «adversario» Don Alejandro Magno Mendoza Pastrana sino por el ya muy notable y escandaloso rechazo de los chilpancingueños contra él y su séquito, con todo y rechifla.
«Son los mismos de siempre» dice la gente cuando se refieren a Mario Moreno Arcos y a su natural «alternante» político en la carrera de la ambición que tiene como sede la silla municipal de la capital guerrerense, el ya próximo diputado local y coordinador de la bancada priísta Héctor Antonio Astudillo Flores, ex diputado, ex senador, dos veces ex alcalde y ahora, otra vez diputados local y al rato –¡Dios de te oiga, tocayito!, ex gobernador, ¿o no?
En efecto, la expresión repetida miles de veces por todos lados y a todas horas se externa en Guerrero con los condimentos básicos de los chilaquiles con epazote: ironía, maldad e hilaridad, chilaquiles políticos ¡a la carta!
Analogía tal vez de cuando decía Andrés Soler en una película de charritos, jugadores irredentos de naipes al repartir lo que se ganaron en el póquer con Pedro Armendariz y Jorge Negrete: Pa tú, pa´ mi, pa´ tú, pa´ mí… Ora yo, ora tu, ora yo, ora tú… Con razón la gente repite hasta la náusea: «Son los mismos de siempre».
Los argumentos esgrimidos ante los votantes para alcanzar el regreso y volverse a ensillar son también, los mismos de siempre: «¡Ora sí le voy a dar agua a Chilpancingo, ora sí va a haber calles pavimentadas, ora sí vamos –con ´El Manotas´ de la tesorería- a bajar el pago del predial, ora sí le vamos a dar la urgente nomenclatura que la ciudad necesita, ora si habrá apoyos para las comunidades, ora sí las colonias tendrán todos los servicios, ora sí vamos a resolver el problema de la basura»… Ora sí esto, ora sí lo otro… Ora si: ¡ya nos volvieron a ver la cara…!
Chilpancingo es la ciudad capital de todos los padecimientos urbanos y sigue creciendo. No hace falta puntualizar el desorden en los mercados, en la circulación vehicular, en la recolección de basura, en el mantenimiento y buena conservación de parques y jardines, en el impulso, apoyos y divulgación a la cultura en todos sus órdenes: música, poesía, danza, pintura, dibujo, etcétera, el apoyo importantísimo a la ecología…
Pero… si Mario Moreno Arcos no pudo ni siquiera dejar huella mínima de su paso por Chilpancingo como alcalde la primera vez, excepción hecha de la insultante millonaria inversión de la colocación de la avispa colombiana que es ahora un asqueroso chiquero de aguas estancadas al sur de la ciudad, ¿qué más podrá hacer?
Y no sólo él, sino el séquito de personeros que no llegan al ayuntamiento a proponer trabajo, obras, a colaborar sino a ver qué está mal puesto por ahí.
¡Ah!, y los regidores. La nueva «mancha» de regidores. A ellos y a Mario habrá que verlos «trabajar» y observar que «sesudas» propuestas y trabajos realizan a favor de Chilpancingo… ¡agotadoras reuniones de cabildo, hermanito! ¿Y el sueldo que se llevan? ¡No alcanza, manito!
La corona está abollada.
Sólo con honestidad, responsabilidad y mucha acción a favor del pueblo se podrá hojalatear.
Nomás hay que tener cuidado de «no hacer rondanas con hojalateros».
Mi querido Chilpancingo: Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar… ¡Aguas!, porque las golondrinas, también defecan.
Ojalá no se las toquen antes de tiempo.

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