viernes, 3 de agosto de 2012

PRIMERA PLANA

Autoridades de Taxco solicitan
a España restos de Juan Ruiz A.



MEXICO, D.F.—En el marco del aniversario luctuoso número 373 del escritor mexicano Juan Ruíz de Alarcón, autoridades de Taxco, Guerrero, lugar que según la historia, lo vio nacer, han solicitado al gobierno de Madrid la entrega de los restos del dramaturgo novohispano del siglo de oro español, ubicados en la parroquia de San Sebastián, de aquel país.
A través de una carta intención de hermanamiento con Madrid, España, el presidente municipal de Taxco, Marco Antonio Sierra Martínez, solicitó iniciar los tramites para exhumar y traer los restos Ruiz de Alarcón.
Sierra Martínez explicó que el documento oficial se remitió desde hace una semana y ya se encuentra en Madrid. En el mismo se solicita de una manera respetuosa que el gobierno, de acuerdo con los lazos diplomáticos bilaterales, entregue los restos del escritor universal, de acuerdo con declaraciones difundidas por medios locales de Taxco.
El funcionario calificó este acto como un logro trascendente para la vida histórica y cultural de Taxco y México, y adelantó que de hacer valida la petición los restos serán depositados en un mausoleo donde se erigirá una estatua, la cual estará frente al Palacio Municipal de la entidad.
Con el objetivo de reconocer las aportaciones del dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza en 1987 se instruyeron por decreto las Jornadas Alarconianas, festividad que desde entonces se realiza anualmente en Taxco, Guerrero.
Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, reconocido como el Príncipe del Siglo de Oro de la literatura española, nació en Taxco, Guerrero, el 2 de octubre de 1581.
Descendiente de una ilustre familia española asentada en la Nueva España, inició sus estudios en la Real y Pontificia Universidad en México, posteriormente, a los 20 años viajó a Salamanca, España, para estudiar cánones y leyes.
Tiempo después viajaría a Sevilla, donde permaneció dos años. En 1613 regresó a México para tomar parte del ejército como teniente de corregidor.
Al año siguiente volvió a España y se asentó de manera definitiva en Madrid, donde dedicó su tiempo a escribir sus comedias y comenzó la etapa más fructífera de su carrera, asegura el portal de Internet «epdlp.com».
«Las paredes oyen» y «Los pechos privilegiados» fueron las primeras obras que se representaron de manera discretamente exitosa, obteniendo fama en el circulo literario madrileño.
Ruiz de Alarcón fue un hombre de apariencia grotesca y de carácter tímido, lo cual le hizo víctima de las burlas de sus adversarios literatos, sin embargo, a pesar de esto consiguió destacar como uno de los tres mayores dramaturgos del momento, junto con Lope de Vega y Tirso de Molina.
De acuerdo con la crítica especializada, su teatro cumple con el canon de la comedia española de la época: galanes aventureros, pretendientes irreflexivos y muy delicados en asuntos de honor, mujeres inconstantes, criados inoportunos y enredos difíciles de resolver.
Igualmente exalta valores morales como la piedad y la amistad sinceras. Lo que en otros es valentía, rudeza y galanura, en él es inteligencia, cortesía y bondad.
A lo largo de su actividad literaria, Ruiz de Alarcón escribió más de 20 comedias, entre ellas, «La amistad castigada», «Ganar amigos», «La cueva Salamanca», «El semejante a sí mismo», «Mudarse por mejorarse», «No hay mal que por bien no venga» y «La verdad sospechosa».
En 1965 sirvió al Consejo de Indias, primero como relator interino y dos años más tarde fue propuesto para una prebenda eclesiástica en América, lo que no logró.
Desde ese momento su posición económica mejoró de manera notable y sus biógrafos indican que su fortuna le permitió reconocer como hija suya a Lorenza de Alarcón, a quien concibió con Ana de Cervantes en 1620.
Su indudable influencia en el teatro clásico francés (Corneille), italiano (Goldoni) y español (Moreto y Moratín, entre otros) colocan al dramaturgo hispano mexicano en uno de los más altos lugares del teatro universal.
Ruiz de Alarcón, quien logró dominar el juego de palabras y la asociación ingeniosa entre éstas y a las ideas, falleció el 4 de agosto de 1639 en Madrid, España; sus restos reposan en la parroquia de San Sebastián.

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