viernes, 28 de septiembre de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre


Si la vida tuviera sus descansos, este viernes empezaría uno de ellos para volver a respirar el lunes, de acuerdo a las costumbres laborales, que entra de lleno ad hoc, con la reforma laboral que tanto se ha traído. Suspendernos por un momento en este fragoroso y complicado escenario, hasta parecería sano para también suspender el estrés que evite llenar el costal que lo reventará.
Es decir, huir de todos los problemas, esconder la cabeza y dejar que la vida siga pero que pase de lado, mientras el descanso se prolonga dos días, este sábado, sin ser sabatistas, y domingo, sin ser católicos, dormir a pierna suelta, soltarse, abandonarse, sin carga de conciencia.
Eso parece bueno, y también parece que eso nos daría un respiro, y una tranquilidad que hace falta… que los problemas se vayan por otro lado, descansar y dormir… ¿eso suena bien?, pero ¿qué tal si sólo dormimos sin inclusive sentir hambre, ni ganas de defecar, de tener sexo, de beber alcohol e irse de farra?, aquí la puerca tuerce el rabo.
Este cuadro tan patético, sin embargo, que si bien la sociedad no se duerme, pero como si se estuviera dormida ya que la indiferencia es galopante, es algo que se ha estado practicando, como sociedad, esta sociedad, la actual, se ha dejado hacer, con esa simpleza que trasgrede la propia conciencia.
Mientras el gobierno hace y deshace, y la sociedad se hace ovillo, en respuesta, no se avanza, la indiferencia social ha llegado a un nivel de alarma, donde le traen cumplidoras, por poner un ejemplo, y prometen 5 mil pesos para un proyecto productivo, pero que al final les dan 500, y los reciben, sobre su dignidad pisoteada, habla de cierto, que la sociedad ha alcanzado el piso.
La gente recibió ese dinero bajo el argumento de recibir lo que les den, porque si esperan que esos 500 pesos se conviertan en 5 mil, van a quedarse esperando, una situación que lastima, con toda honestidad, pues este gobierno, ha convertido al pueblo, a un pueblo tan productor como Tierra Caliente, en una sociedad depauperada, que se conforma con migajas.
De esto ya obtuvimos la versión de la secretaria de Desarrollo Social, Beatriz Mojica Morga, quien dijo que se dieron 500 pesos, pero la Cumplidora ya cumplió, pues ya hay apoyos a madres solteras, a niños educandos, a discapacitados, a adultos mayores… de eso no se trataba al principio, y parece que juegan una verborrea complicada y llena de argucias falaces, pues el mandatario habló de un proyecto productivo, no de una limosna.
Hablando localmente, el gobernador en la Tierra Caliente no ha dejado su huella, allá está el nuevo hospital regional, en Coyuca de Catalán, que como primera piedra, y que significa el arranque de la obra, el mandatario estatal, dejó un metro cúbico de tabicones mal puestos, como monumento a la inutilidad. La obra ni se ha empezado.
En lo reciente amagó con venir, y en Pungarabato iba a inaugurar un puente, el que comunica con Riva Palacio. En aquella ocasión cuando anunció el arranque del programa Tierra Caliente Segura, y se hizo acompañar de autoridades civiles y militares, además de los de la mal afamada policía federal, aseguró que regresaría en 15 días, y ya casi cumple tres meses, y sigue sin asomarse.
Todo ese desastre en la aplicación de las políticas públicas, no es el punto, pues la decepción en un gobernador como Aguirre Rivero, a estas alturas parece ya no significar nada, lo que en realidad brinca, es observar a una sociedad que se deja pisotear, que con su cara de esperanza, cuando viene el gobernador, le aplauden sus ocurrencias, sus malos chistes, y hasta se dejan bromear.
Le piden la foto y por supuesto, una ayuda, y las peticiones llueven, de esto y lo otro. Y se carcajean con él, y bromean, y le aplauden al cansancio. La Tierra Caliente había sido una muestra de trabajo para todo el estado, esta región era el modelo a seguir, estaba colocada su sociedad, como la más envidiada… ahora el cuadro es otro, y se sigue dejando hacer. Y es que el «era», es un tiempo perdido.

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