jueves, 6 de septiembre de 2012

COLUMNA

Cosmos


Héctor Contreras Organista

Mañana 7 de septiembre de 2012 a la una y media de la tarde en el Salón «San Carlos» de Zumpango del Río, la Secretaría de Educación Pública en Guerrero va a celebrar un acto de reconocimiento por su trayectoria de 54 años al servicio de la educación al señor Profesor don Fulgencio Cabrera Salgado.
El Profesor Fulgencio Cabrera Salgado es director de la Escuela Primaria «José María Morelos y Pavón», una de las instituciones de mayor prestigio en el estado de Guerrero, ganadora de 24 primeros lugar a nivel nacional y primer lugar en la primera Prueba de «Enlace» que se hizo en el país.
El pasado 15 de abril cumplió 53 años de entrega a la educación y como está viviendo y trabajando el año 54, la SEP le hará mañana viernes un reconocimiento-homenaje en su tierra natal, Zumpango del Río.
«Mencho», como también se le conoce entre sus compañeros y paisanos nació el 1 de enero de 1940. Fueron sus padres el señor Rufino Cabrera Catalán y doña Lugarda Salgado García, «la mujer que me dejó de dos años huerfanito, pero desde el cielo, de allá me bendice y me cuida».
Don Fulgencio tuvo varios hermanos: Ángel, Eduviges, Eufrocina, Encarnación, Epifania y Marciano. Si bien acepta que «mi infancia fue muy triste», no se arrepiente de los sufrimientos de esa época porque ello le ha permitido disfrutar la vida en el desempeño de su oficio del que dice: «Es mi mayor satisfacción porque puedo estar conviviendo día a día con los niños».
El relato de su infancia nos llevó a conocer que ayudaba a su señor padre en las tareas del campo y que hubo ocasiones en que tuvo que alquilarse como «abridor» en los surcos donde como pago recibía veinte pesos y algunos litros de maíz.
«A los cinco años de edad entré al kinder ‘Héroes de Chapultepec’. Mis maestros en la Escuela Primaria ‘Rafael Catalán Calvo’ fueron las maestras Concepción, Carmen y Camilo, no recuerdo sus apellidos y la instrucción Primaria la terminé cuando tenía dieciséis años. Mis amigos en la Primaria fueron ‘El Coyote’, cuyo nombre era Ernesto, otro Antíoco, otro ‘La Ticuiricha’, y desde la juventud son mis amigos Gustavo, Sigi y Bernardo Romero.
Cuando terminé la Primaria en la escuela ‘Rafael Catalán Calvo’, supe que en Ayotzinapa estudiaban Serafín y César Núñez Ramos quienes eran mis amigos y vecinos, hijos del profesor Fidel Núñez y doña Juanita. El señor, originario de la sierra y doña Juanita de Zumpango.
Para llegar a Ayotzinapa me fui caminando desde Zumpango, atravesando los cerros. Me pegué a unos campesinos que iban a la leña y me dijeron: aquí agarras derecho y ahí llegas a Tixtla. Ese día llegué como a las 7 de la mañana. El examen iba a ser a las 8. De 750 alumnos quedábamos solamente 75.
Terminé el examen y me regresé caminando nuevamente a Zumpango, y cuando fui a ver los resultados, una semana después, al recorrer la lista llegué hasta el último, en el número 75 vi mi nombre: Fulgencio Cabrera Salgado. Me dio una alegría tremenda, pero ya no pude hacer nada. Al mes no tenía ropa, no tenía nada y tuve que regresarme, dejé mi lugar vacante.
Y que me inscribo en la Agropecuaria. No me quería traer a Chilpancingo don Leopoldo Rendón, que acompañó a su hijo para inscribirlo en la Escuela de Promoción Agropecuaria (EPA) que estaba en su apogeo, una escuela militarizada, formidable que fundó el gobernar Darío Arrieta Mateos.
Por falta de dinero y de tutor el director de la EPA me expulsó pero intervino el capitán Antonio Valenzuela: -Mire, señor director, le pido de favor que a mi ‘Pulga’ (que así me decían en ese entonces) no me lo expulse, yo me voy a hacer cargo de él, quiero que lo apoye, como una excepción, es el mejor cornetista y el mejor que toca la caja y se necesita aquí, y dentro de un mes él va a ser Sargento de 24 elementos de la Banda de Guerra.
«Fíjate qué alegría para mí, el hambre de aprender algo en la vida, que fui el mejor, que manejaba la Banda de Guerra. Nos fuimos a Iguala a desfilar, a Tixtla, a Acapulco y aquí en Chilpancingo. Terminé en el año de 1959 como un buen deportista, corredor, basquetbolista, manejaba el tractor, sé diagnosticar enfermedades de los animales, tanto porcinos como equino, vacuno y aves. Al salir como un buen elemento militarizado inmediatamente supieron en Zumpango que era yo muy buen deportista y me mandó traer un director que se llamó Enrique Pastor García para que dirigiera la Banda de Guerra.
«Al rato me propuso para que me dieran una plaza de Profesor de Educación Física y de ahí comencé a ganar, al mes, cien pesos. El 15 de abril de 1959 ingresé a esa escuela como maestro de Educación Física
El profesor Fulgencio Cabrera nos habla de su familia: «Me casé con una buena mujer, una buena persona que yo estimo mucho. Me dio cinco hijos, tengo ocho nietos, un bisnieto y estoy satisfecho de la vida. Tengo algunos negocitos, pequeños, pero que me dan para vivir una vida tranquila. Mi esposa es Rosalía Contreras Torres.
«Mi hija, Nidia del Rocío está casada con el profesor Modesto Pérez Leyva, Presidente Municipal electo de Zumpango del Río. Mi hijo Carlos es camionero. Mi hijo Enrique es licenciado en Derecho y maneja dos salones de fiestas. Mi hija Yishet del Carmen trabaja en la Escuela Morelos conmigo y mi hija Paulina, licenciada en Filosofía y Letras.

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