miércoles, 31 de octubre de 2012

POLICRONICA

Aferrado…Pese a que el nombramiento del titular está dado desde el primero de octubre en la Dirección de Comunicación Social de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), podría concretizarse a partir de mañana primero de noviembre, si es que no sigue aferrado «El Payo».
Debe ser muy jugoso el huesito de la oficina de Comunicación Social de la Secretaría de Educción en Guerreo (SEG) que mal dirige Silvia Romero Suárez, si Reemberto Valdez Vilchis ¡se niega a abandonar el cargo! a pesar que le dieron la patada en el «asterisco» por huevón e ineficiente. La historia no es tan larga, hace ya un mes decidió Romero Suárez designar como jefe de prensa de la dependencia a su cargo al «betabel» del periodismo oficial, Tomás Benítez Cano, quien anduvo mucho tiempo carpeta en mano cargando sus dos documentos: su acta de nacimiento y su cartilla para que le dieran chamba, pues se «aventó» varios años sin trabajar (suerte que tiene quien lo mantiene), pero el «cuete no es Tomás, sino «El Payo» Reemberto Valdez Vilchis, y por si le «suena», pues sí, es el hermano «incómodo» de Pedro Julio Valdez Vilchis, director general de Comunicación Social (DGCS) del gobierno estatal perredista quien gasta los millones de pesos para su provecho personal y medio reparte a los «chayoperiodistas». Silvia Romero Suárez tomó la decisión de «sacudirse» a Reemberto Valdez Vilchis que a pesar de llevar varios años incrustado y metido a fuerza al periodismo, ¡pues no aprendió!; a fuerza ni los huaraches, sin embargo por el «terror y pánico» que les tienen a la familia Valdez Vilchis por contar con un periódico que alguna vez fue importante (que no influyente), le habían venido dando chamba a «El Payo», y ahora que fue despedido con la patada en su gordo «rábano», el señor ¡se niega a abandonar el cargo!, no quiere entregar la oficina al calentano Tomás Benítez Cano quien desde el primero de este mes de octubre que finaliza, ya debía andar haciendo los boletines de la dama de dientes «extralargos», mejor conocida como «La Chacha». Es más Valdez Vilchis asegura que permanecerá en el cargo hasta en tanto no le cumplan un pliego petitorio como de cien puntos, pero los más importantes son: el pago de sus sagradas quincenas de aquí a diciembre y las que nunca devengó, pues se la pasaba siempre en el casino de «Galerías Chilpancingo», en la calle atendiendo todo menos la oficina de prensa, pago de su aguinaldo para comprar Coca (u otro refresco); prima vacacional, colegiaturas de sus hijos, gasolina, y que le den chance de estar de «aviador» hasta en tanto consigue donde ubicarse, dicho de otra manera ¡para siempre! por que jamás va a encontrar trabajo a menos que la mano de su hermano «Caín», perdón, Pedo Julio le consiga un espacio donde gane sus cincuenta mil pesos sin hacer nada, por que eso es lo que percibía (y quería más), aparte el recurso que manejan en el área para publicidad y que queda por «ahí» perdido». Lo cierto es que debe ahuecar el ala y dejar que llegue Tomás Benítez Cano se haga cargo a partir de mañana primero de noviembre de la encomienda de la «sonriente» Silvia Romero Suárez quien ya le dio el nombramiento, solo falta que el huesito se lo suelte «El Payo»...¿Perseguido?... La muerte del joven periodista capitalino Jaime Miranda Díaz cimbró a un reducido sector del periodismo el pasado viernes por la tarde-noche, conocido entre los comunicadores como «El Ayotzi», sobre el tratamiento que se le dio a esa noticia así como especulaciones que tienen que despejadas por las autoridades ministeriales, cuya labor siempre es de oficio, pues no se tienen definidas las causas que ocasionaron ese percance. Cuando las primeras noticias empezaron a circular en las redes sociales, sobre el fallecimiento del joven periodista capitalino Jaime Miranda Díaz, se volvieron a repetir errores tremendos peor que el teléfono descompuesto, lo que evidencia que quienes se mueven en esos espacios virtuales no saben controlar ese flujo de información y quienes han sucumbido ante ese encantamiento es porque consideran que suplirán a las noticias impresas, pero eso es asunto de otro interés más mediático. Por lo que corresponde al fallecimiento de Jaime Miranda Díaz, de 29 años de edad, oriundo de una sencilla comunidad de El Salado, próxima a Mazatlán, del municipio de Chilpancingo, se empezaron a correr versiones sobre el origen de ese accidente. Ha trascendido que minutos antes estaba en una reunión social, al parecer ingiriendo bebidas embriagantes, en donde habría tenido un altercado con uno de sus compañeros, lo que lo hizo salir como enojado, tomando su camioneta Explorer, color blanco con placas HBB-3726; otra versión que era perseguido por un comando y otra especulación más indica que debido a lo presionado de su trabajo o del compromiso al que se había sometido es que siempre corría a velocidades fuera de la norma, en el sentido de las vialidades reducidas que tiene esta ciudad capital sobre la avenida del Río Huacapa, e incluso está comprobado que su pésima planificación o deprimente diseño tiene instalados postes en medio de estas arterias o hasta macetas y supuestos adornos. Como haya sido esa versión, lo cierto es que al salir de esa reunión, indica que estuvo celebrando, pero que algo lo alteró. El joven comunicador que apenas comenzaba a destacar, era una persona que muy escasamente tenía arranques de ira, es como se le identificó como un ser humano tranquilo; por cuanto al otro aspecto, en donde se dice que Jaime Miranda Díaz, era perseguido, quien tiene que esclarecer los hechos sin duda es la Procuraduría General de Justicia del estado, haciendo declarar a la esposa quien lo acompañaba en esos instantes fatídicos, con la finalidad de que quede esclarecido en su totalidad, porque se siguen dando especulaciones como el que muchos propietarios de estas cadenas de medios impresos, someten al periodista a un trabajo extenuante, aunque con consentimiento propio, pero esas jornadas son tan estresantes, que han reventado a más de uno, que no ha tenido tiempo de hacer una pausa, una reflexión y mandarlos a la chingada, especialmente cuando se enteran de cómo se hacen las transacciones de estos dueños de medios impresos, siempre con el sudor ajeno. Luego, entonces, queda en el ambiente periodístico la pesada sensación de que el reportero de 29 años de edad no debió morir, o empezó a buscar su integración con viejos lobos de mar con los que buscaba socializar, pero que no aguantó sus puyas; también que si era perseguido debió advertirlo con anticipación, pero precisamente debido a su situación de novel no lo consideró en serio, como haya sido el motivo, es pertinente que sus familiares, en donde la joven viuda Alberta Santiago Aguilar lo tuvo en vida los últimos minutos, pidan a las autoridades su esclarecimiento sobre ese deceso, si están tranquilos, seguramente no pedirán nada, lo otro es que exijan las causales de esa desgracia y actúen en consecuencia; pero si no desean nada en todo el entorno en donde se desenvolvió el finado Jaime Miranda Díaz, solamente Dios, el Creador o esa entidad superior les permitirá encontrar resignación a esa tragedia. Por cuanto corresponde al otro sector correspondiente a los editores y propietarios de medios informativos, es urgente que empiecen a consensar un código de ética normativo, pero tienen que anteponer el dinero, ese que les corroe sus entrañas y ver por un futuro que sea más promisorio tanto para ellos como para sus propios trabajadores y trabajadoras, cuya base «sienta» que al final sus patrones se ocupan de sus problemas, así es que es urgente que consensen sus intereses financieros con sus subalternos, los trabajadores, en donde busquen empatar el mismo conocimiento sobre derechos humanos, de las garantías individuales así como una sensibilización y una capacitación profesional, que nunca está de más...Aplastado...Uno de los aproximados 20 boleadores de calzado que están en la ciudad capital, sufrió un espectacular aplastamiento de un árbol de los conocidos como «hule», de esos que al rascarle con un objeto punzo-cortante le sale un hilillo de leche, en términos coloquiales como si fuera su «sangre». Pues bien ese árbol, de amplio follaje y de raíces ídem pero que se extienden a ras de suelo, le cayó pero no directamente, sino que una de sus ramas lo arrolló, sin que se reportara de gravedad, por parte de las autoridades correspondientes que acudieron «ipso facto». La preocupación y coraje de sus compañeros era que ya habían reportado con certeza de que ese árbol, así como otros que embellecen el panorama debía ser cortado, pues su vida útil ya no daba para más. Quizá la falta de información de ese gremio le impidió sustentarlo con un soporte técnico, pero sí tenían bastante preocupación, porque lo sabían debilitado pues conocían a ese árbol que eso sí, bondadosamente les brindó un remanso para que sus clientes descansaran bajo su sombra. Pero la situación es porqué ellos deberían de ofrecer un estudio de impacto, nada de eso, son las autoridades las que tienen que elaborar esos documentos. Sin embargo, surge otra duda, en verdad se habrían quitado de esos sitios, sobre todo los que están bajo los árboles ya de muchos años de «vida». Por eso es que, en todos los casos en donde las autoridades correspondientes intuyan, se tienen que hacer del conocimiento de quienes están en esa situación de riesgo, con algunos soportes y estudios técnicos que avalen la seriedad, y que incluso se tengan de recibido, pero no se puede menospreciar la vida de quien se dedica al trabajo digno, porque en cuanto compete a las autoridades del Ayuntamiento de Chilpancingo, encabezadas por el alcalde de extracción priísta, Mario Moreno Arcos, tiene que estar consciente de que su compromiso es doble, que a su gente la tiene que instruir debidamente, que sepa cómo actuar en esa serie de situaciones, pero que sea en serio, porque si se llegan a detectar otros problemas en donde ellos no asuman su responsabilidad, estamos fritos. Así es que por poco en lugar de estar festejando el remedo de fandango, en un tris hubiéramos estado comentando «El Fandango Funebrense».

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