martes, 13 de noviembre de 2012

COLUMNA


Aventuras de Mari Juana 

Apolinar Castrejón Marino
 Malena decidió ir a una fiesta que hacían sus compañeros de la universidad. Ya tenía 18 años de edad y ya había probado varias «delicias de la vida», pero sabía que en la casa de ese maestro colombiano se fumaban cigarros «vegetarianos», y tenía un poco de miedo por que no sabía como reaccionaría si se animaba a fumar. Así que decidió ponerse de acuerdo con su amigo Toño, al cual le encargó que «la cuidara». 

Fue una gran fiesta y hubo de todo: «Sexo, drogas y Rok&Roll». Supimos que en el momento «de la verdad» La Male se portó como una «moderna», muy «free». Se pudos 2 «chelas» y un «preparado», y cuando encendieron un cigarrillo de «juanita» para fumárselo en un grupo de 5 compañeros, ella le dio sus 3 respectivos «pegues».
No recuerda si el cigarrillo alcanzó para otra ronda, pero si tuvo la suficiente fuerza para hacerle señas a su amigo Toño de que la llevara a una recámara. Vieron que Toño se la cargó para llevársela, pero todos pensaron que era para hacerle «rico, rico».
Toño la acostó en la cama, acomodó su cabeza en la almohada y le sacó los zapatos. Ella gemía y balbuceaba. Él notó que volteaba los ojos hasta ponerlos en blanco y se reía como una estúpida, se miró los brazos y se puso a llorar desconsoladoramente. Un poco asustado, Toño quiso llevarla al baño para enjuagarle la cara, pero cuando trató de ponerla de pie, Male se dejó caer de rodillas, comenzó a revolcarse y acabó vomitando en la alfombra.
Pasados 8 días de la fiesta, Male y Toño se vieron otra vez en la escuela. Iban a diferentes grupos y cada quien tenía su círculo de amigos. Estaban en el jardín, y hablaron de muchas cosas, pero en un momento La Male se empezó a reír de una manera muy pícara. Toño también se rio y se acercó a preguntarle si se reían de lo mismo. La chica le dijo así: «Hay manito, gracias por cuidarme. Me puse bien pendeja».
Muy condescendiente, Toño le dijo que no se preocupara, que no pasó nada. Se quedaron mirando y de repente soltaron la carcajada, los dos al mismo tiempo. Con la sonrisa en los labios, ella lo miró a los ojos como preguntándole si podría guardar un secreto. Y entonces le dijo: «Te voy a contar».
Agachó la cabeza y empezó a hablar con voz quedita, mientras él pegaba su cabeza a la de ella para escuchar bien. Y entonces le contó.
«Hay Tony, me sentí de la chingada. Luego de las 3 fumadas me empecé a marear y a sentirme ligerita, ligerita. Cuando me cargaste, yo sentía que iba volando entre las nubes. Y cuando me acostaste, traté de reaccionar. Pero entonces, me miré los brazos y lo que vi me asustó mucho».
«Vi que mis manos estaban normales, pero mis brazos estaban muy chiquitos, como de 10 centímetros, y yo trataba de estirarlos, pero mis manos seguían casi pegadas a mi pecho». «Luego cuando trataste de pararme la alfombra me daba muchas cosquillas en los pies, como no tenía zapatos. Y las cosquillas eran muy fuertes que me dolían, y por eso lloraba. Y no podía hablar. Yo juro que esto si, no lo vuelvo a hacer».
Dentro de poco tiempo, estos relatos ya no serán «a escondidas», pues la legalización de la marihuana está en marcha, empezando por los Estados Unidos, en donde hay varios consumidores del primer orbe como el mismo Presidente Obama que ha declarado públicamente que la ha fumado, el escritor Karl Sagan y el ex gobernador Arnold Schwarzenegger. 
Es necesario decir que la marihuana es una planta procedente de la India y que los antiguos le dieron diferentes usos, pero esto nos tiene sin cuidado. Los gringos que en todo se meten empezaron su criminalización y prohibición en 1906 en el Distrito de Columbia (D. C.), que es como el Distrito Federal (D. F.) en México.
Ellos no tenían por qué prohibir la marihuana, y la prohibieron, y ahora no tiene por qué legalizara y lo están haciendo. En una entrega posterior, les mencionaremos qué intereses han decidido estas medidas draconianas, del país que se dice muy demócrata.

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