jueves, 29 de noviembre de 2012

COLUMNA


La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre

 Hablemos de un fenómeno como causante de esta pobreza y este atraso añejo que se vive en el país y desde luego en este estado, último lugar en desarrollo, y el más pobre del país: el paternalismo. Un acto y un ejercicio oficial, que rompe con toda idea del desarrollo.

Se dice muy claramente que no hay que darle el pescado a la gente, sino la caña de pescar, es decir, los implementos y las herramientas para que busque su propio sustento, un algo que se deshace en este mundo de los fantasmas bienhechores, y evanescencias de la inutilidad.
Dice Wikipedia, que el paternalismo en un sentido amplio, es un sistema de relaciones sociales y laborales, sostenido por un conjunto de valores, doctrinas, políticas y normas fundadas en una valoración positiva del patriarcado.
En un sentido más concreto, el paternalismo es una modalidad del autoritarismo, en la que una persona ejerce el poder sobre otra combinando decisiones arbitrarias e inapelables, con elementos sentimentales y concesiones graciosas. También se puede decir que es una acción de protección a fin de tener aliados ante algún conflicto, como diciendo «yo te «cuido»(como un padre) pero tú me ayudas a mi si tengo un conflicto».
Y allí, en este punto, todo intento por desarrollarse, se rompe. Para el Derecho constitucional, el Estado paternalista es aquel que limita la libertad individual de sus ciudadanos con base en ciertos valores que fundamentan la imposición estatal.
La enciclopedia explica que de esta manera, se justifica la invasión de la parcela correspondiente a la autonomía individual por parte de la norma jurídica, basándose en la incapacidad o ineptitud de los ciudadanos para tomar determinadas decisiones que el Estado considera correctas.
Es decir, al mandarle el gobierno el mensaje al ciudadano que es inepto e incapaz, pues lo enrolla en su intención y lo convence de que el único capaz de sacarlo de su pobreza es precisamente el que lo genera y el que lo empuja cada vez más, de tal suerte que se hace un círculo vicioso del que jamás nadie podrá salir.
Es esto también un algo, en ese sentido estricto de la existencia, pero perjudicial, un acto que se encarna en despensas, regalos rifados, bicicletas, tarjetas de bonos, y hasta becas de cualquier cosa, porque es madre soltera, golpeada, o simplemente por usar enaguas.
El paternalismo es un fenómeno destructor a la larga, pues satisface al hombre o mujer, de manera momentánea, por un rato, pero el largo penar con el que pagará esa satisfacción, es más costosa y larga, de tal suerte que el hombre atenido a ese favor, termina perdiendo más de lo que recibe.
Y allí el caso de Oportunidades, o Procampo, donde se vuelve en el único ingreso familiar, y se descuida la producción, se deja de hacer, pues la frase «que te mantenga el gobierno», se ha hecho realidad en ese sujeto y su descendencia. México, ha sido víctima del paternalismo por sus gobernantes y por parte de otros círculos de poder que ejercen su fuerza para mantener al pueblo en un estado de pasividad.
La actitud proteccionista mostrada en nuestro país sólo contribuye al mantenimiento de una sociedad cerrada, incapaz de ser crítica y poder reclamar y exigir en favor de sus derechos. México es un país de poca memoria, donde los medios ofrecen sólo aquello que ayudará a conservar las cosas tal como están, mal.
Y así, en esos tonos, nada se puede avanzar y sí en el peor de los escenarios, se entra en una dinámica de rezago y desesperación.

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