martes, 12 de febrero de 2013

COLUMNA


El Grillito Sin Censuras

Alfonso Cerdenares Domínguez

 —La esencia de un pueblo, de un país, de una nación, es su educación.—Un pueblo ignorante será fácilmente sometido.—¿Qué sociedad, qué país, estamos dejando a nuestros descendientes, a nuestros hijos, a nuestros nietos?  
SIN LUGAR A DUDAS, LA ESENCIA DE UN PUEBLO, DE UN PAÍS, DE UNA NACIÓN, ES SU EDUCACIÓN; de ahí se debe de partir para determinar si es un pueblo culto o inculto; por ende, México, luego de ser una nación con una Constitución que envidiaba a muchos países, tanto latinoamericanos como europeos, se está convirtiendo en una verdadera piltrafa en cuanto al respeto a los derechos de sus habitantes; es decir, nuestra Carta Magna ha sido recortada a modo, de tal forma que, en la actualidad,
pareciera que hemos regresado a tiempos del Porfiriato y vamos de reversa, con la salvedad de que ahora todo es más sofisticado; desafortunadamente, muchos estamos a la espera de la llegada de otros caudillos, de un Emiliano Zapata, de un Francisco Villa o de un Ernesto «Che» Guevara para que abandere las causas justas del pueblo, alguien a quien no le interese el dinero y que resista «cañonazos» de 30 millones de pesos, siguiendo adelanta por la lucha conjunta, por la justicia y la libertad en todas sus magnitudes; desgraciadamente, como dirían los abuelos: «Todo tiene su precio», nadie está exento de ello y si existiera alguno al que solamente le importara el bienestar conjunto, simple y sencillamente lo denostaríamos; las beatas de mi pueblo lo llamarían comunista y fiel adorador del averno, hasta ese grado hemos llegado, hemos perdido la esencia de ser humanos, de estar al lado de los demás, en las buenas y en las malas, todos queremos ser únicos, imperando el viejo y retrógrada «yoyismo»: Yo, primero yo, después yo y al último yo, cuando lo último que nos queda hacer es vivir en sociedad; los gobiernos mexicanos han propiciado el egoísmo, la corrupción, el chantaje, la difamación, pero sobre todo la ignorancia; saben que aplicando esa máxima que dice que UN PUEBLO IGNORANTE SERÁ FÁCILMENTE SOMETIDO, nadie puede repelar, mucho menos si «sueltan» billetes a diestra y siniestra; esto se resume en el barbarismo; recordemos que del capitalismo errático en que los sistemas de gobiernos mexicanos han deambulado, ahora hemos caído en una barbarie, donde el que tiene más saliva, come más pinole; de ahí que nadie trate de asumir su verdadera responsabilidad, pues lo más fácil es cerrar los ojos a la realidad y aislarse a sí mismos con lo que cada quien ya tiene, olvidándose que a nuestro alrededor existen muchas familias que sufren las de Caín, que apenas sí tienen para malcomer, sin educación, sin vivienda y, peor aún, sin un empleo con un salario justo; esto ha abonado a la inseguridad que hasta ahora padecemos; ¿QUÉ SOCIEDAD, QUÉ PAÍS, ESTAMOS DEJANDO A NUESTROS DESCENDIENTES, A NUESTROS HIJOS, A NUESTROS NIETOS?; en eso debemos de detenernos a pensar, ¿qué educación podrán recibir las generaciones del futuro?; con estas viles reformas laborales, con esa reforma educativa disfrazada para privatizar la educación, seguramente nos vamos al barranco y tal vez no habrá tiempo de gritar: «¡¡¡Sálvese quien pueda!!!», pues todo quedará como un mero grito en el desierto y… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: alfcerdenaresd@hotmail.com

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