lunes, 18 de febrero de 2013

POLICRONICA


¿Policías?...Hay temor, zozobra e incertidumbre para los trabajadores del hospital general «Raymundo Abarca Alarcón», no saben cuando será la hora y el día equivocado para un atentado, además no saben a quien confiar si a los civiles o a los policías para darles información de la existencia de pacientes en el lugar. 


Por tercera vez, el pánico se apoderó de la tranquilidad de los trabajadores del sector salud, cuando realizaban su trabajo atendiendo a los pacientes que buscaban atención médica y sanar de sus males. Este ambiente se respiraba en los primeros minutos de este domingo 17 de febrero, cuando al área de urgencias llegó una ambulancia de Protección Civil estatal, llevando a una persona mal herida, según porque había sufrido un accidente automovilístico en la curva del kilómetro 2+600 de la carretera estatal Petaquillas-Tepechicotlán, municipio de Chilpancingo, región centro del estado de Guerrero. Los paramédicos entregaron al herido en el área de urgencias, recibido por médicos y enfermeras, quienes de inmediato al paciente se lo llevaron a la sala que se conoce como de «choque»—atienden a las personas que van muy graves de salud— dándole una atención inmediata. Cuando los médicos y enfermeras hacían su trabajo de suturación de heridas en la cabeza, un par de personas vestidas de supuestos policías preguntaron ¿Se encuentra aquí un herido?, la respuesta inmediata de los trabajadores de salud, fue afirmativa. Al corroborar la información, los dos policías se metieron a los sanitarios, y a los pocos minutos llegó un tercero, quien con la información confirmada llegó hasta el área de urgencias y se fue directamente a la sala de «choque», en donde los médicos y enfermeras hacían su trabajo de suturación y curaciones al herido que estaba en una camilla y hasta ahí llegó ese presunto policía, quien con pistola en mano, les ordenó que se hicieran a un lado y fue cuando le disparó al herido dos balazos  en el cuello al parecer de calibre 9 milímetros. Esas detonaciones del arma de fuego retumbaron en las instalaciones, y quienes minutos antes habían visto llegar al mal herido y que después estaban en otras áreas atendiendo a pacientes, al escuchar los disparos externaron «seguro que mataron al herido». La huella de abundante sangre, un gran hoyo y dos casquillos de bala percutidos, fue el rastro evidente de que habían rematado a un hombre que  había sido entregado en calidad de desconocido por paramédicos de Protección Civil estatal, pero que necesitaba atención médica de urgencias para salvarle la vida. Después de que fuera rematado el desconocido, los tres uniformados de policías sin tanta prisa abandonaron las instalaciones del hospital general «Raymundo Abarca Alarcón», ya que en el exterior los esperaban tres camionetas de lujo en las cuales se dieron a la fuga regresándose hacia Chilpancingo, ya que el nosocomio se encuentra al norte de la ciudad, en el punto conocido como «Tierras Prietas» límites con el municipio de Zumpango de Neri. Cuando ya habían consumado el remate de la persona que había sido rescatada por paramédicos de Protección Civil estatal entre Petaquillas y Tepechicotlán, por esos supuestos policías, prácticamente se encontraron con un grupo de la Policía Ministerial  antes de llegar al nosocomio, quienes iban a tomar conocimiento del herido, sin embargo  los mismos «efectivos» identificaron a los chicos malos, pero no sabían de que regresaban de rematar al cristiano y después de saber los elementos lo celebraban, «lo bueno es que no nos balacearon». Estos fueron los últimos  que arribaron a la escena del remate del desconocido, y después llegaron peritos para iniciar las primeras diligencias y  los miembros del Servicios Médico Forense para hacer el levantamiento cadavérico, y se lo llevaron a las instalaciones de la morgue en donde hasta el mediodía de hoy lunes continuaba en calidad de desconocido y se espera que en las próximas horas sea reconocido y reclamado el cuerpo por sus familiares para que le den cristiana sepultura a ese hombre de aproximadamente 30 años de edad, por ahora solo es identificado con siete tatuajes, entre ellos, uno en el brazo izquierda con una figura de estrella, nombre de «Citlali», en el lado derecho del pecho tenía el nombre de «Fátima», en el lado contrario una figura y sobre ésta el apellido «Ríos», además de que manejaba una camioneta Honda CRV gris con placas de circulación HBC-6534 reportada como robada el sábado a las 19 horas en la calle Morelos, en el primer cuadro de Chilpancingo, de la cual fue bajado con lujo de violencia el conductor Giovany Ruano Esteban, quien al parecer dio parte a la policía para dar con el paradero de su unidad motriz. Este es el segundo  hecho que se registra en las nuevas instalaciones del hospital general «Raymundo Abarca Alarcón», pues el viernes 5 de octubre del 2012, irrumpió las instalaciones un grupo de hombres armados a plena luz del día, cuando eran las 14 horas, en donde habían arribado siete camionetas de lujo con unas 16 personas a bordo. En esa ocasión, fueron a sacar del nosocomio a Omar Romano Romano, quien llevaba una semana de convalecencia tras ser intervenido quirúrgicamente, luego de que resultara herido presuntamente en un enfrentamiento en el municipio de Olinalá, región de la montaña. Cuando ya se recuperaba satisfactoriamente, sus enemigos descubrieron que no había fallecido y ese día de los hechos el director del hospital, Carlos Monroy Juárez, se encontraba en el área de gobierno y nada hizo por solicitar de inmediato la presencia policiaca. Sin embargo el primer caso que registramos y que pudiera ser el tercero de que hombres fuertemente armados, sucedió en el mes de diciembre del 2011, cuando el hospital  todavía estaban frente a la alameda «Francisco Granados Maldonado» en la avenida Guerrero, de donde también sacaron arrastrando a un herido, en tanto que otro estaba en el hospital privado «Anáhuac». Entonces, no es la primera vez que ocurren este tipo de hechos lamentables en la que se pone en peligro la vida de más de 600 trabajadores. Hasta el momento el actual director del hospital, Carlos Monroy Juárez y el secretario de Salud en Guerrero, el perredista Lázaro Mazón Alonso, no hacen nada, por garantizar la integridad física, no solamente de los empleados, sino de los usuarios que llevan a sus pacientes al hospital. Sin embargo cuando fue director del «Raymundo Abarca Alarcón», el doctor Irineo Reyna Adame, públicamente denunció los hechos y hasta exigió al gobierno estatal, garantizara la seguridad de los trabajadores, en tanto el actual Monroy Juárez se ha mostrado con un verdadero timorato. También es una muestra clara de que tantas patrullas que se entregan a la Policía Municipal de Chilpancingo, los recorridos que hacen más de siete patrullas de la Policía Federal, del Ejército Mexicano y el fracasado  «Operativo Guerrero Seguro», simplemente no sirven o definitivamente están coludidos con la delincuencia del crimen organizado. Un gobierno que encabeza el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en la persona del prófugo del PRI, Angel Heladio Aguirre Rivero, simplemente se ha visto rebasado por la delincuencia y en sus propias narices se comenten atrocidades. El mejor ejemplo, es que en las propias instalaciones del hospital general «Raymundo Abarca Alarcón», se remate y se saque a las personas impunemente sin el menor respeto para los profesionales de la medicina, y tampoco se garantice la seguridad de los trabajadores. También hace oídos sordos la dirigente de la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, Beatriz Vélez Núñez, quien tampoco ha hecho una exigencia enérgica, para garantizar la seguridad de sus agremiados y de los usuarios de los servicios del hospital, sin embargo la hemos visto peleándose con los funcionarios por canonjías para su provecho personal. Es urgente que las autoridades del sector salud como las municipales y estatales, tomen cartas en el asunto, antes que vaya a suceder una mayor tragedia, como pudiera llegar un comando armado a rematar a otro cristiano, pero ante el nerviosismo  y al  ver a mucha gente, pudieran disparar sus armas a discreción a los asistentes, al estilo, Estados Unidos, tomando en cuenta que esas personas no actúan conscientemente, si no bajo los influjos de las drogas. Ojalá que antes de que se haya hechos que lamentar, se haga realidad aquella exigencia de que todos los pacientes baleados sean atendidos en el hospital militar. La otra es que los mismos trabajadores se organicen y hagan un paro laboran para hacerse escuchar en su exigencia de seguridad a su integridad física, al trabajar en un lugar prácticamente en despoblado. Por último, podrían ir analizando con mucha seriedad—a la mejor por ahora se leería como guasa—que los mismos trabajadores de la salud del hospital vayan constituyendo su propia policía ciudadana o comunitaria para la autodefensa, porque los que ahora resguardan las instalaciones simplemente está visto que no garantizan la seguridad, pero eso si, cuando llega a las puertas un indefenso ciudadano, los uniformados que están en la puerta hacen su verdadero «pancho», porque con sus armas largas los espantan y les impiden que entren a las instalaciones hasta con una gelatina, porque según está prohibido y cuando llegan esos hombres «extraños» fuertemente armados, simplemente se hacen los occisos.…Montaje....Mientras no nos demuestren todo lo contrario, seguiremos creyendo que los seis detenidos por la violación de seis españolas, ocurrido en la madrugada del pasado 4 de febrero y en menos de 10 días, según las autoridades federales vía Procuraduría General de la República (PGR) y estatal, con su ineficaz Procuraduría General de Justicia del estado, disque que «resolvieron el caso». Nadie se traga el cuento de que los arrestados son unos auténticos chivos expiatorios, para que el gobierno mexicano se quitara la presión internacional, ya que las presuntas afectadas venían de España a turistear a Acapulco. Comenzaron a relucir algunas declaraciones de los supuestos responsables, y a todas luces nos queda muy claro que es todo un montaje y con declaraciones fabricadas, comenzando por el supuesto botín que habrían tenido cada uno de los 6, que según fue de risibles 800 pesos, cuando supuestamente les robaron computadoras laptop, teléfonos celulares y otras cosas de valor, que obviamente no eran de los corrientes, sin embargo al venderse,  habrían obtenido no más de cinco mil pesos, cosa más falsa. Como se recordará en la madrugada del 4 de febrero, fueron asaltadas y violadas las seis españolas y amarrados sus seis hombres acompañantes, en la localidad de Barra Vieja, y de acuerdo al reporte de la Policía Federal de Investigación, uno de los seis implicados relató que ese día intentaron robar dos inmuebles ubicados sobre la carretera Acapulco-Barra Vieja, pero la presencia de guardias o agentes de seguridad les impidió acercarse. A todas luces, es una declaración fabricada, pero desafortunadamente sin ser peritos en la materia, se nota lo burdo con que hicieron el montaje. Nada más veamos la historia inventada, según uno de los detenidos contó que habrían planeado el robo en una casa de la colonia Centro, donde ingirieron bebidas embriagantes y luego viajaron rumbo a Barra Vieja a bordo de un auto tipo Jetta, el cual dejaron metros antes del domicilio donde ocurrió la violación. «Se percatan metros delante (sic) de una fiesta, pero al observar que estaban unas personas uniformadas (policías) continúan su camino hasta el domicilio ubicado en el Kilómetro 16.5, en el poblado del Podrido, en la carretera Acapulco- Barra Vieja», narró uno de los inculpados de 19 años. «Observan personas al interior del domicilio, por lo que inmediatamente ingresan por la parte de enfrente saltándose la barda la persona de alias El Candela, amenazando con una arma de fuego a las personas que se encontraban en la mesa a las que amordazaron». Añade el reporte policiaco  y que supuestamente el joven que detalló los hechos fue detenido por agentes federales el 12 de febrero a las 6 de la tarde en el poblado Vista Hermosa, municipio de Marquelia. «Todos iban drogados y alcohólicos, sin saber a qué grado iban los demás, mencionando que él (el inculpado) fue el que menos bebió, además de ser su primera violación y robo», señala el reporte oficial. El ataque contra las turistas españolas, según el detenido, ocurrió en el jardín de la casa. «Sacó un colchón que se encontraba en el interior del inmueble, colocándolo en el jardín cerca de la alberca, mismo donde se llevó a cabo el abuso sexual en repetidas ocasiones a las víctimas», contó, tras asegurar que el líder del grupo, conocido como El Candela, era la única persona que iba armada. «Al preguntarle si bebieron del alcohol que había en el lugar contesto (sic) que no, solamente tomaron un toque de mota». De acuerdo con el informe, los presuntos agresores estuvieron desde las 00:00 a las 5 de la madrugada y salieron por la puerta principal del inmueble. Después se trasladaron a una casa localizada en El Coloso, donde se repartieron el botín. Como se sabe el 13 de febrero, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, anunció la captura de los agresores y aseguró que todos habían confesado. Entonces con esta declaración, por si sola, carece de credibilidad, porque indica que los 14 turistas, seis mujeres españolas, una mexicana y el resto de hombres, no precisamente eran turistas sanos, que buscaban disfrutar de las bellezas de Acapulco, si no que eran unos drogadictos y alcohólicos, porque uno de los presuntos indiciados revela que tomó marihuana para darse un «toque», además no han sido presentados ante  sus familiares, ni a la prensa, mucho menos los arrestados han sido careados con los disque turistas. Es un cuento de nunca acabar, por ello que Murillo Karam insistió muchas veces que el «caso estaba resuelto», cuando en realidad quien debe decirlo con todas sus letras es el juez de la causa, quien habrá de decir si está resuelto o no el caso, al dictar sentencia y todavía la familia, podrá luchar jurídicamente para demostrar su inocencia, entonces el «caso no está resuelto», como lo quisiera tanto el gobierno del estado, como el federal. Hay muchos cabos sueltos, es más el mismo diputado local  de la LX legislatura y presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, Jorge Salazar Marchán calificó como «desatinadas»  las declaraciones del procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, al afirmar que «quedaba resuelto el caso» de las seis turistas españolas violadas con la presentación de los seis detenidos. Tanto que criticó la constante afirmación de las autoridades en el sentido de que no habrá chivos expiatorios: «ellos solitos insisten y ahí cabe la suspicacia de la sociedad, del por qué tanta insistencia de decir que no son, es que no hay certeza». Tanto que no ha seguridad de ello que los seis detenidos realmente sean los culpables, sobre todo por el énfasis que han dado las autoridades al afirmar que no son chivos expiatorios, porque todo lo hicieron con mucho apresuramiento ya que el gobierno federal tiene los reflectores  encima y por ello era una obligación dar resultados, pero esto está generando desconfianza el hecho de que una autoridad de primer nivel haya sido quien diera a conocer la detención de los presuntos culpable y no la Procuradora de Justicia de Guerrero, Martha Elba Garzón Bernal, quien ni siquiera estuvo en esa conferencia, porque los mismos medios no la registraron, mucho menos obtuvieron alguna declaración sobre el particular de la fiscal suriana. Por lo que no se descarta que los detenidos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, por lo que es obligación de las autoridades comprobar que realmente fueron los que abusaron de las seis turistas. Por lo pronto son contradictorias las declaraciones de Murillo Karam, porque el caso no está cerrado hasta que se ejecute la sanción. Ya veremos cómo van a gritar los chivos expiatorios, ante este montaje, por lo pronto, la presión la tendrá el gobierno estatal, por prestarse a ese montaje aberrante ...Frase… »Lo esencial es aquello que el paso de los años no destruye; sino antes al contrario, lo fortalece». 

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