Solo las «barricadas» quedan en Acatempan donde los indígenas se armaron con el supuesto combate a la delincuencia organizada, mientras en Atliaca, municipio de Tixtla distante a diez kilómetros de su cabecera municipal, dos patrullas de la policía estatal resguardan las entradas y salidas de la comunidad desolada. (Fotos: Agustín Nava Escobar).
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