lunes, 11 de marzo de 2013

PRIMERA PLANA


¡Aunque nos de vergüenza!

 Chilpancingo,  200 años después…

-Segunda Parte-

 Héctor Contreras Organista.- Hasta hace 27 años, en 1986 según dato oficial, la ciudad de Chilpancingo contaba con 25 obras escultóricas entre monumentos, estatuas y bustos,  aunque en realidad eran 27 y ya veremos porqué. Son las siguientes:
1.-Estatua al General José María Morelos y Pavón; 2.-Estatua al General Nicolás Bravo Rueda; 3.-Estatua ecuestre al General Nicolás Bravo; 4.-Busto a Venustiano Carranza; 5.-Fuente monumental del General Vicente Guerrero; 6.-Poeta Rubén Mora Gutiérrez; 7.-Monumento a los Caídos de 1960; 9.-Busto a Don Hermenegildo Galeana; 10.-Antigüo Obelisco a los Niños Héroes; 11.-Moderno Monumento a los Niños Héroes; 12.-Antigüo Monumento a la Madre; 13.-Moderno Monumento a la Madre; 14.-Escultura Monumental «El Hombre al Espacio» (*); 15.-Músico Margarito Damián Vargas; 16.-Busto de Don Francisco Figueroa; 17.-Busto a Doña Margarita Maza de Juárez; 18.-Busto a Don Rufo Figueroa; 19.-Monumeto al Ingeniero Rubén Figueroa; 20.-Estatua a Apolonio Castillo; 21.-Busto a Don Benito Juárez; 22.-Monumento a Don Benito Juárez; 23.-Placa en la casa que habitó Álvaro Obregón; 24.-Monumento al General Juan Álvarez; 25.-Monumento al General Lázaro Cárdenas del Río (*)

En un estado como Guerrero donde antes y hoy cada quien hace todo cuanto se le ocurra y/o lo que quiere con la historia de la entidad, el dato fue publicado por el Instituto Guerrerense de la Cultura del Gobierno del Estado (Ojo: No por el ayuntamiento de Chilpancingo, como debe de ser) en el año de 1986, mediante un folleto con forros en color verde nostalgia y de más de 40 páginas en papel couché elaborado por el muy respetable y serio médico Don Eusebio Mendoza Ávila, de muy grata memoria, aunque la obra de que se trata no fue tan seria.
En ella, cuyo título es «Expresión Escultórica de la Ciudad de Chilpancingo» y que se le atribuye como posible iniciativa a un presunto «Patronato  para la urbanización, embellecimiento y conservación de la ciudad de Chilpancingo» (que como se ve, a 27 años de distancia de esa iniciativa, todavía no terminan las autoridades de seguir invirtiendo sumas millonarias para colocar florecitas por acá y florecitas por allá) se pasaron por alto dos detalles importantes:
1.-Al sur de la ciudad, hay una especie de parquecillo en el que se levantan dos estatuas -¡colocadas frente a frente!- que ya algunos observadores de la historia tomaron como parte de la «chunga» oficial en el sentido aquí comentado: Que en Guerrero, ayer y hoy, cada quien hace con la historia lo que se le pega su regalada gana. 
Una de esas estatuas está dedicada a honrar la memoria del General Lázaro Cárdenas del Río, pero frente a él se colocó –se supone o así se lee: «de pura mala leche», y a la fecha ninguna autoridad estatal o municipal ha corregido ese insulto- nada más y nada menos que la estatua de Don Plutarco Elías Calles, dos personajes de la Revolución Mexicana cuyo antagonismo se exalta aquí con esas estatuas -¡frente a frente!- y que más bien «suena» a pachanga carnavalesca en beneficio del humor negro de la historia nacional.
La «pequeña» omisión del autor del folleto citado líneas arriba es que se ocupa en señalar la estatua a don Lázaro y omite cualquier comentario de don Plutarco. ¿Mala fe o antipatías revolucionarias? Todo cuenta en las conmemoraciones. Pero lo cierto es que ahí están.
2.-La segunda observación para el folleto es cuando Mendoza Ávila destaca la obra del «Hombre al espacio», del ilustre escultor Víctor Manuel Contreras, colocada y quitada y vuelta a poner en la fachada del Palacio de Gobierno, pero omite que junto a ella, en el mismo frontis se colocó del lado derecho del edificio la importantísima obra dedicada a los trabajadores de Guerrero, que años después se separó del palacio y se colocó en la remodelada plaza central que hizo Alejandro Cervantes, donde permanece, en la misma línea donde fue colocado el monumento a Morelos.
El respetable médico Eusebio Mendoza Ávila acompañó su histórico trabajo informativo con fotografías pésimamente logradas y peor impresas. También pasó por alto citar los nombres de autores de monumentos, bustos  y estatuas, obras singulares como el monumento a Morelos (cuya réplica localizamos en Panamá y la publicamos en su momento) y de la cual decían algunos istmeños del canal que por el pañuelo o paliacate en la cabeza seguramente esa estatua era la del Pirata Morgan, hasta que su ilustrísimo paisano Carlos Fuentes les aclaró quién fue don José María Morelos y Pavón. 
¿Será cierto que la investigación periodística es un árbol de raíces muy amargas, pero de frutos muy dulces?
Veremos… 

2 comentarios:

  1. Estimado Héctor, es que para esa fecha (1986), aún no estaba la estatua de Plutarco. La colocó Rubén Figueroa, y sí, fue una venganza política en contra de Alejandro Cervantes, declarado cardenista

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  2. Estimado Héctor, es que para esa fecha (1986), aún no estaba la estatua de Plutarco. La colocó Rubén Figueroa, y sí, fue una venganza política en contra de Alejandro Cervantes, declarado cardenista

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