miércoles, 27 de marzo de 2013

PRIMERA PLANA

Lesbianas, comunistas, putas    

Anamaría Cofiño K.* (CIMAC).—Los prejuicios en Guatemala son de tal magnitud que mecánicamente asocian ser feminista con los calificativos de «lesbianas, comunistas y putas». 

Casi nos hemos acostumbrado y hasta risa da que nos digan de todo. Eso refleja el grado en que la ideología manipula las mentalidades creyentes acríticas, formadas en los moldes de la doble moral.
Veamos: nos dicen «lesbianas» porque participamos en actividades para mujeres, porque usualmente no nos disfrazamos de muñecas, con tacones, maquillajes y postizos de silicón; porque promovemos transformaciones en las maneras que nos enseñaron a amar, desear y darnos placer. Porque muchas lesbianas son feministas como opción política.
Llamar «comunistas» a quienes piensan, hablan o actúan por el bienestar colectivo tiene sus raíces en las dictaduras del siglo pasado y se reproduce en el anticomunismo anticuado de la derecha local. 
En su temor por perder hegemonía, acusan de terroristas a quienes se atreven a cuestionar al sistema que les da privilegios y poder. 
Y lo de «putas» es una manera de insultar a todas las mujeres por su sexualidad. Cualquiera puede ser maltratada, la intención es intimidar, someter y expropiar los cuerpos de las mujeres al servicio de los hombres y obligarlas a la reproducción. Ser libres y autónomas es motivo para la agresión y la violencia. 
Cuando en 1998 salió a luz «La Cuerda», primera publicación feminista en Guatemala, queríamos hacer visible cómo el patriarcado ha organizado la vida sobre la base de la opresión y dominación sobre seres y bienes en detrimento de las mujeres, de los hombres que son formados como infelices machos y del mundo en que vivimos.  
Queríamos analizar la realidad con los instrumentos acuñados a lo largo de siglos por las experiencias y teorías feministas, dar información sobre lo que se oculta, presentar imágenes inquietantes. Con ello abríamos la posibilidad de entender y explicar las complejidades de esta sociedad y abonar al proceso democrático. 
A 15 años de fundación, podemos evaluar lo hecho: 163 números publicados, tocando temas tan heterogéneos como el amor, la ecología, la edad, el desarrollo, las elecciones, la risa y la memoria; 20 mil ejemplares mensuales impresos y virtuales distribuidos en el país e internacionalmente. 
Cientos de talleres, conferencias y reflexiones compartidas con mujeres de distintas etnias y regiones, encuentros con compañeros; acompañamiento a diversos movimientos sociales y realización de iniciativas creativas, son algunos logros que nos hacen sentir orgullosas y contentas de llegar hasta aquí. 
Lo más valioso que hemos construido son las relaciones de colaboración, las alianzas políticas y las amistades solidarias. Gracias a ellas hemos podido hacer mucho de lo mencionado, además de integrarnos a una red que reúne y potencia las diversidades.  
Si por ser libres y abrigar sueños de bienestar nos tildan de transgresoras, lo asumimos, y con gusto. De eso se trata lo de dar cuerda.
*Antropóloga e integrante fundadora de revista feminista La Cuerda, de Guatemala. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.