lunes, 22 de abril de 2013

COLUMNA


Que regresen los ladrones

  Apolinar Castrejón Marino 


Una frase que utilizan los oaxaqueños para referirse a su gobierno dice así: «Que se vayan los pendejos, y que regresen los ladrones». Es muy dura, pero revela coloquialmente lo ineptos e incompetentes que resultaron los funcionarios de Gabino Cué.
Y esto hace muy reñida la competencia orquestada por los mexicanos para declarar al peor gobernador de México en la actualidad, el de Michoacán, de Guerrero o de Oaxaca. Por lo pronto, Fausto Vallejo, gobernador de Michoacán ya pidió licencia para no volver, y quizá hasta lo «cafeteemos» próximamente.

Por su parte las grandes expectativas que originó Gabino Cué, quien prometió mejoras sustanciales a la vida de los oaxaqueños y sobre todo; combatir la corrupción, se fueron a la basura: La delincuencia es cosa imparable, continúa la perversión de los programas asistenciales, y el punto más delicado, el conflicto con los maestros.
La administración de Gabino Cué, simplemente no ha podido resolver los asuntos prioritarios ¿la verdad? Pues porque el gabinete fue conformado por amigos y compadres, y porque los puestos fueron repartidos de acuerdo a los compromisos contraídos por Gabino en su ruta hacia la gubernatura.
La trayectoria y la capacidad de los personajes públicos en nada fueron tomados en cuenta para incorporarlos al equipo de colaboradores del gobernador. Una runfla de improvisados, «chambistas» y aduladores quedaron a cargo de las responsabilidades más importantes. 
Pronto, la gente se dio cuenta de que los funcionarios son unos inútiles. Y al paso del tiempo, empezaron a extrañar a los funcionarios de administraciones pasadas (priístas), quienes eran unos redomados ladrones y chapuceros, pero sabían hacer las cosas, y atender a la gente. 
Hartos del clima de indolencia y apatía gubernamental, muchos funcionarios de primer nivel, han presentado su renuncia a Gabino. Y para no variar su actitud de entreguismo y traición a la voluntad popular, está colocando en los puestos vacantes, a priístas de la pasada administración de Ulises Ruiz. O sea. Encargarle el gallinero al coyote.
Un caso similar es el de Ángel Aguirre, quien asumió la gubernatura amparado bajo las siglas del Partido de la Revolución Democrática, y con un discurso que prometió combatir la corrupción, dar más apoyos a la población y utilizar de mejor manera el presupuesto. 
Y sucedió lo mismo que en Oaxaca. En la línea de primer nivel del gobierno fueron colocados priístas muy conocidos –por su fama de lángaros– que de inmediato se dedicaron a lo que mejor saben hacer: colocar a sus familiares, compadres y amigos en puestos de relevancia, y donde pudieran manejar dinero discrecionalmente.
Para tener controlado al partido que lo llevó al poder, Aguirre colocó a algunos perredistas en puestos de menor importancia, y les ha dejado las manos libres para hacer lo que quieran. En los hechos, es como si el PRI hubiera ganado la elección a la gubernatura en el año 2011.
El discurso de Aguirre habla de desarrollo del Estado de Guerrero, de acercamiento con la población y de planes exitosos económicos a futuro. Para su propia complacencia, realiza exposiciones y concentraciones de «productores». Jiras para el baño de pueblo y viajes con comitivas faraónicas infestadas de bufones.
La realidad es la pobreza y el hambre tanto en las zonas urbanas como en las rurales, y de la delincuencia que ha alcanzado niveles escalofriantes. La realidad es el enorme rezago de la educación, cooptada por maestros que se han convertidos en delincuentes del orden común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.