viernes, 19 de abril de 2013

COLUMNA


Cosmos

Héctor Contreras Organista 

«Prefiero morir de pie a vivir arrodillado»: Benito Juárez

Después de coronar su testa con laureles de gloria debid

o a sus triunfos de históricos alaridos en épicas batallas que le ganó al gobierno de Guerrero palmo a palmo y que, en consecuencia, acarrearon inmejorables beneficios económicos y en prestaciones a burócratas y maestros de la entidad quienes laboran al cobijo del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), «El Cid Guerrerense» está a punto de relanzarse a la aventura para, por segunda vez, ser secretario general del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG).

Irá esta vez montado ya no como Ruy Díaz de Vivar sobre Babieca sino trepado en los hombros de los titanes del triunfo, porque el «Julio César de Guerrero» como el original de la Galia, intenta  llegar en segunda versión a la meta para entregar a los agremiados suspegianos -¿cómo la vez pasada?- la satisfacciones de la conquista laboral con sabor a miel, el bagaje inmortal de su incomparable e insuperable campaña como secretario general, como dirigente, como líder y como astro rey que alumbra ya las inquietudes de «El nuevo SUSPEG», en el que sembró su sabiduría y quiere ahora ver crecer como lechuga y no como roble.
El adalid del que hablamos responde (y responde con el brindis de una sonrisa indescifrable) al nombre de Luis Román Miranda, general en jefe de la decencia gremial sindicalera y de las buenas costumbres burocráticas y magisteriales; docto y límpido todólogo que sueña con volver, volver, volver… (con fondo musical de mariachi) a la secretaría general que dentro de poco dejará vacante don David Guzmán Sagredo, quien, a propósito de mariachis, no canta mal las rancheras y a quien le suceda en el cargo le dejará en bandeja de plata lo que cuasi en silencio ha logrado en el fomento de escuelas diplomáticas de nivel en sus relaciones suspeg-gobierno-municipios e instituciones descentralizadas. 
Supo a tiempo el casi Rey de Reyes, ahora que se desempeña como director del ISSSPEGRO que otros relevantes, dignos, honestos y empeñosos trabajadores son –según la base gremial- merecedores de tener la oportunidad de servir a sus compañeros desde la secretaría general que ostenta con dignidad y respeto don David  (ya en Buena Vista de Cuéllar tenemos un nuevo santo con ese nombre). 
Y él, entonces –Luisito-, dijo: No. Ellos, no. Quien va, soy yo. Va mi espada en prenda y voy por ella. La humildad en él –dicen algunos de quienes lo conocen- no ha sido precisamente su virtud porque hace años, cuando iban a relevarlo en el cargo expresó desde su trono: «Podrán relevarme, pero no imitarme: Eso es prácticamente imposible, porque «sol, sólo hay uno»… (no confundirlo con «El sol de Zumpango», David Adame Vázquez).
Sí, don Luis a quien sus compitas acá, bajita la mano, le dice el petimetre y quien temporalmente está a cargo de la «caja chica» de los políticos en Guerrero, es por ahora el responsable de abrir más boquetes en esa bolsa vacía, hueca que es el ISSSPEGRO pero, como se comenta en los mentideros del SUSPEG: Quiere más… ¡Quiere regresar!... 
Pero, oh, lúgubre desgracia: Jorgito El Grande (lo de Salgado Leyva sale sobrando después de tener «resuelto» –disél- el problema económico para tres, cinco o diez generaciones venideras) ni lo recibe. Porque Jorgito quería en ese hueso a uno que puede en cualquier chico rato ser alcalde de Acapulco. ¡¡¡Ahhh…. Verdad???, pero se la dieron a don Luis, el todólogo y don Jorgito Salgado Leyva a pesar de la cuasia cotidiana que consume, no dejará descansar el hígado mientras don Luisito siga como titular del ISSSPEGRO.
Por cierto, y hay que decirlo de paso, esa institución que políticos-candidatos, gobierno estatal y muchos etcéteras casi han aniquilado, desmantelado, descobijado y empobrecido tuvo un pasado glorioso. Su época dorada fue cuando Gildardo Valenzo Miranda era su titular y se denominaba Dirección de Pensiones y Compensaciones del Estado. En el mismo rato, a cuanto trabajador se paraba por ahí a buscar préstamos a corto plazo o uno hipotecario, el dinero que pedían se le otorgaba en el mismo día.
Esa que es y debe ser una las preocupaciones prioritarias de un secretario general del SUSPEG, Luis Román Miranda cuando lo fue, no la superó. Esas y otras «cuestiones» vagan en la opacidad de quien está pendiente de la vida del SUSPEG, pero él seguramente ya las vislumbró con claridad a través de su fanal político y de ahí que pretenda la soñada resurrección y por eso quiere regresar (los groseros dicen: ¡pero lo que se llevó!) para ver qué otras cañas le puede sacar al tercio.
A lo mejor quiere o desea regresar no tanto por lo que los malosos suponen sino para la reivindicación de las gestas heroicas que le quedó a deber a los trabajadores desde la secretaría general.
Porque lo que en la historia se ha escrito hay como fundamento tres bases dignas de ser imitadas en todo tiempo y en todo lugar: 
 La Huelga de Chicago de mayo de 1886. La Huelga de Cananea que fue el 1 de junio de 1906 y la Huelga de Río Blanco, en Veracruz el 7 de enero de 1907 estas dos últimas calificadas como sucesos precursores de la revolución Mexicana de 1910.
 Si es así, si es por eso: Luisito el petimetre tendría las puertas abiertas, pero sí para lo que la mayoría piensa que desea regresar con la intención de zurcir los boquetes que al ISSSPEGRO la corrupción le ha abierto las arcas, que ni le mueva. 
Al fin y al cabo ni Jorge Salgado Leyva lo quiere: ¡Ni lo recibe!, y eso, señoras y señores ya es mucho decir… porque no estamos hablando de cualquier funcionario, ni siquiera del secretario de Finanzas, no. 
 Estamos hablando de uno de los tres gobernadores que comparten tronos en el Palacio de Gobierno de Chilpancingo… y ese mero responde al nombre de Jorge Salgado Leyva en cuyo ánimo no se anota ni por asomo el nombre del titular del ISSSPEGRO, «El Cid Campeador de Guerrero», Luis Román Miranda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.