viernes, 26 de abril de 2013

Cosmos


Héctor Contreras Organista
 Esta clase de personas, o para mejor decir: Estas personas de clase, deberían estar ubicadas en posiciones políticas de privilegio en tratándose de su valioso desempeño en favor del servicio público para bien de la sociedad. 

Están hechas –sin duda- de un barro muy especial energizado con soplo divino, proveniente del Edén donde brotó aquella frase: «El que no vive para servir, no sirve para vivir».
Sin raíz guerrerense, ha servido con pasión -como si hubiera nacido aquí- a las mujeres de comunidades rurales del municipio de Chilpancingo, en las colonias y donde puede llevar sus conocimientos, que por cierto son muchos.
La dama, la gran dama de que se trata, ha compartido con ellas su enseñanza, ha vaciado todo lo que sabe, desde cultora de belleza, pasando por la cocina, costura, bordado hasta sus recién creadas recetas alimenticias, dietas para diabéticos y personas con sobrepeso o enfermas de algo.
Muchas estéticas que son hoy en la capital del estado talleres florecientes se deben a ella. Ahí están sus alumnas, trabajando, aliviando el problema económico familiar, pero ella no lo dice. Es callada, modesta. Su trabajo es la mejor carta de presentación, pero esa carta no la ha leído todavía don Mario Moreno Arcos, presidente municipal. 
En nuestra charla de ayer habló maravillas de los benéficos resultados que obtienen quienes consumen nopal, soya o amaranto y de las muchas combinaciones que se pueden lograr en la cocina. 
Ha creado un alimento que bautizó como súper galleta «que si con las mujeres de las colonias lográramos comercializar, en mucho ayudaría a resolver su situación económica y mucho ayudaríamos a los enfermos».
Originaria de Guanajuato, «donde se apuesta la vida ¡y se respeta al que gana!» hace años llegó a Guerrero, le gustó y se quedó, pero como ya cumplió su ciclo, está por regresar a su lugar de origen. Sus hijos terminaron de estudiar y pronto se irá del sur de México… 
La percepción es que Mario Moreno Arcos no se han dado cuenta de la enorme valía de esta gran mujer y la tiene por ahí abandonada en el rincón de una oficina segundona y mediocre. Ella callada, sólo trabaja y trabaja.
-¡Señora: Deje huella!… (le dije, como queriendo despertarla del letargo oficial en que la tiene hundida y olvidada el ayuntamiento de sus amores).
«Ya la dejé, Héctor», me respondió con una sonrisa de satisfacción. 
«Lamentablemente no encontré el apoyo necesario para enseñar a más a las mujeres. He presentado mis proyectos pero creo ni los leen o los tiran a la basura».
-¿Y qué le dice el presidente municipal?
«El tiene muchas ocupaciones, pero si supiera los enormes beneficios que se pueden obtener, más  ahora en la cruzada nacional contra el hambre. Estamos en el lugar 59 de la tabla nacional de miseria».
Estamos dialogando con lo que consideramos que es «otro garbanzo de a libra» desperdiciado en Guerrero, particularmente en Chilpancingo.
Me pidió con preocupación no mencionar su nombre ni escribir nada sobre sus programas pero, no pude contenerme, por el simple hecho de que cuando una persona ha dado lo mejor de sí y tiene mucho más que dar, no se puede menos que decirle: 
Gracias. ¡Gracias doña María Helena Arvizu por haber dado tanto a mi tierra Chilpancingo… Que Dios la siga llenando de bendiciones y que en otros lugares adonde llegue, sepan aprovechar sus conocimientos… 
Como decía Porfirio Barba Jacob: «Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría». 

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