viernes, 31 de mayo de 2013

COLUMNA

Mujeres que orinan de pie


Apolinar Castrejón Marino


La mujer hace muchas cosas por parecerse a los hombres. Aspira a mejores condiciones de vida y de trabajo, desea ser tomada en cuenta en los planes de gobierno y quiere atención adecuada para sus hijos. 
Pero cuando trata de disputarle al hombre algunas condiciones otorgadas por la naturaleza, solo pone en evidencia su envidia y sus celos. Como lo demuestra la nueva prenda para las mujeres, para que puedan orinar de pie, como lo hacen los hombres. 

El calzón femenino llamado “Pipipop”, es una prenda hecha de algodón que cuenta con un dispositivo de silicón que direcciona la orina producida por las partes femeninas, en forma de chorro hacia afuera, del mismo modo que lo hacen los hombres, de manera natural. Con el “pipipop” las mujeres ya no tendrán necesidad de sentarse, y podrán utilizar los mismos mingitorios que los hombres.
En Internet existe la página oficial de www.pippipop.com, y los sitios de las tiendas eBay, WebBoar y YouTube, que ofrecen información, precios y modos de adquirir esta novedosa y revolucionaria prenda femenina, con la advertencia de que está disponible solo para mujeres de 15 a 70 años, de amplio criterio, sin complejos y sin miedo a los cambios.
Las feministas han tardado muchos años para crear algún complejo de culpa entre los hombres, e insistentemente han reclamado a las autoridades el rezago histórico de su desarrollo. Ninguna de tales exigencias necesita expresarse en forma de reproche, porque todos estamos de acuerdo.
Las activistas del feminismo crearon un modelo de machismo, que las somete, sobaja y humilla. Y se encargaron de ocultar cuidadosamente la caballerosidad, la protectividad y la cortesanía, que son también características del machismo. Por instinto natural, un hombre entra en defensa de cualquier mujer que esté en peligro.
Cuando un hombre ve a una mujer realizar un gran esfuerzo se acomide a ayudarla: Cargar un botellón de agua, brincar desde cierta altura, y más si se encuentra en peligro por un perro rabioso, una rata o cualquier otro bicho rastrero. Desde luego con sus debidas excepciones.
La apreciación generalizada del hombre que golpea a su mujer es de reprobación y condena, hasta de los mismos hombres. Lo mismo el jefe de oficina que explota al personal femenino, que las acosa y presiona que es repudiado por todos; hombres y mujeres.
¿Y qué hay de las mujeres que abusan y se aprovechan de su puesto o trabajo? ¿Elba Esther Gordillo, Rosario Robles y Andrea Benítez (“Lady Profeco”) representan a todas las mujeres? Hasta el momento no se han atribuido los atropellos de éstas féminas a todas las mujeres.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México residen 112.3 millones de personas, de las cuales 57.4 millones son mujeres. Al parecer, existen 105 mujeres por cada 100 hombres. 
Seis de cada diez adolescentes de 12 a 17 años (61.8%) sexualmente activas, no usa métodos anticonceptivos durante su primera relación sexual. De ellas, el 30 % resultan embarazadas, y el 5 % se practica el aborto. Ese 30 % destruye su porvenir ¿A quién hay que cargarle la culpa?
La mentalidad femenina se concentra en algunas variables: “Mi familia me tiene que ayudar”, “Mi hijo no necesita un padre”, “Yo puedo trabajar y estudiar para salir adelante”.
Si nos detenemos a analizar solamente estos axiomas femeninos, podremos establecer su grado de asertividad: Las leyes indican que los padres deben procurar alimentación, vivienda y vestido a los hijos, y según sus posibilidades, los padres podrán costearles una carrera. Nada dicen de “alcahuetear” las escaramuzas sexuales de las jovencitas.
Cuando la mujer de cualquier edad afirma que no necesita una pareja para cuidar a su hijo, está pensando en la madre, que le cuidará a su cría, mientras ella se va a buscar trabajo, y quizá otro hijo. Lo mismo sucede cuando dice que puede trabajar y estudiar para salir adelante. Está científicamente comprobado que sola, sola, no puede hacer nada.
623 mil 694 mujeres (11%) son jefas de familia por decisión propia, y 6.4 millones viven en una situación de pobreza extrema. Seis de cada diez mujeres de 15 años y más, se encuentran en rezago educativo al no haber concluido el nivel de secundaria. La secretaría de hacienda nos quita a todos los trabajadores el 13 % de nuestro sueldo (Impuesto Sobre la Renta) para “apoyarlas”.
Y también consideramos un adelanto que las mujeres usen el “pipipop” cuando estén en viajes largos tengan necesidad de ir al baño en sitios incómodos o espacios reducidos, o cuando practiquen algún deporte. 

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