jueves, 6 de junio de 2013

PRIMERA PLANA

Por exigir justicia, el Poder
Judicial persigue a Jiménez 


Miguel Ángel Mata Mata.--David Jiménez Rumbo se ha convertido en el primer perseguido por Poder Judicial del estado en la historia contemporánea de Guerrero. Mientras su exigencia de justicia por el homicidio de su amigo Armando Chavaría se encuentra atorada y no tiene para cuando, sospechosamente se dio inusual agilidad a un procedimiento en su contra promovido por quien es, según el, el autor intelectual del crimen, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo.  

“Yo sería secretario general de gobierno y él, mi compadre, sería gobernador”, respondió David Jiménez Rumbo a la pregunta “¿En dónde estaría Armando Chavarría Barrera en caso de que una bala asesina no hubiese terminado con su vida?”.  “Porque a él lo mandó asesinar Zeferino Torreblanca Galindo. Le odiaba”, responde a la incógnita planteada una y otra vez: “¿quién mató a Chavarría?”. 
David Jiménez Rumbo es un hombre de mediana estatura. De origen humilde no esconde que cuando niño arriaba chivos. Dice le gustan las mujeres guapas “pero soy fiel a mi familia”. No esconde que heredó la dirigencia de un poderoso grupo perredista y que influye en presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores, que apoyarán a Armando Ríos Piter como candidato a la gubernatura, a Celestino Cesáreo al Senado y en Acapulco a Evodio Velásquez por la presidencia municipal.
David es simpático, dicharachero y, sobre todo, adicto al poder. Confiesa haber desaparecido al “Polo Guerrerense de Izquierda” para convertirlo en el “Grupo Guerrero”, con muchos de los que crecieron políticamente al lado de Armando Chavarría Barrera, creador y líder de la única tribu perredista “que no le pide chiche a nadie del DF. Aquí nosotros somos los que tomamos las decisiones”. Aunque confiesa que muchos de sus antiguos correligionarios desertaron del grupo. Entre ellos el ex rector de la UAG Nelson Valle.
Aprieta las facciones y frunce el entrecejo cuando reclama:
--“El gobernador Ángel Aguirre Rivero no cumplió con los dos compromisos de campaña con nosotros. El primero fue entregarnos una secretaría de las grandes y una de las chicas. Y el segundo fue hacer justicia y encerrar a los autores materiales e intelectuales de Armando Chavarría”. Ninguno de los casos ha cumplido. Y hoy le decimos: ya no queremos nada de chambas, pero sí queremos que meta a la cárcel  al asesino Zeferino Torreblanca Galindo. 
--“¿Quién le mato?” ¿Quién se benefició con su muerte?” “¿Cuál es ese dos por ciento que todos los ex procuradores presumen falta por concretar para esclarecer el homicidio?”, preguntamos entre sorbo y sorbo de un café aromático en el “Star Buck’s de Oceánic”, sobre la costera, lugar predilecto de la clase política de la coyuntura perredista aguirrista.
--“A Chavarría lo mandó asesinar Zeferino Torreblanca Galindo, el asesino”, responde y al hacerlo aprieta el puño de la diestra. Su mirada fija en los ojos del entrevistador deja ver su indignación. “No’mas imagínate. A mi me dijo Armando que temía ser asesinado por Zeferino y cuando comienzan las investigaciones por su homicidio nadie me llamó para declarar. Yo tuve que acudir de manera voluntaria. Pasaron varios procuradores a partir de (Eduardo) Murueta y fue con (Alberto) López Rosas  que me enteré: mutilaron mis declaraciones”.
David es ganadero. “A ver cuándo vamos a La Unión. Te invitaré a tirar un becerrito, a ver si puedes, y nos echamos una barbacoa o un chivito. Dice contar con unas dos mil cabezas de ganado hindú “de ese que nomás lo sueltas en el cerro y sobreviven. Te aguantan lluvias, calor, ni las garrapatas les entran, dan mucha carne, poca leche, son arrechas y ¡Ah, eso si!, no las tengo con aire acondicionado”.  “Cuando me retire de la política allá acabaré. Arreando vacas y chivos”, sostiene. 
Jiménez Rumbo sospecha que los autores de las mutilaciones a sus declaraciones fueron ordenadas desde el escritorio del Poder Ejecutivo del estado. “Fíjate: luego de que no me llaman a declarar; que yo me presento de manera voluntaria y que mutilan mis declaraciones, “el asesino Zeferino Torreblanca” me demanda por daño moral y me quiere quitar mi patrimonio. Todo amafiado con tres magistrados, que son sus compadres, y que han resuelto que debo pagar una millonada “al asesino”. ¿Qué te parece?    
Entre un pastel de manzana, el café y amigos del ex senador, Jiménez Rumbo sostiene que de no haber sido asesinado Armando Chavarría barrera sería gobernador. “¿Se benefició Aguirre con esa muerte?”, preguntamos y obtuvimos contundente y vehemente respuesta: “¡Para nada! Ángel Aguirre fue muy amigo de Armando. Él es uno de los pocos políticos que se indignaron con su muerte. Nada que ver. El único que se benefició con el homicidio fue Zeferino Torreblanca quien, a partir de entonces, no tuvo obstáculo para erigirse como el único jefe política de la coyuntura”.
EL FAMOSO DOS POR CIENTO
Cuando Zeferino Torreblanca abandonó el poder en Guerrero sostuvo que el homicidio de Armando Chavarría estaba casi aclarado. Que faltaba tan solo un dos por ciento para concluir con las pesquisas y detener a los autores materiales e intelectuales del caso. Luego llegó el gobierno de Ángel Aguirre. Los procuradores que ha tenido su gobierno (cuatro) han sostenido a pie juntillas esa postura. Incluso Alberto López Rosas se fue con el argumento de  que “nomás falta un dos por ciento para concluir las investigaciones. Lo mismo dijo Martha Elba Garzón a quien el gobernador  recientemente destituyó por “ineficaz”.
 --“¿Qué dos por ciento quieren esos señores”, cuestiona David. “A lo mejor ese dos por ciento que falta son las colillas de cigarro halladas en la escena del crimen. O a lo mejor son las balas que quedaron en el cuerpo. O a lo mejor es el mismo cuerpo de mi amigo asesinado. ¿Cuál es ese dos por ciento?      El asesino es Zeferino Torreblanca a quien persigue su origen de violencia y represor. No olvidemos su origen como miembro de las casas españolas que han dominado el comercio en Guerrero. Él es el asesino”.
LA PERSECUCIÓN DEL PODER JUDICIAL 
Carlos Zeferino Torreblanca Galindo interpuso una demanda por calumnias en contra de David Jiménez Rumbo. Le exige una fuerte cantidad por daño moral al acusarlo como autor intelectual del homicidio de Armando Chavarría Barrera.  El caso tuvo singular agilidad en un aparato de justicia lento. La sentencia está a punto de darse ejecutarse.
El Poder Judicial dio entrada a la demanda por difamación y calumnias promovida por Zeferino Torreblanca Galindo los primeros días de marzo del 2012. En menos de un año se concluyó que Jiménez Rumbo difamó y calumnió al ex gobernador por acusarlo de ser el autor intelectual del homicidio de Armando Chavaría.
Paradojas del aparato de justicia guerrerense: las investigaciones por el homicidio del ex diputado aun no concluyen, pero con su resolución del Poder Judicial ha exonerado al ex gobernador al concluir que David Jiménez lo calumnió y difamó. David es perseguido por exigir justicia por la muerte de su amigo y ex jefe político. 
 -- “Mi hijo, el ahijado de Armando, tiene una foto grandota en su recámara. Le extrañamos”, suspira David Jiménez Rumbo y recapitula: “a Armando lo mató Zeferino, los procuradores que han tenido en sus manos la investigación no quisieron hacer justicia, el gobernador Aguirre fue su amigo, a mi me persiguen tres magistrados del Poder Judicial y nadie hace justicia.”
David Jiménez Rumbo, charrito y entrón, dice que no se raja… ni se rajará. Insiste en su acusación: “Fue Zeferino…”.

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