martes, 2 de julio de 2013

COLUMNA

José Santos Chocano

 Apolinar Castrejón Marino 

Fue conocido como “El Cantor de América”, fue secretario del revolucionario mexicano Pancho Villa y fue colaborador del dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera. Así de intensa fue la vida de José Santos Chocano.
En la tarde del 31 de octubre de 1925, mató de un disparo al joven escritor Edwin Elmore, en el local del diario El Comercio de Lima. Elmore había criticado duramente la posición política de Chocano. Estuvo en la cárcel 2 años, fue indultado y se fue a vivir a Santiago de Chile.
Su mote de Cantor de América proviene de su obra Alma América, que incluye el poema Blasón, del cual les extrajimos los siguientes versos:

Mi fantasía viene de un abolengo moro,
los Andes son de plata, pero el León de oro,
y las dos astas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
¡y de no ser poeta, quizás yo hubiese sido
un blanco aventurero o un indio emperador!
En la misma obra, se encuentra el poema Troquel del que seleccionamos los siguientes versos llenos de exquisitez:
Yo beberé en las aguas de caudalosos ríos,
yo cruzaré otros bosques lozanos y bravíos,
yo buscaré a otra Musa que asombre al Universo.
Y de una rima frágil haré mi carabela;
me sentaré en la popa; desataré la vela;
y zarparé a las Indias, como un Colón del verso.
Se le considera dentro del modernismo, al lado de Rubén Darío de Nicaragua, Manuel González Prada de Perú, y José Martí de Cuba. También fueron modernistas, el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y el Colombiano José Asunción Silva. Sin embargo,  hay críticos que lo consideran, entre lo románticos. Y aún el caso extraordinario del crítico estadounidense Willis Knapp Jones, que lo clasifica como mundonovista. 
Chocano es épico y lírico, y lo que usted quiera y mande, pero nadie puede dudar de su gran sensibilidad y su excelsa imaginación. Y también era un patriota que cantó la historia, sin quejumbres nacionalistas.
LA TRISTEZA DEL INCA.
Este era un Inca triste, de soñadora frente,
de ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel,
que recorrió su imperio, buscando inútilmente
a una doncella hermosa y enamorada de él. 
¡Ay, señor! cierto día vendrán hombres muy blancos,
Ha de oírse en los bosques el marcial caracol:
cataratas de sangre colmaran los barrancos,
y entrarán otros dioses en el Templo del Sol.
Tus penas remediarse no pueden; tu pasión es mortal.
La mujer que has ideado tiene añil en las venas
un trigal en los bucles y en la boca un coral.
La mujer que has ideado pertenece a tal raza,
vanamente la buscas en tu innúmera grey,
y servirte no pueden oración ni amenaza
porque tiene otra sangre, otro Dios y otro Rey.
 José Santos Chocano Gastañodi nació el 14 de mayo de 1875 en Lima, Perú. Estudió en el Instituto de Lima, y luego cursó leyes en la Universidad de San Marcos. Resultó premiado con medalla de oro por El Ateneo de Lima en el concurso de junio-julio de 1899 cuando tenía 24 años. Viajó por toda América, y fue Diplomático en España. 
Sus obras más conocidas son: Iras santas (poesías), En la aldea (poesías), Azahares (versos liricos), La selva virgen (poemas y poesías) y La epopeya del morro (poema americano). Debido a su gran amor por México, compuso especialmente El idilio de los volcanes sobre los dos volcanes más importantes, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.
El 13 de julio de 1934 fue asesinado en un tranvía en Santiago de Chile. Las investigaciones policiacas descubrieron que el esquizofrénico aventurero Martín Bruce Padilla creía que Chocano tenía el mapa de un tesoro, y no lo querían compartir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.