martes, 27 de agosto de 2013

COLUMNA

El primer informe de Peña 

(Apolinar Castrejón Marino)


El próximo domingo 1 de septiembre se realizará el primer informe de gobierno de Enrique Peña como Presidente de México ¿Quiénes estarán interesados en escucharlo? Desde luego que su familia, su gabinete y los dirigentes de los partidos políticos. ¿Y el resto de los mexicanos?
Según los últimos sondeos realizados por agencias de noticias extranjeras, 68 % de los mexicanos está completamente defraudado de su desempeño. Sus acciones de gobierno son idénticas a las de su antecesor Felipe Calderón: sus mismos discursos, sus mismos yerros en el combate al narcotráfico y la misma corrupción.

Algunos van más lejos y creen que para llegar a la Presidencia, recibió grandes sumas de dinero sucio de los delincuentes, y que es notorio como va pagando los favores recibidos. Porque resulta por demás sospechosa su intención de vaciar las cárceles de los narcotraficantes, corruptos y políticos que fueron encerrados por otros presidentes.
Raúl Salinas de Gortari, a quien hasta le devolverán sus propiedades y su dinero (con intereses acumulados); Rafael Caro Quintero, muy enterado de la política, quien hasta había propuesto pagar la deuda externa, pero que lo dejaran trabajar (traficar); y Florence Casséz, quien estuvo a punto de provocar un conflicto internacional.
Su retórica, plagada de palabras felices: “ganar más”, “combatir la pobreza” y “dar seguridad a los mexicanos”, son embustes de los cuales los mexicanos estamos fastidiados. Sus discursos son los mejores ejemplos de retórica del absurdo: “instruyo al Secretario de Educación para que atienda… la educación”. “Me contagia el ánimo de los aquí reunidos”. “México va a cambiar”. “El gran cambio que México quiere”. “México no vive un buen momento”.
El día 30 de marzo de 2012 inició su campaña en Guadalajara, con un discurso bastante parecido al discurso de Luis Donaldo Colosio: “México está herido por la inseguridad y la violencia”. “Muchos mexicanos viven con la inseguridad”. “Sus temores no solo están en su imaginación, está en las calles y los parques donde antes jugaban con sus padres”.
Y todo este tiempo que ha estado en la Presidencia, nada ha cambiado: la corrupción en todo su esplendor, la delincuencia sin freno, y el derroche en las esferas gubernamentales. A todo esto, hay que agregar las mentiras supinas de Enrique: “El petróleo, ni se vende, ni se privatiza”. “Con la reforma energética habrá más empleos”.
El “Pacto por México” es un pequeño club social donde todos van bien vestidos, se come bien y se charla desenfadadamente de los problemas de México como los hace cualquier caterva de borrachos. 
A Enrique le gusta pasear tanto como a Felipe Calderón, y como ya no tiene que pedir autorización al Congreso, lo mismo se va a China, que a Brasil y a Londres. En México también recorre todo el país, para que la gente le exprese su cariño “espontáneamente”, y para constatar que todo va mejor.
Por cuanto hace a su “gabinete”, tenemos que decir que nadie había reunido tal cantidad de ineptos e ignorantes: Videgaray, en Hacienda; Osorio Chong en gobernación; y Murillo Karam en la procuraduría. También está, los delirantes que en su cabeza solo tienen la candidatura de su partido a la Presidencia de México.
Y no podemos dejar de mencionar a esas encumbradas damitas poco queridas por los mexicanos, como Rosario Robles y Claudia Ruiz Massieu.

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