miércoles, 21 de agosto de 2013

COLUMNA

Retorno a la modernidad

Apolinar Castrejón Marino

A últimas fechas, se ha hecho notar un hombrecito de lengua muy ligera y de mente muy débil, César Camacho, dirigente del PRI; partido al que los mexicanos le debemos más de 50 millones de pobres, 6 millones de ninis y una deuda de 400 mil millones de dólares.
Tal hombrecito insiste en que su partido y el Presidente Enrique Peña  quieren “modernizar” la industria petrolera del país. Pero al parecer, en el cerebrito de César Camacho abundan los conceptos más obtusos y arcaicos, y cuando dice “modernidad” cree referirse a lo nuevo, actual, renovado, rejuvenecido, remozado, flamante y reciente, fresco.

Es verdad que así aparece definida la modernidad en el Diccionario de sinónimos y antónimos Espasa-Calpe del año 2000. Pero mire, que estamos en el año 2013, en que los cambios son vertiginosos, sustanciales y globales. Necesitamos una mentalidad más completa, más abierta y más divergente ¿De qué hablamos?
Mire usted, según nuestros libros, la historia de la humanidad se divide en periodos: historia antigua, edad media, renacimiento, edad moderna y edad contemporánea. Algunos intelectuales no están de acuerdo con esta simplificación y optaron por hacer la suya. Por ejemplo, para Carlos Marx, la historia se divide en era de la recolección, era de la pesca y de la cacería; era agrícola; y era industrial. 
El académico alemán Cristóbal Celarius fue el primero que hizo un manual escolar titulado Historia Medii Aevi a temporibus Constanini Magni ad Constaninopolim a Turcis captam deducta en donde apareció la división clásica de las edades de la historia: antigua, media y contemporánea, en 1685 en Jena, Turingia, Alemania.
Según la división de Celarius, la edad antigua es un pasado muy remoto, la edad media fue un periodo de oscuridad e ignorancia, y la edad moderna es una etapa de progreso, de inventiva y de razón. Según parece, este es el concepto con el que están casados los priistas.
Pero ahí se quedaron atorados, sin darse cuenta que la humanidad pasó a otro estadio al que hemos llamado Edad Contemporánea, que según definición de los pensadores más recientes, es el tiempo de triunfo y desarrollo espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía. Además aquí aparecen las entidades políticas que sustentan las relaciones entre las naciones y entre los individuos: la nación y el Estado.
Es cierto que en la Edad Moderna se integraron los dos mundos que habían permanecido aislados: el Nuevo Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África). Pero también es cierto que en la edad contemporánea se descubrió el continente australiano, al que se llamó Novísimo Mundo.
Y así llegamos al siglo XX, con le revolución tecnológica, con las cuales ingresamos a un era de comunicación y transferencia de datos gracias a la computación, que multiplica y hace más eficientes nuestras capacidades, y la Internet, que pone a nuestro alcance toda la información, y todos los hitos de la humanidad, de las ciencias y de las humanidades ¿Y César Camacho, Enrique Peña, y los priistas, quieren entusiasmar a los mexicanos diciéndonos que vamos a “modernizarnos”?
Terminamos este comentario recordando que en 1885, cuando surgieron los primeros automóviles en plena época moderna, había automóviles impulsados con vapor y autos impulsados por motor de gasolina. Las leyes exigían que cada auto de gasolina, llevara una cubeta grande llena de agua, en previsión de que se fuera a incendiar. La gente se burlaba de los autos a gasolina, y creían que pronto desaparecerían debido a su peligrosidad.

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