martes, 27 de agosto de 2013

COLUMNA

El Grillito Sin Censura

Alfonso Cerdenares Domínguez


  --La fuerza de la naturaleza nos hace entender que somos una pequeña molécula de ella.--Cada quien es el arquitecto de su propio destino.--Debemos de destronar a la bestia, esa bestia en la que se ha convertido el gobierno.

 La fuerza de la naturaleza nos hace entender que somos una pequeña molécula de ella, que nada somos ante su furia; ya lo hemos comprobado desde tiempos ancestrales, desde hace varias décadas, desde hace varias semanas, desde hace varios días: nada podemos hacer cuando la naturaleza trata de recuperar sus “fueros”; ante la pertinaz lluvia del Huracán “Fernand”, el ser humano se ha visto opacado en su opulencia, en su vanidad, en su egoísmo; el agua, con su fuerza, es capaz de arrasarlo todo; como decían los abuelos:
“El río siempre va a buscar su cauce” y eso mismo debiera de hacer la sociedad, así, como todo un torrente de agua, debiera de arrasarlo todo y poner a cada quien en su lugar; seguramente muchos políticos irían a parar al basurero de la historia, de donde no debieron salir nunca jamás; la gente que no tenga la virtud, que no esté dispuesta a vivir en sociedad, que se vaya a otros lares, que vaya a las cavernas de donde salió; no es justo vivir entre la injusticia de quienes dicen presumir impartir la justicia, engañando a todos los demás; sépase que a nadie engañan, pues se engañan solos ya que, a final de cuentas, todo cae por su propio peso; evidentemente, estamos viviendo tiempos difíciles, tiempos de corrupción, de ambición, de egoísmo, e influyentismo, de prostitución que, al parecer, nadie puede parar; la humanidad ha vivido tiempos peores como la Primera y Segunda Guerra Mundial, los tiempos de Hitler con sus millones de judíos asesinados, cremados, hechos jabón; las bombas atómicas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki, con sus cientos de miles de muertos y sus horrorosas secuelas que aún nos persiguen en nuestros días; todo este tiempo de horror y de muerte que está viviendo la sociedad mexicana, algún día, tendrá que llegar a su fin y los culpables tendrán que pagar por sus propios hechos, por sus errores; nadie está exento de no ser juzgado, cuando es nuestra propia conciencia quien se juzga a sí misma; aquí no hay dioses ni santos, ni nadie que pueda salvarnos por más que pronunciemos miles y miles de oraciones, pues como dijera don Cornelio Reyna: “Cada quien es el arquitecto de su propio destino”; llegará el día en que todos estaremos en paz, en que vuelva la armonía en cada espacio, en cada ciudad, en cada barrio o colonia, en cada hogar; el ser humano es cambiante y esto tiene que cambiar, cuando sintamos que ya no podamos luchar contra esta barbarie, habremos de unirnos todos para enfrentarla y, para ello, no existe otro camino que la unidad, la organización, pero antes debemos de destronar a la bestia, esa bestia en la que se ha convertido el gobierno y se ha infiltrado en todos y cada uno de los hogares del planeta, corrompiéndolo todo; a esa bestia debemos de derrotar y solamente lo lograremos si nos unimos todos, porque de todos es la naturaleza y nosotros pertenecemos a ella; sólo a mentes perversas, ambiciosas y egoístas se les ocurrió fincar fronteras, cuando el mundo es de la humanidad y es la misma humanidad la que lo está destruyendo; por eso es necesario reflexionar, aún estamos a tiempo; debemos de unirnos unos a otros para defender nuestro espacio natural y ese es nuestro planeta tierra; no esperemos que lleguen seres o dioses de otros mundos a salvarla, a cuidarla, somos nosotros los que tenemos que hacerlo… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: alfcerdenaresd@hotmail.com

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