martes, 24 de septiembre de 2013

COLUMNA

El pípila y la alhóndiga 

Apolinar Castrejón Marino
 
Por esas calles de Dios, escuchamos un chiste que esperamos, les provoque una sonrisa. Más bien es un acertijo o adivinanza: ¿Que animal pone los huevos más grandes? ¡Pues la abeja! Le encargamos la respuesta a su inteligencia. 
Los niños y jóvenes de ahora, no conocen a los guajolotes, porque según las costumbres gringas, se les llama pavos, y son esas bolas de carne ahumada que venden las tiendas departamentales, y que se comen en las celebraciones de navidad.  


Entonces, tenemos que contarles que los guajolotes son las aves de corral más grandes, de hasta 10 kilogramos. Los machos tienen el pescuezo lleno de verrugas y de la parte superior del pico, les cuelga una protuberancia como si fuera moco. Los hay de color negro, café y blanco y se consume su carne y sus huevos. 
Tales huevos son el triple de grandes que los de gallina, aunque no son muy sabrosos, y tiene la particularidad de tener muchas manchitas de color café oscuro, como si se tratara de pecas. Por asociación, la picardía de la gente acostumbra llamar “huevo de guajolota” a los niños pecosos.
 Así le decían a Juan José de los Reyes Martínez Amaro, y también lo llamaban “pípila”, para aumentar la broma, porque a los guajolotes también se les llama pípilos”. El pípila era habitante del poblado de Valenciana, y trabajaba en la mina de Mellado, como barretero, que son las cuadrillas que se encargan de dinamitar las rocas.
Los antiguos libros de historia describían como “el pípila” se colocó una piedra plana en la espalda para acercarse a la Alhóndiga de Granaditas y prenderle fuego a la puerta de madera para que pudieran entrar las tropas de Miguel Hidalgo (los insurgentes), a atacar a los soldados y seguidores del Virrey. Luego los libros fueron “actualizados” (corregidos y aumentados), y ahora resulta que “El Pípila” nunca existió, y solo es un mito creado por los lugareños para enaltecer su participación en la Guerra de Independencia.
Hidalgo, Morelos, Guerrero y Quintana Roo, son los Estados de la República Mexicana que ostentan nombres de héroes para honrar su memoria, como protagonistas de la Guerra de Independencia de 1810. 
Hidalgo fue el iniciador del movimiento armado, Morelos fue el comandante general y sostuvo la guerra en los momentos más difíciles, y Guerrero fue el Consumador de la Independencia, el 27 de septiembre de 1821. Andrés Quintana Roo, presidió la Asamblea Nacional Constituyente y redactó el acta de declaración de Independencia de México.
La toma de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, fue la primera acción de armas importante de Don Miguel Hidalgo. Luego de declarar el inicio de las hostilidades, Hidalgo y sus seguidores partieron del pueblo de Dolores,  hacia San Miguel el Grande, en donde dominaron fácilmente la plaza. Continuaron hacia Celaya y también establecieron su dominio.
Al llegar a la ciudad de Guanajuato, amenazaron al intendente Juan Antonio Riaño para que se rindiera. Dispuesto a defenderse Riaño decidió refugiarse en un edificio muy sólido construido con piedra y resguardado por grandes muros, al cual llamaba “La Alhóndiga” el cual servía como cárcel y centro administrativo.
Los 20 mil soldados de Hidalgo querían acabar cono Riaño y sus 600 soldados, pero estaban bien protegidos en la alhóndiga. En cuanto se acercaban, los soldados les disparaban desde lo alto de los muros, y los insurgentes eran fácilmente asesinados.
Hasta que el “pípila” se echó una loza de piedra en la espalda para protegerse de las balas y llevando una tea encendida, logró prender fuego al gran portón de madera, que en pocos minutos se consumió, y los soldados de Hidalgo pudieron entrar, y provocaron una matanza de soldaos y españoles.
No podemos decir si la hazaña de “El Pípila” sea verdad o mentira, solo queremos dejar constancia que en la Ciudad de Guanajuato y otras del Estado abundan las estatuas de este personaje, y que los guanajuatenses lo tienen como un ícono de valor y patriotismo.

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