martes, 15 de octubre de 2013

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Olvidan 30 días a Tixtla,
Peña, Aguirre y Alcaraz 

Javier Francisco Reyes.TIXTLA, GRO.—Los tres niveles de gobierno mantienen en el olvido a los inundados tixtlecos al cumplirse 30 días, sin esperanzas de que pronto vuelvan a recuperar su viviendas, su bienes y retornar su vida cotidiana, tras las daños que dejaron las lluvias del huracán “Ingrid” y la tormenta “Manuel”, en los días patrios 13, 14, 15 y 16 de setiembre.
La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, hizo un recorrido, y pudo constatar la marca que dejaron las furiosos meteoros, los rostros de los habitantes desencajados, desconsolados y no ven una cercana solución a su inundación.

Pese a ser la cuna de dos próceres de la vida nacional, como el consumador de la Independencia, Vicente Ramón Guerrero Saldaña; el escritor y poeta, Ignacio Manuel Altamirano, hoy se cumplen 30 día en que los habitantes tixtlecos siguen olvidados de la ayuda oficial del presidente de México, el priísta Enrique Peña Nieto, quien no ha llegado siquiera a ofrecer esperanzas de que los van a sacar del agua, pues ya las casas de adobe comenzaron a derrumbarse.
A 30 días de la catástrofe metereológica, los tres niveles de gobierno, no han ofrecido oficialmente el resultado de los daños de vidas, materiales y de cultivos, pues Tixtla, es productora de maíz y hortalizas que surten a los mercados de Chilpancingo.
Apenas y a regañadientes, el secretario general del ayuntamiento tixtleco, Edilberto Vega Cantor  hace una somera cuantificación, según él son al menos mil 500 viviendas que resultaron inundadas y siete mil personas damnificadas, pero nada más sin revelar cuántas vidas se perdieron, como si no fueran importantes.
Para consuelo de los habitantes, y sin tener la fuerza política, se esconde el alcalde perredista, Gustavo Alfredo Alcaraz Abarca, no sale, siquiera para declarar demagogia: “Estamos buscando todos los mecanismos para lograr sacar el agua del interior de las casas”.
Siguen los trabajos para desaguar de la inundación de una tercera parte de esta ciudad que vio parir a dos próceres de reconocida participación en la historia nacional de México, pero han transcurrido 30 días que sigue viviendo tixtlecos, los estragos del desbordamiento de la laguna “Espejo de los Dioses” a consecuencia del huracán “Ingrid” y la tormenta tropical “Manuel” presentada en los días patrios—13,14, 15 y 16—de septiembre.
A la distancia de cuatro semanas de la tragedia natural, el agua ya huele mal, las casas construidas de adobe han comenzado a caerse; pese al desagüe de más de 770 litros por segundo a diversos puntos; el nivel de agua disminuye de manera muy lenta, se habla que apenas han logrado desfogar dos millones y medio de metros cúbicos, y ha bajado como medio metro, y se calcula en unos 40 podrían estarían sin agua, cuentas oficiales, pero nada concreto.
Pareciera que el castigo no solamente es del “Diablo”, sino por los gobiernos municipal y estatal del Partido de la Revolución Democrática (Gustavo Alfredo Alcaraz Abarca y Angel Heladio Aguirre Rivero), creían que los salvaría el de la república que encabeza el priísta Enrique Peña Nieto, porque el pasado 15 en la noche cuando dio el “Grito de Independencia” en el balcón del Palacio Nacional, en su arenga nombró al prócer  tixtleco consumador de la independencia Vicente Ramón Guerrero Saldaña.
Sin embargo a 30 días de las inundaciones, no se ha hecho presente Peña Nieto, y como burla, una vez fue Aguirre Rivero  el 22 de septiembre a tomarse la foto para ofrecer una entrevista para Televisa apareciendo bajo el agua y al terminar salió corriendo, y es la hora que no ha retornado.
Los ciudadanos tomaron esa actitud, como una burla de su desgracia para los damnificados, porque apenas habían pasado menos de 10 días, y ya se estaban  cayendo las casas, prueba de ella que las tiene de fondo para “lucirse” en la televisión.De acuerdo con los habitantes, sigue bajo el agua sus esfuerzos de toda una vida; su trabajo de sobrevivencia en el campo con los cultivos del temporal; de la misma forma los muebles, aparatos electrodomésticos, edificaciones, muchos de estos construidos con material de la región, el adobe.
En tanto que elementos de la Policía Municipal tixtleca realiza vigilancia en los canales de desagüe de la ciudad para evitar que los vecinos de Atliaca bloqueen los trabajos, debido a la inconformidad que han manifestado porque los conductos de liberación hacia el río Balsas pasan por su población y ocasiona contaminación.
Es notoria la tristeza de los damnificados tixtlecos se observa en sus rostros, ya no saben a quien encomendarse, pues algunos llegaron al extremo hasta de pedirle el favor a Luz Bel, al que se sumó el mismo presidente municipal perredista, Abarca Alcaraz con un ritual en la caverna Amatitlán, pero no habido efectos positivos.
Las familias afectadas, su futuro es incierta, porque paulatinamente están viendo cómo se van perdiendo sus casas que vigilan con mucho celo, pero también con mucha nostalgia la desaparición de los cultivos de maíz, no rescatarán nada al momento que baje el nivel del agua.
Las cuentas no les cuadran a las autoridades de los tres niveles de gobierno, pues inicialmente habían informado de que eran alrededor de 13 millones de metros cúbicos, pero al paso del tiempo, ya le incrementaron otros 10, es decir 23 millones de metros cúbicos que mantienen inundado gran parte de ciudad. 
Por la larga temporada del agua, ya se perciben olores fétidos, las casas construidas de adobe comienzan a desmoronarse totalmente; aún se desconoce cuáles son las condiciones de las viviendas construidas de material. 
Los damnificados lo sintetizan de la siguiente manera:“Lo más seguro es que tendremos que empezar de nuevo”, esto al constatar los interiores de las viviendas en donde ha bajado el nivel de agua, aparecen los daños a los muebles y a las paredes de las casas.
Para evitar enfermedades por los malos olores que expide por el tiempo que llevaba el encharcamiento, los tixtlecos se verán obligados a retirar todo, muebles, aparatos y hasta casas.
Lo única esperanza viva que tienen los tixtlecos que viven los estragos de la furia de la naturaleza: un milagro de la Virgen de la Natividad, que también resultó damnificada, hoy está temporalmente viviendo en el templo de San Isidro, desde ahí esperan los ilumine antes de tomar otras decisiones severas ante el marcado olvido oficial.

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