martes, 7 de enero de 2014

COLUMNA

Pagar al escote 

Apolinar Castrejón Marino

Entre las muchas alegrías que nos proporciona la navidad, se encuentran las convivencias, las posadas, y los brindis navideños. Lo cual da pie para nuestro comentario acerca de la expresión “pagar a escote”, que significa repartir los costos de lo que se ha gastado.

En las escuelas y las oficinas, se improvisan comelitones y beberecuas, pero también es costumbre que los compañeros de un centro de trabajo se apersonen en algún restaurante con el fin de pasar un rato agradable.
Hasta que llega el momento embarazoso de pagar la cuenta o de repartir los gastos. Entre las principales alternativas se encuentran estas dos: que cada quien pague lo que consumió, o que todos pongan una misma cantidad.
Ninguna alternativa parece dejar satisfechos a los participantes, porque hacer una cuenta exacta de lo que cada participante haya pedido es una labor titánica, además de penosa. Por otro lado, si cada quien aporta la misma cantidad, significaría que los que consumieron poco, estarían subsidiando a los que comieron bastante.
Es más, los que no beben alcohol, estarían pagando el consumo de los borrachotes. Entonces ¿Qué es lo justo?
En Europa, en la actualidad, los amigos y los novios que salen a pasear y acuden a una cafetería, fuente de sodas o restaurante, cada quien paga su cuenta de lo que haya consumido. Entre nosotros tal acción se denominaba “pagar a la gringa”, que no significa “como pagan los gringos”, sino que en aquel país se asume que todos  somos iguales.
En México, la caballerosidad y las “buenas costumbres” todavía impone que sean los hombres quienes deban pagar la cuenta de las mujeres… a lo cual las mujeres ceden “gentilmente”.
En España se adoptó la costumbre de que los asistentes a un lugar público a comer, beber o consumir algún refrigerio, deberían pagar conforme a lo que hubiesen pedido, más una pequeña cuota que se sumaría a la “propina” que se darían al mesero que los hubiera atendido. 
Este proceder tan española se concretaba en la expresión “pagar a escote”, quién sabe por qué extrañas razones. Sabemos que escote se refiere a la parte del vestido que deja ver los encantos pectorales de las damas.
Pero en realidad, escote también puede referirse a la parte de la espalda que queda al descubierto provocativamente. Y también en España, escote era la contribución que se pagaba en las fronteras y garitas, por la importación de alimentos.
Se hacen cuentas y más cuentas y por ningún lugar aparece la equidad. En asuntos económicos, la distribución nunca parece satisfacer a nadie. Pero afortunadamente, en estas fechas, la gente es magnánima y generosa, lo cual sumado a el pago de vacaciones y a los aguinaldos, hace que los comensales paguen casi sin regatear.
Como quiera que paguen, deseamos a todos nuestros familiares, amigos y compañeros, que se pasen muy felices fiestas decembrinas.

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