viernes, 21 de febrero de 2014

ARTICULO

Desastres naturales, lección no aprendida

 Cesar González Guerrero


Nuestro país, al igual que otros del mundo, ha sufrido una gran diversidad de desastres naturales, a lo largo de su historia y a lo ancho de su geografía. Desde luego, nuestra entidad federativa Guerrero, ya lo hemos escrito, también ha recibido, en muchas ocasiones, los estragos de estos fenómenos. Y aun así, los riesgos y crisis todavía persisten, debido a que no se han aprendido las lecciones y que, finalmente, se convierten en tragedias.

Los terremotos, huracanes, erupciones volcánicas, incendios, etc. son eventos cada vez más frecuentes que, en ocasiones, bien se pueden prevenir o tal vez evitar, si las experiencias se tomaran en cuenta y las obras públicas, de infraestructura, se hicieran con calidad, y se previnieran los efectos de los fenómenos naturales.
Se pueden recordar, entre otros, los de mayor impacto mortal y económico, como la erupción del volcán Paricutin en el año 1949, el huracán México del 23 de octubre de 1959, el terremoto de 1973, la erupción del volcán Chichonal el 28 de marzo de 1982, el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México, el huracán Gilberto en septiembre de 1988, el huracán Paulina en octubre del año 1997 en Acapulco, el huracán Juliette en el 2001, los huracanes Stan, Emily y Vilma en el año 2005, las inundaciones de Tabasco en el 2007 y el huracán Manuel e Ingrid que afectaron todo el estado de Guerrero el año próximo pasado.
Estos últimos eventos naturales que impactaron a los guerrerenses, preocupan más a los ciudadanos que a las autoridades, en virtud de la gran cantidad de zonas de riegos detectadas por las instancias gubernamentales especializadas y que, a pesar de ello, a la fecha no se ha logrado atender y, de acuerdo a como se observan las cosas, no se atenderán en lo que resta del año, lo cual quiere decir que, la próxima temporada de lluvias, a menos de 3 meses, en Guerrero presagian nuevas tragedias, si no se efectúan los trabajos que están pendientes de concluir, con calidad y medidas preventivas.
Para colmo de todos los males, aunado a la lentitud de las obras de reconstrucción, la pésima calidad de los trabajos realizados, las reparaciones improvisadas y trabajos “parchados”, que no garantizan nada; ahora se han encontrado miles de toneladas almacenadas que no fueron distribuidas a los damnificados, oportunamente. Eso no tiene nombre.
Tal vez nosotros, que solo aportamos una sola despensa o una cantidad mínima de apoyo, no lo sentimos mucho, pero la gente que se desprendió de algo que quizá necesitaban más que los damnificados, esos sí, seguramente, estarán arrepentidos de la ayuda proporcionada. Para que nos vuelvan a apoyar, en caso de emergencia, lo van a pensar dos veces.
Los miles de millones de pesos que, supuestamente fueron enviados, en dinero y en especie, y que según fueron recibidos por diferentes instancias de gobierno y de la sociedad civil, para trabajos de reconstrucción, a esta fecha no se ven. De las expresiones de inconformidad y denuncias, en los diferentes municipios, han surgido varias organizaciones de damnificados mismos que, de continuar así, es muy posible que en los siguientes meses se multipliquen, dada la cercanía de la temporada de lluvias que ya amenazan con regresar, tal vez antes de mayo. Mientras tanto las autoridades están más ocupadas y preocupadas en las elecciones para el 2015 que en resolver este asunto de urgente atención.
A 5 meses de distancia, y lo han dicho y escrito los diferentes medios de comunicación masiva, la lección no se ha aprendido, los daños aun existen, los discursos de promesas, de apoyo y solidaridad durante los días trágicos de septiembre del 2014, ahora parecen falsos, la gente sigue en las zonas de alto riesgo, nadie las quiere mover porque tal vez significan votos, las obras de reconstrucción cada quien las hizo a su manera, sin asesoría técnica, y posiblemente con material de dudosa calidad, no hubo ningún intento para remodelar los cauces de ríos y barrancas, por ejemplo en Chilpancingo, la vialidad del Huacapa, todavía está bloqueada por demandas de ciudadanos afectados. Es más los guerrerenses siguen esperando que se den a conocer los resultados de la investigación prometida. Como en el Paulina, creen que debe haber responsables.
Esperamos, de corazón, que la tragedia de septiembre del 2014 no se vuelva a repetir. Faltan 5 meses todavía para evitarlo. Estamos a tiempo.

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