viernes, 7 de febrero de 2014

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

La tragedia de la Barranca de Apantzingo

El lunes 28 de septiembre de 1970, a las 19:45 horas aproximadamente, se propaló la noticia en el sentido de que la Barranca de Apantzingo se había desbordado causando daños a las personas que vivían en las inmediaciones de la misma.
Las personas lesionadas fueron trasladadas por gente que en forma espontánea se prestó para brindar auxilio, al hospital, donde se improvisó un puesto de emergencia para atención a los heridos, traumatizados y otras lesiones leves.
En el Centro de Salud se llevó el control minucioso de todas las personas atendidas y fallecidas, de acuerdo con la Agencia del Ministerio Público y se procedió a la entrega de cadáveres a las familias correspondientes. Se otorgó por parte del Centro de Salud toda clase de facilidades a periodistas y representantes de instituciones que prestaron ayuda y quienes requerían de algún servicio.
En el Centro de Salud laboraron seis médicos y dos pasantes de medicina distribuidos en consulta externa, hospitalización y emergencia, tres enfermeras tituladas y cinco estudiantes de enfermería. Las actividades se cubrieron desde las 19:45 del lunes 28 de septiembre hasta las dos de la mañana del día siguiente.
Las autoridades de Salud hicieron un recorrido por la zona afectada, comprendiendo las calles de Ayuntamiento (hoy calle Baltazar R. Leyva Mancilla), Santos Cabañas, Prolongación de 16 de septiembre, calle Niño Perdido, Justo Sierra, Zaragoza, Altamirano, Colón, Álvarez, Alemán, Ignacio Ramírez, Juan Ruiz de Alarcón, Libertad, 27 de septiembre y 18 de marzo.
Se consideró que la tragedia fue producida por una afluencia brusca de las aguas del Apantzingo que alcanzó una altura aproximada de 1 veinte centímetros en algunos lugares. Esta situación, más la rapidez con la que se presentó la corriente causó sorpresa general y por lo tanto desconcierto entre la gente que vivía en las calles mencionadas, abarcando un mayor número de víctimas.
Los daños se tradujeron en destrucción de casas, puestos de comerciantes, inutilización de mercancías, destrucción de calles, inutilización y pérdida de ropa, aparatos domésticos  y ensolvamiento de calles y casas.
Caritino Maldonado Pérez que era el gobernador del estado hizo un recorrido por la zona afectada, acompañado por miembros del ejército mexicano, algunos médicos, periodistas y colaboradores inmediatos. 
Dio instrucciones para que se entregara material diverso y medicinas a las personas afectadas, material que consiguió de inmediato en la Secretaría de Salubridad y Asistencia y se entregó a la Jefatura de los Servicios Coordinados en Guerrero, pero la entrega se hizo hasta dos días después.
El material fue arreglado en pequeños bultos de acuerdo a lo numeroso de las familias, conteniendo vestidos, camisas, pantalones, esteras, cobijas y ropa para niños. Se llevaron directamente a los domicilios de los afectados y entregados al jefe de cada familia.
Además de las 14 personas fallecidas resultaron afectados los siguientes comercios: 4 tiendas de abarrotes; 2 alfarerías; 1 expendio de refrescos; 4 expendios de atole; 2 expendios de huevo; 2 de pescado; 2 ferreterías; 5 fruterías; 1 huarachería; 2 expendios de joyería de fantasía; 2 jugueterías y plásticos; 2 de jugos y licuados; 1 de loza y peltre; 2 mercerías; 1 miscelánea; 6 pozolerías; 4 refresquerías; 1 restaurante; 5 tiendas de ropa; 10 de semillas; 8 taquerías; 2 puestos de verduras y en el concepto de “varias” se contabilizaron 8, dando una suma total de pérdida económica de 249 mil 780 pesos.
Fueron en total 71 familias afectadas. El número de miembros del total de esas familias ascendió a 425 personas. El reporte que en el mes de octubre de 1970 presentó el director del Centro de Salud con Hospital, Dr. Ronaldo Leyva Adame fue el siguiente:
1.-La organización y trabajo de apoyo a la ciudadanía del personal del Centro de Salud, fue excelente. 2.-Se estudiaron socioeconómicamente a 56 familias, de 71 damnificadas, considerándolo como familias sin recursos propios para resolver su situación en el problema. 3.-La asistencia médica y las medidas sanitarias puestas en práctica fueron excelentes.
4.-No se presentó ningún brote epidémico. 5.-Los enfermos que necesitaron atención médica fueron escasos. 6.-Todas las personas fallecidas fueron en el área del desastre. 7.-No se proporcionó oportunamente la donación de vestuario a damnificados por haberse entregado extemporáneamente al Centro de Salud, por parte de la Jefatura de Servicios Coordinados.
En una oportunidad anterior, en el mes de septiembre del año 2013, en el periódico LA CRONICA/Vespertino de Chilpancingo, la columna periodística COSMOS se encargó de hacer un relato sobre la terrible tragedia que enlutó a Chilpancingo, precisamente en analogía con lo ocurrido en la misma capital guerrerense con los destrozos causados por el meteoro llamado “Manuel”. 
Agradecemos al médico Ronaldo Leyva Adame nos haya proporcionado datos y gráficas de la época, con el objeto de documentar nuestro trabajo informativo. 

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