martes, 4 de marzo de 2014

COLUMNA

El diablo en México


Apolinar Castrejón Marino



Alienación es una fea palabra, que aplica cuando entregamos nuestra conciencia y nuestra voluntad, como consecuencia de la manipulación que hacen de nuestra mente, organizaciones políticas, religiosas, y diabólicas.
Artistas, deportistas y líderes sociales que tienen gran arraigo entre la población son agentes encubiertos de organizaciones satánicas, que nos involucran en cultos proscritos desde hace siglos por la sociedad. Marcas internacionales muy prestigiadas, de “alimentos orgánicos”, de “economía sustentable” y de cuidado de la tierra, son el disfraz perfecto para atraer incautos, dispuestos a realizar acciones fanáticas, contrarias a la moral y opositoras a la autoridad.
Jóvenes mujeres que se cuelgan de arneses en el Congreso de la Unión para protestar por el maíz transgénico, niños que reclaman en Internet porque en McDonald’s matan cruelmente a las gallinas que nos comemos, y chicos que se movilizan por el deshielo de los polos; son actos realizados por unos hipócritas, seguramente con un bajo aprovechamiento escolar, y parásitos que seguramente viven a costa de sus padres, y que no tienen en perspectiva conseguir un trabajo.
En México abundan las cantantes y actrices con poco, o ningún talento, que gracias a la mercadotecnia alcanzaron años de fama y de gloria. Pero cumplido su ciclo de “novedad”, fueron reemplazadas por otras “artistas” igualmente desechables. Y entonces el público las conoce como son realmente, vulgares y corrientes, viciosas, viejas y gordas. Y ya en su decadencia, un día “descubren a Dios” y a partir de ahí se dedican a propagar la palabra divina, utilizando palabras piadosas para promover conductas pervertidas. 
Para muchas organizaciones ocultistas, marchantistas, e imperialistas, resulta muy rentable rescatar este tipo de piltrafas para encargarles actividades de propaganda y venta de sus productos, para vulnerar acciones del gobierno y para atentar contra los  valores familiares y sociales.
Las protestas  (de cualquier cosa) contra el gobierno, se convierten casi de inmediato en protestas contra la autoridad familiar. Esta es la razón de que abunden jóvenes rebeldes y desobedientes en casi todas las familias mexicanas, no obedecen a quin les da de comer, abandona los estudios y se vuelven unos vagos.
Los mensajes “divinos” pregonan mucho el amor a los semejantes, a los animales y a los desposeídos. Afirman que Dios quiere más a los pobres que a los ricos, y que debemos ser tolerantes con quienes nos critican. Tales discursos se ajustan perfectamente a los jóvenes que gustan de andar “echando novio” a cualquier hora, en vez de ayudar en el hogar haciendo quehaceres domésticos. Y también para los jóvenes que se pasan horas en los juegos y “redes sociales”, en lugar de estudiar y prepararse.
A nivel internacional podemos hablar de algunas conocidas sacerdotisas, que también fueron sexuales satánicas como: Barbra Streisand, Jane Fonda y Marilyn Monroe. En la actualidad hay varias que hasta presumen su adoración por el diablo, como Rihanna, Lady Gaga, y Drew Barrymore.
En México abundan las mujerucas que dan rienda suelta a sus apetitos de cualquier tipo y luego “se convierten” al cristianismo. Acostumbran vestirse de gatas y de víboras, pero frecuentemente se aprovechan de nuestra candidez para que aportemos nuestro dinero para sus causas diabólicas, y esperan un descuido para arrebatarnos a nuestros hijos. 
Ahí está una estrella que anuncia como “La Reina de los Niños”, que se vio envuelta en escándalos familiares y sexuales, y ahora se presenta con canciones infantiles en circos, ferias y plazas públicas. Y en los intermedios vende su simbología satánica en forma de diademas, de cinturones y banderines con estrellas y medias lunas.
También hay algunas conductoras de la televisión, cuyo papel es dar un sentido retorcido a los acontecimientos sociales para confundir a la gente. Si usted quiere saber quiénes son, es fácil descubrirlas porque “Se les chispotea” hacer algunos signos satánicos, el más frecuente es la Mano Cornuda, que simboliza la caída de la Santísima trinidad, y al mismo tiempo representa los cuernos del Diablo.
Otras mandan decorar sus “sets” con girasoles y rectángulos amarillos o dorados para sentirse cómodas estando rodeadas íconos que representen a Satán: estrellas de 6 puntas y triángulos que simbolizan el Ojo de Dios. Más de una acostumbran hacer el signo cabalístico del número 6, juntando las puntas del dedo pulgar y el índice, y levantando los 3 dedos restantes, como si hicieran la señal de Ok. 

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