martes, 13 de mayo de 2014

ARTICULO

Sociedad civil... y política

Un necio adujo que las pilas, se hallaban húmedas de llanto y que por eso los micrófonos estaban sordos y perplejos”.                                
                                                                                                                                      Mario Benedetti.


                                              Efraín Flores Maldonado. *
En las últimas décadas la sociedad civil ha pasado, de una posición expectante a una realidad participante. En Checoslovaquia, en 1968 la sociedad civil llevo al poder a Vaclak Haval y décadas después en otro país también la sociedad civil llevo al poder a Leck Valeza en Polonia. Ello detonó la participación política creciente de diversos sect5ores civiles en la mayoría de los países de América Latina que, si bien no
tomaron el poder, si provocaron un cambio “en” el poder y un cambio “del” poder, de unos partidos a otros. Así la sociedad civil es una realidad actuante en varios países, incluido México y dentro de este,  en la mayoría de los Estados integrantes de la Federación Mexicana, el Poder Público Nacional y el de los Estados está pasando de ser totalitario, dominante, a ser un poder acotado limitado por el pensamiento, la crítica y las movilizaciones de la sociedad civil. Los grupos citadinos organizados denuncian los abusos del poder, y logran frenarlos. Detectan también los vacios de poder y se aprestan a llenarlos. En el fondo las debilidades del poder tienden a ser llenadas por la sociedad civil en forma de organizaciones de comerciantes, colonos, profesionistas y estudiantes. En Michoacán hace solo unos meses y en Guerrero después, el sangriento de los policías comunitarios fue un brote civil  rebelde de creciente legitimidad. Fue la sociedad la que construyó un nuevo poder para tomar el lugar de un poder público rebasado o cómplice con la delincuencia organizada. En Michoacán,  más que en Guerrero, los efectos políticos y sociales provocados por la sociedad civil en rebelión armada rindió frutos gigantescos. Delincuentes detenidos y servidores públicos consignados, incluido un ex gobernador interino y secretario de gobierno en funciones. Aquí en Guerrero el efecto ha sido menor. Solo hemos  oído el sonido de la hojarasca quebrada por la suela del zapato federal, pero hay pocos detenidos. Los políticos  cómplices de los narcos gozan de cabal salud y plena libertad. Queda como digno ejemplo de la esperanza ciudadana la lucha valiente y suicida que inicio PDH, cuyo grito denunciante representó el aulló de seguridad pública que reclaman los guerrerenses  y en especial los habitantes del municipio
De Chilpancingo. Pioquinto, de menuda figura física, se dibujo como un gigante cívico, empeñado en devolver la paz a la ciudad capital. Todos los Chilpancinguenses lo miraron y lo admiraron por su arrojo; por gritar para que el viento difundiera su voz, que era la verdad que todos deseaban denunciar. Desde entonces y hasta este día, PDH se convirtió en la voz de los Chilpancinguenses. Es el personaje del que todos esperan que continúe con su palabra de alerta; que sea el puño que toque las puertas del poder público para que nos oigan y de ser preciso que las rompan, para que, si no nos oyen… ¡ nos vean!. PDH es un autentico representante de la sociedad civil. Las nuevas leyes electorales. Federal y estatal tienen abiertas las puertas para las candidaturas ciudadanas. Si PDH se decidiera seria un candidato civil con evidente sello triunfador. El tiene la primera y la última palabra. Es todo. * Doctorante en Ciencia Política.

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