jueves, 12 de junio de 2014

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organita

Chilpancingo, rancho de sordos
-¿Qué es lo que el ayuntamiento de Chilpancingo puede hacer en favor de la ciudadanía contra el ruido infernal que diariamente y a todas horas agrede sin piedad con los escándalos que hace la estridencia de anuncios y publicidad callejera, sin importarles pasar frente a hospitales y escuelas?
Don Daniel Morales Pastor, director de Protección del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Ecología del ayuntamiento de la capital del estado, nos obsequia su amable respuesta, al entrevistarlo en su oficina:
“De entrada, tengo que informar que el gobierno municipal que preside Mario Moreno Arcos, tiene una herramienta muy importante que es con la que trabajamos, se llama Reglamento para el Equilibrio y la Protección Ecológica del Municipio de Chilpancingo de los Bravo. Ahí se señala, se asienta qué se puede hacer y qué no se puede hacer en cuanto a los recursos naturales y la generación de algún contaminante. Esto significa que las emisiones de ruido que sean emitidos, valga la redundancia, bajo cualquier aparato o sistema, deben de estar regulados. 

El gobierno de Chilpancingo realiza de manera permanente un monitoreo por las calles de la ciudad checando, con los comercios establecidos, que las casas habitación y que inclusive los automovilistas, los automotores no sean un generador de contaminación auditiva. Con esto me refiero concretamente a bocinas, altoparlantes y toda clase de difusión o musicalización o emisiones publicitarias que tenemos que regular mediante nuestro reglamento y que vienen además tipificados dentro de lo que se puede hacer bajo una norma oficial mexicana, la Norma 081, donde nos indica que cuando hay generación de ruido, por así decirlo, con un vocablo coloquial, debe no superar los 68 decibeles.
Para ello contamos con el auxilio de un instrumento que tenemos que se llama Sonómetro, que es un aparato que mide en decibeles los sonidos en el lugar en que nos encontremos, para su control. En ese sentido, los negocios que por su actividad comercial, mercantil y por las estrategias publicitarias que tengan que aplicar para sus ventas, para su promoción y difusión, deben de estar reguladas con un permiso que otorga el ayuntamiento de Chilpancingo y que va encuadrado en el título 11 y sus artículos 67, 68, 69 y 70 donde el gobierno municipal puede conceder estos permisos, siempre y cuando se encuentren enmarcados en los ordenamientos jurídicos que acabo de mencionar.
Nuestros inspectores, cuando hay una solicitud de permiso de por medio, se realiza un pago de derechos de acuerdo a la actividad de que se trata, se señala el pago de derechos, se paga en la caja de la Secretaría de Finanzas, de ahí se expide el permiso por escrito para que enseguida los inspectores acudan al lugar del evento o del negocio para valorar el equipo con el que se va a trabajar y medirle el volumen para decirle hasta dónde puede utilizarlo o manipularlo, sin que supere los 68 decibeles que mediremos con el Sonómetro y que es lo que nos marca la Norma oficial 081.
Cuando un negocio no se acerca al ayuntamiento, propiamente a esta Dirección de Protección al Medio Ambiente, los operativos diarios que denominamos Operativos Ruido, los detectamos e invitamos a quienes están generando el ruido o el sonido a que de primera instancia le bajen, que le bajen al volumen y en segundo, que algún representante o apoderado legal del negocio acuda a la oficina a regularizarse, porque en caso de no hacerlo les vamos a impedir que estén generando sonidos. Y si persiste su negativa a solicitarlo o a regularizarse con el permiso, pudiéramos hasta requisar el equipo de sonido, las bocinas, el micrófono o lo que estén manipulando”.
-Don Daniel, le agradezco mucho su amable explicación. La realidad que vivimos en la ciudad es otra. Hay mucha agresividad en contra de la ciudadanía en materia de sonidos callejeros. No se respetan hospitales, sanatorios, escuelas, jardines de niños, iglesias, templos. La agresividad del ruido es general y lo podemos percibir aquí, ahorita, en su oficina. Usted ya me hizo favor de hablarme que todo está regularizado bajo directrices, bajo normas. Le reconozco como un hombre muy honrado y muy honesto, pero, ¿qué pasa en realidad con este problema en Chilpancingo?
“Permítame agregarle que va incluido en esta situación los negocios dedicados al perifoneo, los negocios que anuncian todo tipo de eventos artísticos, culturales y deportivos. Van incluidos también los sistemas que venden el gas, que tenemos muchos problemas para regularlos, como bien lo acaba de señalar, y también vamos a entrar en la dinámica con las camionetas de la basura, las camionetas particulares que recolectan basura, porque se ha autorizado ya mediante el Cabildo un Reglamento para su operatividad y ahí entramos con mucha competencia y sobre todo en los sonidos que generan las camionetas. No dejo de reconocer lo que bien dice, señor, que hay desorden porque estas dinámicas son como jugar al gato y al ratón, de que vamos, nos presentamos, regulamos y de momento el ciudadano, el contribuyente, el inversionista se regula en ese momento, pero nos retiramos y al ratito reincide, y lo mismo va también para los automotores, los automovilistas particulares y del servicio público que hacen un uso excesivo del claxon. 
Hemos intentado entrar con algunos operativos de manera conjunta con Tránsito. Los vamos a reforzar para que el caos auditivo que hay en la ciudad, los sonidos propios de una ciudad como Chilpancingo y que no es particular de nuestra ciudad sino que es en todas las ciudades, y no con esto quiero decir que es un mal de muchos, pero que no es algo que sea en particular, sino son lamentablemente los costos que tenemos que pagar por el crecimiento urbano, por el gran número de comercios, por el gran número de vehículos circulando por las calles y avenidas, y esto nos lleva a una dinámica que ésta dirección, y es una directriz que nos ha indicado el presidente Mario Moreno Arcos, del de ser tolerantes, conscientes pero estrictos, y hacer los llamados de conciencia ciudadana, porque esto inicia desde el cambio de hábitos de usos y costumbres. Si no cambiamos usos y costumbres, obvio que vamos a continuar en esta anarquía, en una situación de ignorar el respeto, no sólo de los reglamentos sino de los derechos de nuestros terceros, porque si yo instalo mi negocio y quiero fomentar mis ventas y tengo mi escándalo, estoy impactando la tranquilidad y la vida de mis vecinos y los transeúntes, lo mismo los automotores y los del gas y los de la basura y los del perifoneo, en aras de cumplir a lo mejor su misión publicitaria, pero trastocan nuestros derechos y aún más allá: afectan hasta nuestra salud porque afectan nuestros oídos y nos empieza a generar el estrés que va de la mano de muchos factores como ese y que el estrés desencadena problemas de salud.
Yo invoco a los niños, a los adultos a que cambiemos hábitos y costumbres. Aquí, en esta oficina tenemos como regla de trabajo el proceso de la triple R: Reduzco, Reúso y Reciclo, pero hay que agregarle una R más: Reeduco, y por ahí nos vamos. 
Las instituciones ambientalistas nos tenemos que volver reeducadoras, para que entienda la gente que si no nos unimos en estas dinámicas, vamos a vivir en una situación de caos, estrés, de problemas de salud y de una contaminación en todos los aspectos”. 

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