martes, 10 de junio de 2014

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista
 San Antonio
 Mucha actividad se despliega a nivel mundial en estas horas de mediados de junio del 2014. En un muy agitado país como es Brasil está por iniciar el megacomercializado “mundial de futbol” donde todo se hace, menos deporte. El beneficiado mayor en México: Televisa.
Hubo muchas protestas, gritos y sombrerazos porque las sesiones para las reformas se programaron para hacerse en las horas de quienes estarán con la baba cayéndoseles viendo el fut mientras en la espalda se la clava a México (pueblo) un nuevo y descomunal puñal despojándolo del petróleo y todo lo que de él se derive.

Hoy también es un martes negro al recordarse la muerte de muchos jóvenes estudiantes en la ciudad de México a consecuencia de “Los Halcones” en un 10 de junio. En el 68, las Olimpiadas y la masacre diazordacista y en el 70 el mundial de futbol y la arremetida del priísta Alfonso Martínez Domínguez con su grupo paramilitar. Alguna desagraciada y lamentable analogía existe con Brasil y la protesta del pueblo, sus trabajadores y estudiantes por casi los mismos motivos.
Ya regresa de Italia y España el dueño de la tienda de abarrotes “Candil de la calle y oscuridad de tu casa” que fue a pasear “el orgullo mexicano” y a quedar bien con cuanta gente pudo sorprender a base de un mecate de azotea de donde penden mentiras, engaños y falsedades, ”pintando” en el extranjero a México como un país que, según el copetón, vive en santa paz, en la bonanza y la tranquilidad. La violencia no es total “está focalizada”, dijo allá. Y, agregó: “México es un país muy católico”. El papa le reviró: “muy guadalupano”, y por eso el pontífice transformador de lo que queda de la iglesia católica ofreció visitar México (“en el ombligo de la Luna”, que eso en totonaca quiere decir la palabra México)… ¡Ah, verdad?
En el mundo también hoy se cumplen 79 años de la fundación de Alcohólicos Anónimos, un programa que ha salvado cientos o miles, o si se quiere, millones de vidas en todas partes donde existe un grupo de AA, vidas rescatadas de una enfermedad que fue detectada y calificada así por la Organización Mundial de la Salud hace tiempo y que comenzó a sorprender desde los años 20’s del siglo pasado a hombres como Carlos Gustavo Jung quien dijo a un enfermo de alcoholismo que lo consultó: “Aunque a usted lo encerraran bajo cien candados, usted bebería alcohol, por ser víctima de una obsesión. Lo que necesita es una reconversión de carácter espiritual, y lo digo aunque va contra mis principios científicos”. Por eso AA pegó en el blanco, porque el problema alcohólico es tratado como enfermedad física, mental y espiritual, lo que jamás halló solución ni en la Biblia.
Aquí en nuestra ciudad ya hubo el sábado pasado, de parte de un grupo de buenos amigos del barrio san Antonio un décimo primer encuentro de lo que queda de la danza de los Tlacololeros, cada día más deformada, tergiversada, mal vestida y peor bailada, con máscaras de plástico y muy desorganizada a pesar de las ganas, el coraje y el cariño de quienes se encargan de realizar el evento. Comentan algunos paisanos que ningún barrio local se puede agenciar el título de “Barrio Tlacololero”, porque eso no pasa de ser un triste y deprimente egoísmo. Chilpancingo, afirman, es Tlacololero por donde se le busque y se le vea, al grado que ahora hasta las colonias tienen su propia danza Madre de Tlacololeros.
Lo que se ha descuidado y es imperioso retomar con responsabilidad y seriedad es el ajuar Tlacololero. Dejar de pintarrajear los costales con leyendas de casas comerciales o de personas que les pagan o patrocinan los costales.
Urge que dejen de llevar máscaras de plástico que además lesionan la epidermis de quienes las usan, y los danzantes que participen no deben despojarse de ellas durante el trayecto sino hasta que regresen al lugar donde se visten. Se ven como muy frágiles, por decirles maricones, esos que se quitan la máscara a medio camino. A quien se quite la máscara a medio río que jamás le permitan usar el ajuar. No sirven para eso.
Los piteros deberían unirse y considerar cada uno de los sones para su ejecución adecuada y además cuidar muy bien la hechura de sus tambores porque desgraciadamente los han ido deformando y suenan a bote viejo o a tambora. Están extinguiendo el hermoso sonido de los piteros de antes.
Las chaparreras, el calzado (guaraches), el sombrero y el chirrión tienen también sus asegunes, pero, insistimos, de nada sirve que ya van once años haciéndose el encuentro Tlacololero en san Antonio si van como el cangrejo: Para atrás. Mejor no hagan nada. 
Ojalá y convocaran a un concurso de hacedores de máscaras de tlacololeros, elaboradas con las maderas con las que las esculpieron la familia Cerdenares o don Chano González, los dos del barrio de san Antonio.
¡Áñeñe!, ahí sí que le pegarían al clavo y hay que tener visión para otras cosas, ya dejar a un lado el pozolito político-arrabalero del 13 de junio. 
¿Qué no tienen ideas mejores y con visión cultural y de convivencia más elevada? ¿Siempre vamos a seguir igual de jodidos por no pensar un poquito en nuevos proyectos? Ya dejemos la mediocridad y el espíritu rancherito y parcelario a  un lado. Chilpancingo debe ser ya otro tipo de ciudad… Digo…

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