miércoles, 30 de julio de 2014

ARTICULO

Daños: Visión oficial

Edilberto Nava García

Si los guerrerenses nos guiásemos por la información oficial que el gobierno difunde al través de los medios de comunicación impresos y electrónicos, todos coincidiríamos en que  los daños causados por la tormenta”Emanuel” del año anterior han sido totalmente reparados e incluso, con obras materiales de prevención para esta temporada de lluvias que también  provocan nuevas afectaciones a caminos y carreteras. Craso error, porque no es así.  Y es que los medios de comunicación, cada vez más ineficientes y sin iniciativa, publican lo que las oficinas de prensa  les envían por los convenios previamente firmados. Además, contradecir al gobierno, es como ponerse con Sansón a las patadas.

Lamentablemente en la región de la montaña los recursos del Fonden o no llegan, o las empresas en contubernio con el propio gobierno se disponen a embolsarse, porque, por ejemplo la carretera Tlapa-Marquelia de plano está destrozada; las obras de reparación están a menos del cuarenta por ciento y las lluvias  en pleno apogeo, causando destrozos mayores o aumentado los ya existentes del año pasado en dicha vía y sus múltiples ramales.
Para la pose, para la foto, los secretarios del gobierno federal asisten a actos en las ciudades más importantes desde el punto de vista poblacional, como el puerto de Acapulco, Chilpancingo y Tixtla, pero no van a la alta Montaña, donde las brechas de acceso  a las comunidades de población indígena están evidentemente abandonadas. Transitar en ellas es exponerse a sufrir accidentes con  riegos de muerte, porque los deslaves continúan por las lluvias del temporal.  En tanto, la actitud el gobierno en sus dos niveles, federal y estatal  parece un desdén a nuestros hermanos de la alta Montaña, tan marginados, tan abandonadas ancestralmente. 
En estos días tuve la oportunidad de visitar varias comunidades a la vera de la vía Tlapa –Marquelia, pertenecientes a municipios de Xalpatláhuac, Atlamajalcingo del Monte, Copanatoyac y Malinaltepec. Todas ellas presentan un panorama de evidente abandono oficial. Sólo los elementos de la secretaría de la Defensa Nacional instalan  comedores comunitarios, pero no reparan carreteras. Hay maquinaria pesada en distintos tramos de la referida vía, pero su avance es demasiado lento y lo que reconstruyen en semanas, la lluvia deteriora en cuestión de horas. Así, esto parece cuento de nunca acabar.
Hay una  carretera que parte del crucero llamado entronque Huehuetepec  de la vía Tlapa Marquelia, poco más arriba de Alacatlatzala. Éste acceso vehicular tiene dirección sureste y del poblado de Huehuetepec del municipio de Atlamajalcingo del Monte pasa luego a comunidades  del municipio de Metlatónoc y va a salir a Llano Grande del municipio de Igualapa de la región de la Costa Chica. Afirman los moradores que el gobierno se comprometió no sólo  reparar los daños causados de la tormenta, sino a pavimentarla con recursos del Fonden.  Y debe ser cierto, porque una empresa constructora se abocó a iniciar  los trabajos, pero a esta fecha sólo ha ampliado la vía en un kilómetro y medio, es decir, no llegó ni a la orilla de Huehuetepec. A casi un año de distancia de aquella tormenta, en dicha vía no se ha reparado ni construido ni la décima parte de dicha carretera. 
En cambio en publicidad, el gobierno ha gastado toda una fortuna. Quizá baste una mirada a las facturas pagadas a los medios televisivos, de radio e impresos y todo por concepto de publicidad oficial acerca de las obras reconstrucción por daños causados por la tormenta “Emanuel” en Guerrero. Empero al secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT),  o la secretaria de desarrollo social (Sedesol), Rosario robles Berlanga que entra y sale de  Guerrero como Juan en su casa, no se han presentado en la alta Montaña para verificar el atraso  -que no el avance- de las obras de reconstrucción. Ellos prefieren acudir a Acapulco, Chilpancingo e incluso Taxco; en ellas los habitantes desde hace mucho aprendieron a aplaudir a los operadores del erario público. A los indígenas parecen decirles: rásquense con las uñas, si al fin y al cabo apenas andan aprendiendo a hablar  el idioma español. Y esa actitud, señores, es el palpable abandono y muy  apartada de la justicia social y la solidaridad en tiempos de urgencias para sobrevivir.

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